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**3 años después...**

-Bonita... ¿Qué dice aquí? –Le preguntó.
-Pecosa, pecosita, lindura, mi vidita, estoy haciendo la tarea de matemáticas, eres la única en tu salón que no sabe leer , ya te dije que solo debes segur el sonido de las letras.
-Ash! A ver... eme... m.... mas... mast... maast... masturrr... masturb... masturbaaaa.

-Pecosa! ¿Qué estás leyendo?
-Tu diario. –Dijo con una sonrisa malvada.
-¡Elena!
-No me digas así, parásito.
-Pues no violes mi Yuli-diario privado.
-¿Quién es Dimitri?
-¿He?
-¿Quién es masturbe?
-Te voy a lavar la boca con jabón.
-Pero tú lo escribiste.
-¿Y qué? Tu lo dijiste!
-¿Es malo?
-¿Qué cosa?
-Dimitri y masturbe.
--No, Dimitri es un amigo.
-¿Y masturbe?
-Am... es un verbo.
-¿Ósea que lo puedo conjugar?
-No! No lo conjugues, creí que no ponías atención en la escuela.
-No soy tonta ¿Qué es masturbe?
-Am... es cómo...
-Larissa!!! ¿Qué es masturbe?
-Sh! Elena!
-Yulia Volkova! ¿Qué le andas enseñando a la niña? –Le preguntó escandalizada entrando al comedor.
-Yo no hice nada. -Dijo antes de recibir un zape.
-¿Qué es masturbe?
-Ay hijita, no es nada.
-Lari, dime!
-Mira Lena, a ver... masturbarse es tocarse para sentirse bien. –Le dijo Larissa.
-¿Entonces Yulia hiso sentir bien a Dimitri?
-¿Qué tú qué? –Preguntó Larissa gritando al borde de un colapso nervioso.
-mamá yo... no se de lo que habla Elena. –Dijo sonrojada y nerviosa.
-Su diario dice. –Dijo Lena.
-Mi diario miente! –Gritó agarrando sus libros y el diario y corriendo a su cuarto para encerrarse.
-¿Hise algo malo? –Preguntó Lena confundida.
-No Lenita, deja que pase vergüenzas, se lo merece por lo que hiso.
¿Hacer sentir bien a su amigo es malo?
-No Lenita, tocarlo para que se sienta bien sí es malo.
-¿Abrazar a alguien es malo?
-Ay no, Lena, lo que Yulia hiso fue tocarlo en sus partes privadas.
-¿Qué Yulia qué? ¿Tocó a alguien? ¿Allí? Eso no hace sentir bien a nadie. –Dijo escandalizada mientras se ponía de pie. Rápidamente subió al cuarto de Yulia y comenzó a golpear la puerta.
-¿Cómo pudiste? ¿He? ¿Cómo pudiste? Eso está mal! Pobrecito, no debes de tocar a nadie allí, eres una mala, ya no eres bonita. –Gritó mientras seguía golpeando la puerta.
Yulia abrió y Lena se le dejo ir a golpes que estaban llenos de enojo y frustración.
-Elena, tranquila, tranquila.
-¿Por qué lo hiciste?
-Porque... no se... ven, pasa a mi cuarto.
-Nooo. –Dijo intimidada.
-Sí, no te he hecho nada, nunca te he hecho nada, vamos a hablar, anda pecosita, te voy a explicar.
La pelirroja sintió confianza y sin acercársela entró a la habitación y se sentó en la cama.
-¿Por qué lo tocaste?
-¿he? No Elena, armaste un huracán en un vaso de agua, yo no toqué a Dima.
-Pero tu diario dice...
-Por eso ocupas aprender a leer, para no crear chismes, ahora debo explicarle a mi mamá...
-¿No tocaste al señor?
-No es un señor, es un muchacho de mi edad, es un amigo y no lo toqué.
-Pero tu diario decía.
-No... a ver, ¿cómo te lo explico? Yo no toqué a Dima, yo me toqué a mí.
-¿he? ¿y que tiene que ver él?
-Bueno... yo me toque pensando en él.
-A ver, te hiciste sentir bien a ti misma tocándote en tus partes privadas mientras pensabas en tu amigo. –Afirmó recopilando información.
-Básicamente. –Dijo sonrojada.
-¿Por qué?
-am... porque lo quiero y se siente bien.
-¿Te tocas pensando en mi?
-¡¿He?! ¡No! ¡¿Cómo se te ocurre?!
-¿No me quieres?
-Ay, estas muy chica para la educación sexual.
-No entiendo.
-Mira, Dima es hombre y es mi amigo, tú eres mujer y eres mi amiga.
-¿No te tocas pensando en tus amigas?
-No Lena, solo te tocas pensando en la gente que te gusta.
-Entonces tú amigo te gusta.
-Sí, es muy guapo.
-wacala, no me gustan los niños.
-Es porque estas muy chica pero te van a gusta los hombres, es así como debe ser, hombres con mujeres y mujeres con hombres.
-¿Y si no me gustan los hombres? –Preguntó la pelirroja.
-Te van a gustar, pecosa, dale tiempo.
-Aun eres bonita, pero no vallas a tocar a nadie.
-Te juro no tocar a nadie que no quiera ser tocado. –Le dijo abrazandola.
-Perdón por leer tu Yuli-diario privado.
-Bueno, ahora que se que si sabes leer procuraré ser más cuidadosa.
-¿Ya no me quieres?
-Sí te quiero pecosa, pero te quedarás con migo a sufrir mi castigo.
-¿Te van a castigar por hacerte sentir muy bien?
-Es que si te tocas es algo que no se dice, es algo...privado.
-Yo no me voy a tocar. –Dijo dulcemente cerrando las piernas.
-Está bien Elena, si no quieres hacerlo no lo hagas.
-Okey.
-¿Estas más tranquila ya?
-Sí, te quiero.
-Yo a ti.
Continuaron con ese tema solo lo suficiente.
Yulia bajó y tímidamente le explicó a su madre el malentendido, Larissa insistió en no profundizar y no la castigó, pudo notar la confusión en la mirada de su madre cómo si ningún libro ni manual le pudiera le pudiera ayudar a afrontar las necesidades sexuales de su hija.
-Perdón. –Fue lo único que pudo decirle.

Larissa no le contestó nada y pretendieron que nada había pasado, no pasó mucho antes de que Yulia comenzara a llevar amigos a la casa, a Dimitri nunca, lo llevó, pero eventualmente, le presento a su madre a varios hasta que al fin, Dio a conocer a Said como su novio, a poco más de un año de la indiscreción de la pelirroja.

-Elena, Elenita, pecosa, pecosita, deja de hacer tu tarea y voltea a ver a mi novio.
-No quiero que tengas novio.
-¿Por qué?
-Por que no, los novios son malos, no me gustan los niños.
-Yo no soy malo Lena. -Le dijo sentándose junto a ella.
-No me llames Lena. –Alegó sin mirarlo.
-¿Cómo quieres que te diga?
-No quiero que me hables.
-Elena, no seas grosera. –Le dijo Yulia sentándose junto a ella.
-Bonita, tú eres mía, el es malo.
-No soy malo, te prometo cuidarla.
-Yo la puedo cuidar, voy a cumplir 7 años en tres semanas.
-Sí, pero ella cumplirá 17 pronto y 10 años son mucha diferencia ¿Me dejarías cuidarla por ti?
-No. –Dijo Levantándose de su asiento y caminando, en el marco de la puerta del comedor se detuvo y miró a Yulia. –Yo quiero que me quieras mucho, cómo lo quieres a él. –Y tras decir esto siguió caminando hacia el cuarto de Yulia el cual con el paso del tiempo de había convertido de ella también.

-Tu amiga es lesbiana. –Afirmó contrariado.
-No, Said, nadie de 6 años puede estar seguro, Elena esta celosa por que siempre ha sido mi pequeña.
-Ahora tu eres mi pequeña. –Le dijo abrazándola.
-Me agrada. –Afirmó acurrucándose en él.
-No vale que te concentres en sus caprichos.
-Tal vez deba salir con ella, no se... divertirnos, así se le olvida que tengo novio.
-Sí, sería una buena idea. –Le dijo antes de besarla. –Puedes llevarla al cine.
-No, es un lugar encerrado, lo que me gustaría seria hablar con ella.
-¿Cómo en el parque?
-No... siempre vamos, sería más productivo encerrarnos en mi cuarto, allí siempre tenemos las conversaciones más maduras.
-Entonces encierrence en tu cuarto si lo que ella ocupa es tu atención.
-Eso es muy amable de tu parte, de verdad.
-Es que se ve que realmente la quieres.
-Sí, la quiero, es mi hermanita pequeña, esconde tantas cosas que muchas veces nuestras conversaciones están vacías pero cuando logra ver que puede confiar en mi, tenemos una cantidad gigante de conversaciones que uno solo se imagina teniendo con alguien mayor.
-Suena a que es alguien realmente interesante.
-Lo es.

-Ahahah. –Se escuchó arriba y luego llanto.
-Elena! –Gritó separándose de su novio y subiendo lo más rápido que pudo. –Elena ¿Estás bien? –Le preguntó al verla echa bola en la cama temblando, sudando y llorando
-Vete.
-¿Qué pasó? –Preguntó quitándole la sudada cabellera de la cara y viéndola a los ojos.
-Ya te dije que nada, dejame sola.
Yulia la miró detenidamente, las manos le temblaban y se veía confundida, como si estuviera cansada y apunto de dormirse.
-Elena ¿Qué hiciste?
-Salté de la cama y me caí. ¿Contenta? –Dijo levantándose y corriendo al baño. –Déjame sola. –Gritó.
La pelirroja se miró a si misma al espejo, vio como sus lágrimas escurrieran apresuradamente por su rostro, había hecho lo que determinantemente se había negado a hacer, lo que le causaba terror y repugnancia y se había encontrado con que no solo se sentía bien, sino espectacular. Y que lo había hecho pensando en Yulia, imaginándola de manera prohibida e incorrecta, de forma seductora y atrayente. Lloraba por la culpa "Hombres con mujeres y mujeres con hombres" recordaba las palabras firmemente dichas por su amiga. "Pensarás que estoy loca" –Se dijo asimisma limpiando sus lágrimas.

-¿Está todo en orden? –Le preguntó Said a Yulia. Esta miraba al vacio un poco abrumada.
--No, no puedo, ella es muy distinta a mi! Sus problemas internos me abruman a sobre manera , me gustaría que fuera más abierta con migo y al mismo tiempo me asusta todo lo que tenga por decirme.
-Es normal, déjala, es una niña pequeña.
-Solo por afuera. –Afirmó, evidentemente se había dado cuenta de lo que había echo Lena.

Sin embargo, no importaba cuanto conflicto hubiera entre ellas dos, ambas eran expertas en pretender que nada había pasado, cosa que habían aprendido de Larissa.

Algun DiaWhere stories live. Discover now