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Señor Katin, tiene derecho a permanecer callado, todo lo que diga puede y será usado en su contra a la hora del juicio, tiene derecho a un abogado, si no puede pagarlo, el estado le proporcionará uno. –Le dijo el oficial mientras se lo llevaba esposado y lo metían en la patrulla, un equipo se encargaba de recolectar toda la evidencia de la casa mientras tomaban un sinfín de fotografías.
Mientras tanto, Yulia observaba atenta a la pelirroja desde una distancia segura, sus ojos estaban llenos de lágrimas de verla tan grande, llevaba en brazos a una pequeña niña con el pelo color canela que se reía mientras Lena le hacía gestos y cariños, la había visto salir de casa y llegar al parque, hacía frío pero ellas se divertían en unos columpios que hacían que sus cabellos les volaran en el rostro.
-No puedo. –Se dijo asimisma. –Eres feliz, Lena, no puedo venir y robarte simplemente porque no puedo vivir sin ti, y si me bajo del auto, no podré dejarte ir... no puedo creer que he venido hasta aquí y me esté negando la oportunidad de tenerte, pero... ni siquiera sé si me sigues necesitando...
*
-Anda Michelle, di "Lena" andaleee, tienes que decirlo, soy tu tía, la más favorita de todas y tu eres mi sobrina favorita, yo sí puedo decir Michelle, ¿Por qué tú no puedes decir Lena? –Le preguntaba sonrientemente a la pequeña sin apartar su mirada de esos ojos color miel.
-Tal vez sea cómo yo y prefiera decirte Elena, ¿Verdad Michelle? –Le preguntó Yulia con voz tierna lo que la hiso reír.
Lena no podía ni siquiera respirar.
-Nena, si te vas a desmayar pásame a la pequeña.
-...
-¡Lena, respira!
-He... yo... yo... yo... yo...
-Tú, tú, tú, tú. –Dijo tiernamente al acercársele.
-¿Qué haces aquí? –Le preguntó levantándose temblorosa del columpio.
-Eso de los e-mails no estaba funcionando ya.
-T... tienes razón... pero... pero... am...
-Bésame, Lena. –Le pidió sonriente al acercar su rostro a ella y besarla, sintiendo su cálido aliento y sus dulces labios de manera dulce y suave.
-Eso no fue nada salvaje. –se quejó Lena en un suspiro enamorado.
-¿Qué va a pensar Michelle de nosotras?
-No va a pensar nada, está acostumbrada, duerme entre Natalia y Rebecca. –alcanzó a decir sonriendo antes de recibir el beso apasionado que llevaba años esperando... todo valía la pena.
-¿Ese si te gustó?
-Todo lo que venga de ti, me gusta.
-Bueno saberlo. –Le dijo abrazándola.
-¿Qué haces aquí? –Preguntó nuevamente. ¿No estoy soñando, verdad?
-No, a menos que las dos estemos soñando ahora no hay humano capaz de sepárame de ti.
-Said.
-El es prescindible.
-No hagas locuras, bonita.
-¿Qué te parece que estoy haciendo en este momento? ¿Preferirías que no lo hubiera hecho? Porque yo tengo todo el día preguntándome si debía bajarme del auto y saludarte.
-Oh, wow... ¿Todo el día? ¿Y no me saludabas?
-Bueno... es que te ves feliz.
-Lo soy, pero te necesito, pero las dos tenemos vidas.
-Podemos hacer que funcione, de verdad.
-No vamos a escapar.
-No, no vamos a escapar, solo no te voy a dejar estar lejos de mi tanto tiempo.
-Yo tampoco te voy a dejar a ti, quédate conmigo.
-Eso sería escapar, además no hay espacio para mí en tu casa.
-m... sí... pero... ¿Entonces cómo pretendes que hagamos que funcione?
-Nadie dijo que sería fácil.
-Podemos comenzar llevando a Michelle a casa, y puedes llevarme a cenar.
Yulia sonrió y asintió con la cabeza mientras la tomaba de la mano y comenzaban a caminar, lentamente y en silencio, disfrutando únicamente de la textura de sus manos y sintiendo su corazón acelerado y eufórico.
-¿Puedo? -Le preguntó Yulia estirando los brazos para abrazar a la niña.
-Claro. –Contestó aún nerviosa por tenerla cerca.
Michelle miró atenta a Yulia, le puso las manos en la cara y de forma inmediata intentó tocarle los ojos.
-Hey! Tranquila muñequita.
Lena sonrió. –No es su culpa que tengas su color favorito en tu cara... puede pasar horas mirando el cielo... por eso vamos a los columpios...
-Ah, eso lo explica. –Dijo un poco apenada. –Es más hermosa de lo que dijiste.
-Lo se! Y está enorme y dice "Ma" y "No".
-De seguro Natalia está fascinada con que le digan "Ma"
-De hecho... "Ma" es Rebecca. –Dijo riendo. –Naty y yo vivimos intentando que diga algo más.
-Michelle, di "Yulia" –Le pidió.
-No. –Contestó la pequeña.
-M... bueno, al menos lo intenté.
-¿Quién trae a mi hija? –Gritó Rebecca cruzando la calle.
-¡Yulia! –Gritó Lena como si acabara de darse cuenta de que estaba con ella.
-Oh, Dios... Lena no dijo que vendrías, mucho gusto. –Le dijo al darle un abrazo.
-Igualmente.
-Eres más hermosa de lo que Lena decía.
-Aparentemente soy mala para describir personas. –Dijo Lena.
-Ma!!! –Dijo Michelle desesperada estirando sus manitas hacia su madre.
-Vente hija, aquí estoy, vamos a buscar a tu mami y dejar a estas dos damas solas para que se pongan al tanto.
Michelle intentó tocar los ojos de Rebecca y luego comenzó a llorar.
-Hija, uno no puede escoger en el color de sus ojos, debes ser feliz con lo que tienes, hay personas que no tienen ojos. Adiós chicas. –Dijo al darse la vuelta y seguir platicando con su hija. –Tú eres muy hermosa, eres una princesa, mi princesa.
-Am... ¿Cómo supo Rebecca que eso le molestaba a la niña?
-Es que están en sintonía, es como un instinto maternal extremista, desde que Nació se comunican... pero aun así, siempre me sorprendo.
-¡Michelle dice que nos vemos en la cena! –Gritó Rebecca a lo lejos.
-Bien... ¿Te quedas a cenar?
-Sí Elena, me gusta tu familia.
-Te extrañé tanto.
-Yo a tí, lo sabes, no puedo creer que te esté viendo.
Lena le pasó la mano por la cintura y siguieron caminando.
-Debemos hablar. –Le dijo Yulia recargándole su cabeza en el hombro.
-¿Me avandonarás?
-No, muñeca, ¿Cómo se te ocurre? Quiero que hablemos sobre nosotras.
-Bien.
-Vente conmigo, realmente pensé que considerar volver sola a casa sería más fácil, pero te necesito.
-No, Yuli... mi padre.
-En la cárcel preciosa.
-¿He? A ver... ¿Qué?
-¿Recuerdas que te conté de mi amiga Lara? Ella trabaja junto con ciber-policías y encontró un video...
-Lena jugando sola.
-Sí... por eso estuve distante estos meses... pero conseguimos la orden de arresto.
-Yuli... gracias. –Dijo llorando.
-Tranquila, todo está bien, por favor, ven conmigo.
-No puedo.
-¿Por qué? ¿Es por Said?
-No... bueno, sí, pero no, es decir... eso es escapar, no las puedo dejar, Michelle es muy pequeña aún.
-Pero te quiero conmigo.
-¿Qué va a decir Said?
-No importa!
-Pues entonces tendrás que venir a visitarme a diario, por que no hay forma de que las deje.
-¿Me estás cambiando?
-No, solo te demuestro que soy madura y que tengo una responsabilidad que debo cumplir.
-Bien, vendré a diario.
-Yul! No seas infantil, son 4 horas en auto.
-Said nunca está por la mañana.
-Eres una extremista.
-Una extremista enamorada ¿Entendido? Te amo.
Lena sonrió y la besó, jugó con su lengua mientras la atraía por la espalda de forma aprehensiva, la miró a los ojos y luego la besó en la mejilla.
-Eres un encanto... dulce y salvaje a la vez.
-Solo tú me comprendes.
-Solo yo te necesito de esta manera tan psicópata y tu finges no corresponder.
-No finjo... claro que te correspondo... Dios... es tan difícil hacerte entender.
-Lena... ya estás grande. –Dijo emocionada.
-Sí... y tú no, eres igual de irritante.
-¿No me quieres?
Lena soltó una carcajada. –Ni siquiera voy a contestar eso; eres tan hermosa... si yo fuera tú me sentiría intimidada al mirarme al espejo.
-Lena... haces que me apene, yo se que ya estoy grande, no sé cómo puedes quererme, soy tan afortunada.
-Yo soy la afortunada... no tienes idea de lo eufórica que estoy en este momento.
Yulia la besó y siguieron caminando.
-¿Cuándo te pusiste mas alta que yo, Elenita?
-A los 14 alcancé tu estatura, y sigo creciendo, ¿No es genial?
Yulia comenzó a reírse y no dijo nada; ambas caminaron hasta que la calle se terminó y luego de vuelta, eran las 8 de la noche cuando llegaron a la casa, Natalia las esperaba con la cena.
*
-¿Cómo te sentiste? –Le preguntó Lara en el desayuno.
-M... como una niña jugando a ser gente grande... Las tres son jóvenes, pero al mismo tiempo no lo son, al inicio me sentí extraña pero luego dejé de concentrarme en su edad y de pronto me sentí en casa... totalmente bien.
-Increíble... ¿Te dijo algo Said por llegar a casa en la madrugada?
-No, gracias a ti, me preguntó ¿Cómo les fue con el arresto? No sé qué haría si se enterara que no estuve allí.
-Bueno, ya sabes, yo te voy a cubrir.
-Gracias.
-Pero... ¿Por qué no te la trajiste?
-Bueno... básicamente me quedó claro que si no me traía las 4 no podía hacer nada... es bastante molesto, ¿Te confieso algo muy perverso?
-Sorpréndeme.
-Quiero que Said muera, no quiero divorciarme, no quiero nada, solo quiero que desaparezca.
-Wow, Yulia... en primer lugar no sé por qué demonios te casaste.
-Ni siquiera yo lo sé... en mi despedida de soltera, estaba yo en mi cama y Lena me decía que quería ganarle a Said, que quería verme sin ropa antes que él, y me quité la ropa... te juro que solo me siento hermosa con ella... de pronto ella ya no tenía ropa tampoco y tuve un enorme deseo de besarla... ella tan suave... mis labios pertenecían a su boca y quería que me tocara toda... luego me acordé de que ella tenía 13 años.
-Por todos los cielos...
-Lo sé... ocupas conocerla, de verdad que solo es pequeña por fuera.
-Me encantaría conocerla.
-Ya me voy, Lara.
-Son las 9 de la mañana.
-Lo sé, ya voy tarde.
-¿De verdad vas a ir a visitarla a diario?
-Sí. De verdad.

Los siguientes meses fueron transcurriendo de manera tranquila y enamorada, por las mañanas, en cuanto Said se iba a trabajar, Yulia entraba a su auto y conducía 4 horas para conseguir un beso.
Compraba su desayuno siendo atendida por Lena y se esperaba a que fuera su descanso de media mañana, la besaba tiernamente antes de que la pelirroja se desesperara y se la comiera viva. Cuando los 15 minutos de descanso se terminaban, un último beso era el adiós hasta el siguiente día.
*
-Natalia, quiero hablar contigo. –Le dijo mientras la miraba preparar la cena.
-¿Qué pasó?
-¿Cómo inhibes el deseo sexual?
Natalia soltó una risita tímida. –Creo que le preguntas a la persona equivocada, yo soy bastante mala para contenerme, pero... pues yo pienso que dejarás de sentirte tan curiosa al tener sexo... ¿Eres virgen, cierto?
-Sí, pero ya no quiero serlo, me la paso soñando despierta desde que volvió, cada que las cosas se ponen más... encendidas, ella se detiene.
-Es que tú estás desesperada y no te das cuenta de que ella tiene miedo, tal vez ella está esperando a que tú estés enteramente lista.
-Lo estoy.
-No.
-Sí.
-No, una cosa es tener ganas y otra cosa es que ella realmente te vaya a tocar m... a ver si puedo explicarlo mejor... tu quieres que te toque, pero no te has puesto a pensar en que ella realmente va a hacerlo, sus manos quitando tu ropa... tocando tu piel... vas a estar tan nerviosa que ella va ocupar mostrarse firme y decidida, sin dudas, porque te va a hacer sudar y gritar de forma tan frenética que vas a perder el control de ti misma y quedarás a merced de ella.
-Naty! No sé si me dejaste asustada o con más ganas.
-Bueno... son cosas que se deben considerar.
-¿Te pasó algo así? ¿Estabas nerviosa?
-Am... bueno... no... en ese aspecto soy medio psicópata, je... es probable que Becca se haya sentido así, pero... m... no la dejé.
-M... ustedes dos son tan diferentes a nostras dos.
-No tanto, es solo que tenemos la misma edad,
-Eso no me hace sentir mejor.
-De vez en cuando es necesario un golpe de realidad.
Lena guardó silencio, y la miró seguir cocinando, su familia eran ellas, sin ella, toda la estabilidad se rompería, "Estoy atrapada" pensó.
*
-¿Y le has dicho a Said de tus aventuras matutinas? –Le preguntó Lara mientras bebían vino antes de que Said volviera del trabajo.
-No, Lara, claro que no. ¿Qué se supone que le diga? "Me voy en la mañana y me beso con Elena hasta que me duelen los labios, y me excito tanto que por eso llego y te hago un sexo salvaje intentando que clames ese deseo de saborearla, besarla, quitarle la ropa..."
-No, mi querida amiga urgida, tal vez debas decirle que la estás viendo en las mañanas.
-No, luego sospecharía que ella es la causa de mi deseo sexual.
-Tambien le estas ocultando a Lena el hecho de que te acuestas con Said, tu calmas tus urgencias con él, ¿Ella tiene algina amiga especial?
-No.
-¿Entonces juega mucho?
-No me ha dicho nada, pero no creo que tenga tiempo.
-Imagínate, tiene 17 años, ¿Recuerdas el deseo que tenías a los 17? Incontenible... tan desesperante que no te puedes concentrar en otra cosa.
-M.. si , lo recuerdo, y también sé que me siento muy mayor cómo para tocarla en serio.
-Pero aún así la besas y la tocas durante un rato, sin siquiera pensar que la dejas toda... mojada.
Yulia casi se ahoga con el vino. –Dios... no lo había visto de esa forma.
-Claro que no, atarantada.
-Pero es que el sexo es importante.
-¿Estas ciega? Ella te desea con desesperación.
-M... es que quiero algo bonito.
-Ajá... -Expresó con una risa sarcástica.
-¿Qué?
-Tienes miedo de acostarte con la niña de tus ojos, y al mismo tiempo te mueres de ganas por escucharla gemir desesperada mientras se aferra a tu cuerpo.
-Esto parece un complot para que me acueste con ella.
-Mira, Yul, yo solo te digo que en una semana es su cumpleaños 18.
-Estoy en casa! –Gritó Said al entrar.
-Ya me voy, no le caigo bien a tu marido.
-No le caes bien a nadie, el otro día escuche a Anna hablando mal de ti en el baño junto con las niñas de los Ivanovich.
-¿De verdad? Eso es magnífico!
-Hola Lara, ¿De nuevo estás aquí? –Le preguntó Said de forma hostil.
-Sí, solo paso un rato a beber con tu mujer, ¿Algún problema? Sí te preocupa que la seduzca... no te apures, lo intenté pero ella está muy segura de a quién ama.
Yulia comenzó a reírse.
-Muy graciosa, Lara, ¿Ya te vas? –Volvió a preguntar con el mismo tono hostil.
-Sí... tomaré clases de cocina.
-Oh... así le dicen ahora. –Expresó acompañándola hacia la puerta.

-Mi vida, atraparon al papá de Lena hace mas de 6 meses, ¡6 meses! ¿Por qué Lara tiene que seguir viniendo? No lo entiendo. –Alegó volviendo a la sala.
-Me hice su amiga.
-Lo he notado, pero... mi amor... creí que habíamos quedado en que no te ibas a juntar con ella, nada más te haces de mala fama.
-Más bien te doy mala fama, ¿Te avergüenzo?
-No, mi vida, claro que no, solo lo digo porque de verdad, es mala influencia.
-A mí me agrada, me entiende.
-Claro... ¿Te puedo preguntar algo?
-Am... sí, lo que sea.
-¿Por qué el contador de Kilómetros de tu auto es tan alto como el de un camionero? ¿Por qué ya no visitas a tu madre? Y no me digas que vas a visitar a la mía, porque tiene meses sin verte, casi a diario veo a Lara, y me dice que desayunaste con ella, pero... eso no explica lo de tú auto.
-M...
-Eso no es una respuesta. ¿Qué has estado haciendo?
-Tengo miedo.
-¿De qué?
-He estado viajando algunas veces por semana a ver a Lena... pero no me puedo bajar del auto... la veo tan contenta... te juro que quiero ir y abrazarla, pero no puedo, me asusta! –Mintió escandalizada mientras lágrimas de hipocresía le escurrían por la cara.
-Oh... mi vida, tranquila...
*
-Ayer casi me atrapa Said. –Le dijo Yulia un poco estresada mientras Lena la empujaba en el columpio.
-¿Qué le dijiste?
-No importa... le mentí... ¿Te enojarías mucho conmigo si no vuelvo a venir hasta el día de tu cumpleaños?
-M... Sobre eso...
-¿Qué pasa?
-Las chicas y yo vamos a salir fuera.
-¿El día de tu cumpleaños 18?
-Sí...
-¿Entonces no te voy a ver?
-El día siguiente a mi cumpleaños 18 también voy a tener 18
-Sí... pero...
-Nos vemos ese día, un día después de mi cumpleaños 18 ¿Ok?
-Es que... no, ¡no quiero! ¿Por qué no puedo verte el día de tú cumpleaños?
-Nena, tranquila, tango que pensar varias cosas, y tú debes guardar apariencias, además tengo planes para mi cumpleaños 18...
-Planes sin mí.
-No, claro que no.
-Pero si yo no voy a estar, claro que son planes sin mí.
-M... hagamos un trato.
-¿Qué?
-Compraré ropa interior linda.
-Am... ¿Y eso para qué? –Dijo deteniendo el columpio de forma inesperada.
-Para hacerte mía.
Yulia se sonrojó e intentó evadir su mirada.
-No te estoy preguntando Yul. –Le dijo al volver a empujarla en el columpio.
-¿Sabes? ¿Recuerdas cuando tú tenías 3 años y te dije que no te llevaría al parque si no me empujabas en el columpio?
-Sí, lo recuerdo, precisamente en eso estaba pensando.
-La vida da muchas vueltas, ¿Verdad, muñeca?
*
-¿Cómo te fue con Yulia, Lena? –Le preguntó Rebecca mientras empacaba los vasos de cristal ocn periódico y los metía en una caja de cartón.
-Bien... hablamos un poco del pasado y le dije que me acostaré con ella.
Rebecca rió. –Puedes ser bastante directa cuando te lo propones; pásame la tasa de winnie pooh de Naty.
-Toma. ¿Dónde están Naty y Michelle?
-Fueron por dese plástico con burbujas y más periódico, allá en la tienda en la que lo venden por kilo.
-Oh... ¿Ya planeamos lo de los muebles?
-Sí, lo solucioné yo, vendrán un día antes por ellos.
-¿Estamos seguras de que la mudanza es buena idea?
-Sí, Lena, lo discutimos anoche y ahora es un poco tarde para arrepentirnos.
-Pero, Yulia...
-Sí tanto te ama, no le va a importar.
-Tienes razón... Said ya comenzó a sospechar.
-Así será más fácil que Yul tome am... un autobús.
-M... se me hace cruel no decirle.
-Sí le dices ya no va a poder dormir.
-Sí... esta semana ya no va a venir, le dije que la veré hasta el día siguiente a mi cumpleaños.
-¿He? ¿Por qué? Creí que...
-Tenemos trabajo.
-Oh... ahora entiendo.
-Sí...
-¿Ya viste el nuevo departamento?
-No, ¿Tú sí?
-Sí, nos trajo fotos, está en el primer piso así que Michelle tendrá 1.5 por 2 metros de jardín.
Lena comenzó a reírse. –Bueno... El ropero de Narnia era más pequeño y Michelle tiene más imaginación que Lucy Pevensie
-¿De qué hablas? –Preguntó divertida.
-De las Crónicas de Narnia... Tú sabes, acabo de terminar de leer "El león la bruja y el ropero" y Lucy entra a Narnia desde un ropero.
-Ay Lena, ¿Dé dónde sacas tiempo para leer?
-Es que anoche no podía dormir, y me rendí con la divina comedia al llegar al séptimo círculo del infierno, ocupaba algo de lectura fácil.
-¿Qué te afligió anoche que te provocó leer Narnia?
-Lo normal... miedo a ser la amante toda la vida.
*
-No hay forma de que sea virgen. –Se quejó mientras se comía una barra gigante de chocolate.
-¡Deja de comer, Yulia! –Se quejó Lara, estoy a dieta y no todos tenemos tu metabolismo.
-¿Por qué estás a dieta?
-Porque mi novia es experta en postres y he engordado varios kilos desde que me prepara el desayuno... ¿Por qué dices qué Lena no es virgen?
-Por su forma de tocarme... su desesperación...
-Eso pasa cuando te la pasas excitando a una adolecente, adquiere experiencia con su imaginación.
-No! Es tan diferente, además no me quiere ver el día de su cumpleaños, y... y se me insinuó!
-Es normal. ¿Por qué no te quiere ver el día de su cumpleaños?
-Va a estar ocupada con las chicas.
-Creo que debes darle tiempo y espacio, todo se va a aclarar, pero... dime algo, ¿Te importa que si no es virgen?
-Am...
-Yul, tú no lo eres.
-Pero ella es mía!
-Y tú eres de ella, y ya estás usada, es más después de estar con ella, emocionándola, tu llegas a tu casa y buscas sexo de forma desesperada.
-Bien, no importa si no lo es, con que sea mía.
-¿Al fin lo estás considerando?
-Ella! Me acosa, me lo dijo directamente, quiere hacerlo al día siguiente de su cumpleaños 18.
-Ahh. –Dijo con una sonrisa.
-¿De qué te ríes?
-Nada, es solo que tiene inteligentes planes.
-M... bueno, cómo sea, de todos os el día de su cumpleaños tenemos cena para apoyar... ¿Qué vamos a apoyar?
-A los indigentes.
-Ah, cierto.
-Y Anna va a dar un concierto de violín.
-Bah, pelirroja tonta, de seguro ni tocar sabe.
-Sí sabe, el otro día la vimos en concierto con Gina.
-¿Saliste con ella?
-Sí, la llevaré a la fiesta.
-Wow.
-De todos os todos me odian, prefiero ir con ella y no sentirme sola.
-Bien, las quiero en mi mesa.
-Seremos la mesa de los rechazados que no socializan.
-Sí, de todos os Said me deja sola cuando se va a platicar con sus amigos.
-Eso espero. –Afirmó Lara con la mirada en el vacío.
*
-Vamos Michelle, di "Adiós Casa" – Repitió la pequeña quien ya decía "Mami, Lena, Yulia, sí, no, arriba, por favor, gracias y todo lo que le pidieras que repitiera pero sin saber utilizarlo.
-¡Se nos hace tarde! –Gritó Rebecca.
-Mi vida, entras en pánico muy rápido, aún hay tiempo. –Le dijo Natalia.
-¡Ve! La niña ni siquiera trae puestos los zapatos. –Dijo alarmada.
-Ya se los está poniendo Lena, si no te tranquilizas te juro que desempacoi.
-No lo harías.
-¡No me retes Rebecca! Dormirás en la sala.
-Pero...
-Pero nada! Ve a esperarnos al auto, ya vamos.
-¡Pero yo ni siquiera voy a manejar! –Alegó.
-¡Deja de discutir conmigo y espera en el auto!
-Bien. –Dijo seria al darse vuelta y salir.
-Dios... la haces cómo quieres. –Dijo Lena.
-Es que, a ver, dime, ¿Dé dónde sacó la idea de que vamos tarde? Podemos salir a las 8 de la noche y da lo mismo!
Lena comenzó a reírse y tras ponerle suéter y zapatos a Michelle, bajaron junto con las últimas cosas tras cerrar la puerta de ese lugar que había sido su casa por tanto tiempo.

-Perdón, mi amor. –Le dijo Rebecca recargada en el auto en cuanto la vio salir del edificio.
Natalia sonrió y le dio un beso corto.
-Es que por un momento olvidé que tu siempre tienes con la razón.
-¿Lo dices para no dormir en la sala?
-No, lo digo porque es verdad, si quieres que duerma en la sala, está bien... toma. –Le dijo al darle las llaves del auto
Natalia era la única que conducía de forma decente y responsable, Lena le pisaba a fondo y Rebecca... ella simplemente no le pisaba.
-Te ves muy bien al volante. –Expresó Lena en un suspiro mientras la miraba conducir.
-¿Estás segura de esto? Podemos tomar el autobús, no quiero que te sientas triste.
-No estoy triste, sí ella estuviera aquí... yo no las habría conocido.
-Eso es verdad.
-Algo bueno sale de cada tragedia.
-Bueno... gracias por ser tan fuerte y dejarnos usar el auto.
-De nada, no fue mi idea, yo no sabía que seguía existiendo, Larissa fue muy amable al mandárnoslo, supongo que lleva 5 años en la cochera de la casa.
-Todo va a salir bien, esta es toda una nueva experiencia de vida, y... ¿Lena?
-¿Sí?
-Feliz cumpleaños.

*

-Estúpida lluvia. –Se quejó Yulia mientras se maquillaba. –Estúpida fiesta, no quiero ir.
-Mi vida, ¿Estás lista? –Preguntó Said entrando al cuarto.
-Ya casi, no tengo muchas ganas de ir.
-¿Quieres quedarte?
-No... sí quiero ir, Lara va a llevar a Gina.
-Oh, veo que planeas divertirte con la polémica que se forme.
-Exacto, bien, estoy lista, vámonos antes de que se caiga todo el cielo.
-Bien, vámonos.
Usualmente el viaje al salón les tomaba unos 10 minutos, pero esa noche, la lluvia hiso el camino de media hora... 30 minutos en silencio, Yulia sabía que si volvía a su casa, sería únicamente para cambiarse el vestido e ir a buscar a Lena, así que para proteger su matrimonio pantalla, ni siquiera se atrevió a comentar su inconformidad respecto al clima.
-Creí que no vendrías. –Le dijo Lara al recibirlos con Gina del brazo.
-Yo también pensé que no vendría, es cumpleaños de Elena, y pasé todo el día pensando en ella, conflictuada conmigo misma sobre si debería de ir a buscarla o esperar hasta mañana.
-Me alegra que hayas venido, anda, vamos, Anna ya comenzó a tocar.
-Yuju! Que emoción. –Expresó del o más sarcástico que su cinismo permitía.
-Bueno... te ves muy guapa.
-Gracias.
-Lara! Te escuché. –Exclamó Said.
-No te apures, hoy traigo a mi mujer.
-Muy graciosa. –Se quejó.
-Ya dejen de pelear, tengo un hambre feroz. –Dijo de forma totalmente fuera de tema lo que hiso reír a los 3.

Al llegar a la mesa escucharon a Anna con su violín durante 45 minutos, antes de que dieran el discurso de apertura y luego la cena.
-Estás comiendo por ansiedad, y no por hambre. –Le dijo Lara al verla masticar rápido.
-Sí, pero no quiero dejar de comer. –Alegó.
-Mi vida, voy a hablar con los hombres. –Le dijo Said.
-La dejas en buenas manos. –Le dijo Lara con su ya habitual tono burlón.
-Ay, eres tan graciosa. –Le dijo sarcástico y se alejó.
-¿Por qué me odia?
-Por qué te me insinúas y es inseguro. –Explicó riendo.
-Sí, ya me voy ... pero primero, voy al baño. –Expresó poniéndose de pie.
-M... creo que está borracha. –Le dijo Gina a Lara.
-Bueno, al menos eso la ha mantenido ciega. –Expresó sonriente.
*
-Es terrible, no debería ser así, se robarán a todos los hombres. –Expresó angustiada.
-Anna, no tienes de que preocuparte, solo son meseras... admito que la de pelo castaño está divina, pero solo son eso, meseras.
-Meseras hermosas, ¿De dónde las sacaron?
-La señora Lara se encargó de eso, son 10 meseras y 10 meseros.
-M... esa lesbiana, no se conforma con serlo, tiene que gritarlo, ¿Vieron a su novia?
-Sí, Anna.
-No puedo creer que la trajo, y no puedo creer que solo contrate a gente bonita.
Esa no fue la primera conversación de críticas que había escuchado Yulia, pero sí la que le llamó más la atención, de pronto el alcohol en su cuerpo perdió efecto y salió en dirección hacia Lara, tenía dudas que quería aclarar.
*
-Es lo que siempre digo, no vamos a lograr nada si no invertimos bien en eso. Linda, un Martini seco, por favor. –Pidió Said.
-Háztelo tú. –Le dijo Lena.
-L... L Lena! –Exclamó.
-No, soy su clon.
-Ay por todos los cielos, Yul se va a morir, ¿Ya te vió?
-No, aún no.
-¿Y que esperas?
-A la media noche.
-Ya es media noche.
-Ah, ok, bye.
-que gusto verte... Feliz cumpleaños.

Lena no contestó nada.
*
-Lara, Anna y las niñas estaban hablando mal de ti en el baño.
-¿Qué hise?
-No lo sé, tú dime.
-Bien, ya no es el cumpleaños de Lena, y ella, está detrás de ti.
Yulia se dio la vuelta de manera rápida y la vió sonriendo.
-Hola, bonita.
-¿E... Elena? ¿Qué haces aquí?
-Trabajo, ¿No ves el uniforme?
-¿Eres mesera?
-Sí, también Naty y Rebecca, tú mamá está con Michelle.
-¿Mi mamá sabe que estás aquí?
-Sí, nos hiso pastel.
-¿Qué haces aquí?
-Te cuento al rato.
-¿Por qué al rato?
-Porque ya no es el día de mi cumpleaños. –Le dijo al oído.
-Oh... pero..
-Shh, ven conmigo. –Le pidió tomándola de la mano.
-¿A dónde me llevas?
-A un lugar privado, tango mil años sin verte.
-Sigues siendo una exagerada, pecosita. –Le dijo mientras entraban en una alacena.
-Perdón por el lugar, pero no me deben ver, se supone que estoy en el trabajo.
-El lugar no importa, con que sea conmigo. –Expresó con nerviosismo.
-Tranquila, bonita, no te voy a comer... bueno...
-Lena, eres tan hermosa... tan mujer.
-Gracias. –Dijo enrojecida.
-Vamos a estar juntas, te lo juro.
Lena la miró con dulzura.
-Enloqueceré.
-¿A qué te refieres? Preguntó extrañada al sentir la respiración excitada de de Yulia sobre su boca, justo antes de perderse en un beso desesperado.
Lena no pudo evitar atraerla a su cuerpo y dejar que sus manos le recorrieran, la cintura, ansiosa le levantó el vestido y le acarició el muslo.
-Oh... Lena. –Gimió separándosele y la tomó de la mano, de forma decidida se acercó a una repisa, con ambas manos se apoyó y quedó sentada.
Lena sonrió. –Esa cara no la conocía. –Admitió poniéndose entre sus piernas y jugando con los tirantes del vestido.
-Vamos Lena, hazme tuya antes de que me vuelva loca. –Suplicó bajando ella misma los tirantes de su vestido y dejando sus pechos al descubierto.
-Oh... no quiero que te vuelvas loca. –Dijo atontada.
Yulia soltó una risa segura que se transformó en un gemido, al sentir los labios húmedos y suaves de Lena en su cuello.
