Dulce y Maite se vistieron juntas. Dulce se puso un vestido rojo que le quedaba perfectamente, hasta la mitad de sus muslos bronceados y brazos desnudos.
Maite fue con una falda negra y una blusa con la espalda descubierta. Se estaban maquillando cuando Alfonso había llegado. Maite ya le había dado la dirección de Dulce por teléfono.Subió y Dulce fue a abrir la puerta.
-Hola - la saludó con un beso caliente en la mejilla.
-Poncho, ya casi terminamos, puedes esperar aquí en la habitación. ¿Gustas tomar algo?
-No, eso espero. -Sonrió, sentándose. -Mujeres. Incluso si hace una cita, puede llegar tarde, ¿Cómo es eso posible?
-Somos mujeres, tú mismo lo dijiste. -Dulce parpadeó y volvió a la habitación.
Diez minutos después estaban subiendo al auto de Alfonso. Como Maite se había adelantado antes, esa vez cambiaron y Dulce se sentó en el frente.
-¿No crees que tu camisa es muy escotada, niña? Poncho preguntó, para irritar a Maite.
-Alfonso, no comiences con tus ataques como cuando teníamos quince años. Y mira el vestido de Dul, ¡es más corto que el mío!- dijo en su defensa.
Dulce se sonrojó cuando Alfonso miró sus piernas.
-Pero ella no es mi hermana.
-Hunf. -Maite gruñó, y Dulce y Poncho intercambiaron una rápida sonrisa divertida.
La cena fue una de las noches más divertidas de Dulce. Alfonso era muy divertido, haciéndola reír a ella y a Maite cada minuto. Salieron del restaurante a las once de la noche. Maite había estado bebiendo tequila y estaba feliz, pero Poncho no parecía el tipo de hermano aburrido que daba lecciones morales. Él y Dulce siguieron a Maite, riéndose de las cosas que dijo la morena.
-Oops. -La bolsa de Dulce cayó en medio del estacionamiento tirando algunas cosas. Alfonso inmediatamente se inclinó para ayudarla a recogerlas, pero Dulce se echó a reír: -Poncho, déjalo. Ve con Mai en un momento los alcanzo.
- En serio? Todo bien.- Poncho se levantó de nuevo, persiguiendo a su hermana con una sonrisa.
Dulce sacudió la cabeza, riendo cuando escuchó a Poncho gritar a Maite. Terminó de recoger sus cosas y se puso de espaldas, ordenándolas en la pequeña bolsa. Sintió una sombra sobre ella y una presencia justo detrás de su espalda. Se volvió y se puso rígida cuando vio quién era.
- Hola, Dulce . -Christopher tenía las manos en los bolsillos mientras sonreía por el rabillo de los labios.
-¿Qué haces aquí?- Dulce preguntó, arrojando la correa del bolso sobre su hombro. No demostraría que su presencia la había puesto nerviosa.
-Vine con unos amigos - Cristopher explicó, mirándola de arriba abajo con una mirada tan lenta y seductora que logro estremecer a la pelirroja. -Como me di cuenta, tú también.
-¿Puedes verme ahora? -Dulce levantó una ceja.
-¿Quién es el que estaba contigo y con Maite?- Christopher preguntó, directamente, mirándola de cerca a los ojos.
- Su hermano.
- Ustedes dos parecen muy unidos, como si ya se conocieran, y nunca las escuché hablar de él. - dijo en tono serio.
-Es porque hoy solo lo conocí. Es un amor, siento como si lo conociera de años. - Dulce sonrió - Bueno, si eso era todo lo que tenías que decirme ...
Christopher la tomó del brazo.
-¿Puedo verte luego? -Susurró él.
El pecho de Dulce se hinchó de indignación. Tuvo que morderse la lengua para no maldecirlo.
-No. - contesto ella con firmeza.
Christopher parpadeó y le soltó un poco el brazo.
-¿Me estás rechazando?- Preguntó, como si no lo creyera.
-Si no te diste cuenta, te he estado rechazando desde hace un tiempo, Christopher.- Ella respondió con calma, lo que pareció ponerlo aún más nervioso.
-¿Todo bien? -Alfonso apareció detrás de Dulce, frunciendo el ceño.
-Todo perfecto. -Cristopher respondió con dureza, sin siquiera mirarlo.
-Dulce, Maite está esperando.- Poncho la abrazó ligeramente. Inmediatamente, respondiendo a su toque, Dulce se volvió y lo abrazó por la cintura, como una niña en peligro que abraza a su novio cuando lo ve. Poncho respondió y la abrazó protectoramente.
-Entonces vamos. -Dulce ya no miró a Christopher y se fue con Alfonso.
-¿Lo conoces? - Preguntó Alfonso en voz baja, mientras caminaban hacia el auto.
- Es un ex novio. -Dulce respondió, vago. -Mientras estuve allí, enamorada de él y corriendo tras él, no le importó. Ahora que he terminado, no parece aceptarlo.
-Es siempre así. -Alfonso sonrió un poco. Dulce dio un suspiro cansado. - ¿Aún te gusta?
-Sinceramente, no sé.
No dijeron nada más y se subieron a su auto, donde una emocionada Maite cantó la canción que sonó en la radio.
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Fijación
FanfictionÉl era su suerte, Su bendición, Su maldición Gracias a él, ella no podía amar a ningún otro hombre. Se había tomado su corazón egoístamente. Y si no era lo suficientemente malo, lo había guardado en un cajón. Un cajón oscuro, donde no podía verlo...