-¿A dónde vamos? -Dulce preguntó, sentándose en el asiento del pasajero. Christopher conducía con calma. No pudo evitar mirarlo de cerca, observando las manos fuertes y masculinas en el volante, y el perfil duro y varonil.
- Vamos a un restaurante en el que nunca has estado. Al menos eso espero. -Él responde.
Dulce asintió, ansiosa. Estaba esperando esa noche. No sabía lo que le esperaba, y esto generó una extraña expectativa. Extraño, porque no se permitía esperar nada de Christopher ... siempre se lastimaba cuando hacía eso. Pero, por otro lado, no podía controlar todo lo que sentía cuando él apareció.
Pasaron todo el viaje en silencio. Christopher le dio a Dulce algunas miradas cuando se detuvo ante una señal, observándola con ese brillo misterioso que nunca supo definir. Dulce fingió no darse cuenta, mirando a la ventana.
Cuando finalmente estacionó, hizo un gesto a Dulce para que esperara dentro del auto mientras se daba vuelta y fue a abrirle la puerta.
La pelirroja frunció el ceño mientras descendía, sosteniendo la mano que él había extendido. Confundida, ella lo acompañó al restaurante.Realmente, Dulce nunca había estado allí. Y se regañó por ello. El lugar era encantador. Era un restaurante de dos pisos, con luces de colores, música ligeramente animada y mesas con sillones acolchados.
- Es realmente hermoso. - Comentó, cuando se sentó. Christopher se sentó detrás de ella, frente a ella.
-Si Pensé que te gustaría. -Sonrió. -Debes probar la comida. Aquí tienen un delicioso pato ... con salsa de maracuyá. Sé que es uno de tus platos favoritos.
-Si -Dulce confirmó, frunciendo el ceño. Suspiró y dijo lo que tenía atrapado en la garganta desde el principio: -Christopher, no entiendo todo esto, hablando sinceramente. Primero, insistes en que venga, llamas, llegas a mi casa llena de elogios. Luego me traes a un restaurante hermoso y caro, me abres la puerta del auto y todas estas cosas. Escucha, no me estoy quejando -Alzó las cejas cuando vio su mirada. -Pero es que ... no eres tú. Estas actitudes no son de Christopher, tienes que admitirlo.
Puso las manos juntas sobre la mesa, en serio.
-Sé que no soy el caballero más amoroso del mundo, Dulce. Sé perfectamente bien mi forma de ser grosera. Pero quiero que esta noche sea especial. No quiero fastidiarlo un poco, como estoy acostumbrado a hacer, así que estoy teniendo mucho cuidado.
-¿Y por qué todo esto?
Christopher la miró a los ojos.
-Dulce, yo de verdad... No quiero perderte.- le dijo mirándola fijamente, logrando que Dulce pasa saliva nerviosa por su mirada.
Dulce agradeció a la mesera por acercarse a ese minuto. Era una mujer hermosa, con un bloc de notas. Miró directamente a Christopher cuando se detuvo en la mesa, sonriendo y mordiendo un poco su labio inferior. Era evidente que comenzaba a coquetearle.
-Buenas noches. ¿Apetecen ordenar de una vez, o prefieren que regrese en un momento más?- hablo la mesera sin dejar de mirar a Christopher.
Christopher seguía sin quitarla mirada de Dulce, de pronto desvió la mirada hacía la mesera.
-Dame un trago de whisky. Y para la cena, querremos pato salvaje con salsa de maracuyá y arroz sazonado. ¿Qué gustas tomar, Dulce?
-Ah ... -Dulce miró a la mesera, que tenía toda la atención en Christopher, lo miraba como si quisiera devorarlo -Un martini sin hielo, por favor.- la mesera ni siquiera prestaba atención a Dulce, era como si no existiera.
Christopher le dirigió a la mesera una mirada arrogante, como si la regañara por estar distraída y no mirar a Dulce. La mujer rápidamente tomó la orden, aclarándose la garganta.
-Está bien. Permiso.- Ella le dio a Christopher otra sonrisa y se alejó.
Dulce sonrió irónicamente para sí misma ... estaba acostumbrada a situaciones como esa. Desde que conoció a Christopher, cada vez que salían juntos, las mujeres estaban encantadas y lo miraban con deseo.
Christopher tenía una mezcla que era extremadamente atractiva para cualquier mujer; Era guapo tanto de cara como de cuerpo, tenía una expresión autosuficiente y una sensualidad natural. Siempre llamaba la atención a donde fuera, porque pareciera que no necesita a nadie. No parecía darse cuenta de las mujeres que lo rodeaban, desairando con esa cara mala. Simplemente lo hacia más interesante.- Es hermosa. - Murmuró con una leve sonrisa.
-¿Quién?- Christopher preguntó, luciendo distraído.
-La chica que vino a atendernos.
-No me interesa. -Christopher dijo con desdén que era su naturaleza. -Lo único que me interesa está justo frente a mí.
Dulce se mordió el labio, sin responder. Su mano descansaba sobre la mesa. Christopher de repente acercó su mano, sosteniendo la de ella y haciendo que la pequeña mano se perdiera entre sus dedos largos y fuertes.
- Amo tus manos. -Dijo, observando cuidadosamente la mano de Dulce y acariciando su palma. La joven se movió nerviosamente en la silla. -Son delicadas y muy suaves ... toda tu piel es suave como la seda. Extraño tu suavidad.- la miró lánguidamente, de una manera sensual que hizo que Dulce comenzara a sentir calor.
-Chris.
-¿No me extrañas? -Cristopher pregunto, llevando su mano a sus labios y besandola.
Dulce bajó su mirada unos segundos y volvió a verlo a los ojos. No podia mentir. La conocía muy bien.
-Todos los días. - Admitió finalmente.
Vio los ojos de Christopher brillar mientras sonreía.
-No sirve de nada tratar de acabar con lo que tenemos, Dulce. Sabes que eso es simplemente imposible. Me perteneces. Y estoy empezando a darme cuenta ... que también te pertenezco a ti.
Dulce abrió los ojos sorprendida. Viniendo de Christopher, podría llamarse una declaración increíble, por lo que Dulce parpadeó.
-Debe ser doloroso para ti admitir que puedes estar enamorado.- contesto nerviosa por lo que acababa de escuchar.
Christopher se rió roncamente, todavía sosteniendo su mano entre las suyas.
-He sabido lo que siento por años, Dulce. Y tú también lo sabes. Lo que tenemos es imposible de ignorar. Mi problema era simplemente aceptarlo todo. Simplemente me di cuenta de que tenía que aceptarlo si no perderte. Yo realmente no quiero perderte. - Hablaba en serio. -Y haré todo lo que esté en mi poder, y fuera de él, para evitar que te alejes de mi vida.
Dulce se apartó suavemente el pelo rojo de la cara con la mano libre.
-Quiero ver hasta dónde llegan tus intentos.- dijo Dulce de manera retadora.
-Tú verás. -Sonrió misteriosamente. -Y quiero ver hasta qué punto puedes controlarte.
-Espero que esto no se salga de control. No estoy de humor para perder en este juego, de nuevo. -Dulce recogió su copa de martini cuando la mesera trajo las bebidas.
-Nunca perdiste el juego, ángel mío.- Christopher tomó un sorbo de su whisky, sonriendo. -Y no te arriesgarás más, porque esos juegos han terminado ... pero si esto te hace feliz, te aseguro que perderé la última ronda para que tú puedas ganar.
- Ya veremos. - Dulce bebió su martini, mordiendo ligeramente el borde del vaso y sintiendo sus ojos fijamente en su boca; ambos provocándose mutuamente sin intención ... o tal vez con intenciones
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Chicas ya estamos a solo dos capítulos del Final.

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Fijación
FanfictionÉl era su suerte, Su bendición, Su maldición Gracias a él, ella no podía amar a ningún otro hombre. Se había tomado su corazón egoístamente. Y si no era lo suficientemente malo, lo había guardado en un cajón. Un cajón oscuro, donde no podía verlo...