De forma insegura comenzó a jugar con su pecho, sintiéndolo, saboreándolo, mirándolo endurecerse mientras Yulia se aferraba a la repisa, lentamente bajó hasta el ombligo, acariciándola y escuchándola gemir.
-Hazlo, Len. –Rogó.
-Yo.. –Dudó.
-¿Qué pasa?
-Nada, te amo, te amo. –Le dijo, y sin esperar reacción o respuesta, le puso las manos en la cintura y le quitó la ropa interior.
Yulia soltó un intenso gemido y perdió sus manos en la roja cabellera mientras Lena la saboreaba ansiosa, respirando por la boca mientras le exploraba el interior, podía sentirla tensarse, y de pronto quiso ir más profundo, cambió su lengua por un par de dedos y comenzó a besarla con fervor, callando jadeos que se escapaban entre cada pausa para respirar.
-Oh... sí. –Gimió. De forma extasiada al poner su mano sobre la que Lena tenía en su interior. –Más, más. –Exigió atrayéndola lo más posible hacia su cuerpo, sintiendo el sudor escurrir por su cuello, enterrándole las uñas de su mano libre en la espalda y sintiendo la adrenalina correr tan veloz, que su respiración perdió ritmo y se volvió nula hasta que el placer se elevó tanto, que un último grito salió de ella antes de quedar exhausta y con el corazón retumbándole contra el pecho.
-Te amo, te amo, te amo, te amo. –Le dijo con la cabeza recargada en su hombro, el cuerpo le temblaba y sentía dulces besos en su cabellera. –Te amo tanto, que hasta cierto punto como que me asusta, porque te amo desde el momento en el que te conocí, no puedo creer que tardé tanto tiempo en admitir que era amor. –Continuó diciendo con una vos tan lenta y suave que parecía que estaba a punto de quedarse dormida. –Estoy tan celosa de todos los que te vieron crecer... ahora eres toda una mujer. Mi Elena.
-Exacto. –Solo tuya. –Le dijo al besarla.
-Mía, mía, mía. –Dijo poniéndose torpemente de pie. –Y cómo eres mía, puedo hacerte lo que yo quiera, ¿Verdad? –Le preguntó desabrochándole la blusa blanca y dejando al descubierto la ropa interior negra que automáticamente la hiso sonreír.
-M... sí, todo lo que tú quieras. –Contestó desabrochándose el pantalón. –Te amo.
Yulia le besó el cuello y el pecho, de forma salvaje le quitó el pantalón y la sentó en la repisa en la que ella había estado, pudo sentirla temblar, levantó la vista y se encontró con una mirada de nerviosismo. Y de pronto lo supo.
-Por todos los cielos, ¿soy tu primera vez? –Preguntó incrédula.
-¿Te molesta? –Preguntó cerrando las piernas. –Te dije que lo iba a hacer con la persona que amara.
-Sí, me molesta, pero no por ti, por mí, me gustaría que hubieras sido mi primera vez.
-Te dije que para cuando llegara mi momento tu ya no serías virgen.
-Rayos, que ciega, ¿Hablábamos de mí?
-Te amo. –Dijo como si expresarlo le diera placer.
-Yo a ti... Recuero que dijiste que me querías dejar exhausta, para que yo te tocara lento y que fuera dulce, que ibas a estar nerviosa, y que no ibas a saber cómo sentirte, bueno, seré dulce y calmada, no estés nerviosa, porque yo lo tengo bajo control y vas a sentir tanto placer que vas a gritar mi nombre y no podrás volver a pensar en otra cosa.
Lena sonrió y se sumergieron en un beso apasionado y largo que les atrapó los sentidos. Yulia la comenzó a acariciar, quería volver loca a Lena, callando sus gemidos con besos, pronto pudo sentir su humedad, exigiendo gráficamente atención, primero solo acariciándola hasta que se adentró en ella y la escuchó soltar un quejido.
-Tranquila, relájate, te va a gustar. –Le aseguró introduciendo y sacando sus dedos de manera lenta.
-Ah!, pero, Ah!
-Confía en mí. –Le dijo antes de besarle el pecho pecoso y continuar con el jugueteo en su interior, no pasó mucho antes de que Lena gritara de placer., pidiendo más y aferrándose de manera desesperada a los brazos de Yulia, rasguñándola y mordiéndola.
Una sensación de calor le llenó el cuerpo y la hiso sudar, unos segundos antes de que su interior se sacudiera, se sintió mareada, un mareo agradable y relajante que la hiso cerrar los ojos y soltar un suspiro largo y satisfecho.
-No me vuelvas a dejar. –Le pidió Yulia mientras le abrazaba la cabeza.
-Nunca. –Aseguró agitada.

Algun DiaWhere stories live. Discover now