Leal,Valiente,Fuerte

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Hace dos días que había nombrado a Chloe y a Michael como parte de mi corte real

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Hace dos días que había nombrado a Chloe y a Michael como parte de mi corte real.

Cuando anuncié el comunicado nombrando los Hertugs de Schleswig el mundo se paralizó. Mi reinado estaba siendo observado por el mundo entero y saber que dos estadounidenses se habían convertido en hertugs daneses fue polémico.

Dinamarca no le daba un titulo noble a una persona fuera de la realeza desde 1400. Ser Hertug en el orden gerarquico de la corona danesa, era importante, te ponía sólo por debajo del titulo de principe o princesa.

Se suele conceder a hijos de la realeza que no son herederos, pero siendo la reina soberana y absoluta podía darle el titulo a quien quisiera.

No habían dos personas que merecieran más un titulo noble que ellos dos, si pudiera expulsar a toda mi familia y revocarlos de sus funciones para quedarme sólo que ellos dos, lo haría sin duda alguna.

Para ellos fue un golpe bajo, había puesto a dos completos desconocidos con más poder jerárquico que ellos y la prensa no tardó en atacarme.

Pero de eso se trataba mi estrategia política, al tener a dos personas de mi absoluta confianza en los cargos jerárquicos más importantes después del mío me daría más poder de decisión en la corte.

Era el día de mi reunión con la corte real y el partido republicano.

Terminé de hacer mi ultima plegaría pidiéndole a dios que me diera la fuerza para seguir y poder afrontar todo lo que se me venía encima. Mientras rezaba observando el enorme retrato de mi abuela en mi oficina, me preguntaba como es que ella había logrado asumir este enorme peso, sin quebrarse siquiera.

Ella llegó a ser reína cuando tenía diecinueve años. A esa edad en lo único en  que yo pensaba era en huir de mi familia, lejos, lo más lejos posible.

"—Algún día vas a ser reina...—dijo mi madre mientras me cepillaba el cabello como todas las noches antes de dormir—O quizás nunca pase, pero debes entender que cuando tu momento llegue, debes ser fuerte.

—Siempre me dices que debo ser fuerte—la miré por el espejo.

Suspiró dejando el cepillo sobre mi tocador y sujetó mis hombros.

—Mi pequeña Isa...—dejó un beso sobre mi coronilla—En el mundo hay demasiada maldad, abunda en todas partes, si pudiera protegerte de todo eso lo haría, daría mi vida—sus ojos se cristalizaron—Debes ser leal a ti misma, valiente para afrontar las adversidades y fuerte para sostener ese peso en tus hombros.

Bajé la mirada fijándola en mis manos y asentí.

—Seré una buena reina...

—No tengo dudas de eso pequeña. Serías la mejor, la más lista, amorosa y noble que ha tenido esta nación—dejó un beso en mi mejilla—Es hora de ir a la cama.

𝑲𝒊𝒔𝒔 𝒎𝒆 𝒉𝒂𝒓𝒅 𝒃𝒆𝒇𝒐𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒈𝒐 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora