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-Esa misma. –Sonrió. -¿Cómo terminaste así? –Le preguntó la chica rubia
-¿Así, cómo?
-Con una hija bebé y embarazada.
-Ah... Michie es mi sobrina y el bebé es de Yulia.
-¿he? Crei que Yulia estaba casada.
-Lo está, vamos a jugar al parque ¿Vienes? Y te cuento.
-Am... -Dijo mirando su reloj. –Ok... hay tiempo.
-Tiempo... hace tanto que dejé de ver la hora.
-¿Tien es ella?
-Es Amanda, Amanda, Te presento a Michelle.
-Mucho gusto. –Dijo sonriendo. -¿De quién es?
-De Natalia y Rebecca, son amigas mías, y ahorita salgo con Michelle porque es mi amiga.
-Ok...
Ambas caminaron en silencio mientras Michelle les contaba sobre las vez que Cenicienta la había llevado a cenar.
-Es peligrosamente mentirosa. –Dijo Amanda mientras la miraban jugar en el arenero, Lena le acababa de contar la historia y no estaba segura de si le impresionaba el engaño y la vida de Lena, o la facilidad de Michelle por mentir.
-Es... imaginativa, busca que las cosas pasen a su conveniencia, es la viva imagen de su mami, física y emocionalmente, supongo que por eso Rebecca la ama tanto.
-Es su hija, es normal.
-Exacto, Yulia ama a este bebé, por lo tanto es su madre.
-Creo, que por lo que tú me cuentas, estas más loca de lo que pude haber imaginado.
-Puede ser... cuando planeamos engañar a Said, no parecía un mal plan... no contaba con la carga emocional de verlo encariñarse con el hijo de un neurocirujano.
-Síntoma inicial de la locura "No ver la locura como locura"; Lena estás embarazada y no tienes nada, ¿Qué vida tendrá el bebé?
-Será feliz, de eso estoy segura.
-¿Y tú eres feliz?
-Sí, soy feliz porque tengo salud y voy a ser mamá, es como,,, si mi ego lésbico se hubiera evaporado, quiero dedicarme a atender a este pequeño, quiero qué él sea feliz y sí él es feliz, yo lo soy también.
-Bueno... pero eso es del corazón, hay necesidades físicas, dale el bebé a Yulia, se joven.
-Soy joven, con o sin bebé, he vivido muchas cosas, aventuras que simplemente me han convertido en lo que soy, y sé que puede sonar apresurado, tengo 18 años, pero creo que es tiempo de moverme más despacio.
-Has cambiado mucho.
-Lo sé... ¿Qué ha sido de ti?
-Nada interesante, cuando te fuiste me sentí muy sola, pero dejé de extrañarte cuando me di cuenta de que lo más probable era que ni me recordaras, no me equivoqué. Yulia siempre va a tener tu corazón. Estoy estudiando medicina y soy soltera.
-No es que no haya pensado en ti... perdón, es que cuando mi mamá murió, todo dejó de tener sentido para mi, y Yulia, simplemente era todo lo que yo necesitaba, cuando me llevaron, no pude pensar en otra cosa.
-Lo sé, tranquila. ¿Qué es Yulia para ti en este momento?
-La madre de mi hijo y la mujer de mi vida, lo va a ser siempre, solo quiero ser lo mismo para ella.
-Bueno, me voy, llegaré tarde a clases.
-¿Cuál era el punto de tu pregunta?
-Ver sí aun tenia oportunidad, veo que no.
-No... nadie la tiene, esto es bastante triste hasta para mí.
-Tú no eres para rogar... eres para que te rueguen, es bueno que dejes que Yulia madure para ti.
-Ese es el plan.
-Me voy, fue un gusto verte.
-Igualmente, que te vaya bien.
-¡Adiós, Michelle! –Gritó para que la escuchara.
-¡Adiosh! –Contestó prestándole atención solo un segundo para luego seguir jugando.
Amanda salió del parque, Lena la miraba con cierta nostalgia, se imaginaba que si no se la hubieran llevado, ella sería como Amanda, tendría prioridades normales como los amigos y la escuela, sin embargo estaba completamente cómoda con su embarazo.

-A mi si me cae bien, ¿Por qué a ti no? –Le preguntó al bebé. –No... es buena, es amable, fue una gran amiga mía cuando la necesite... no hijo, nadie es tu mamá, a tu mamá la amo, más que a nadie... ah mira tú, me saliste celoso, a ti te amo más... es que es un amor diferente... ya quiero verte... sí, me muero de ganas... aun debo esperar 2 meses.... ¿menos de 2 meses?... ay no me asustes... ni siquiera sé que debo de hacer... no he ido al médico desde que me fui de casa de tu mamá... voy a pedirle ayuda a Larissa... si, me da pena... ¿Qué quieres decir con que me voy a sorprender al verte?... Ah... eres más lindo de lo que creo... ¿Cierto? ... eso lo sé, no puedo imaginarte por que cualquier cosa que imagine será muy poco comparado con lo que eres. Te amo.
-¡¡Tía Lenaaaa!! –Gritó Michelle.
-¿Qué pasa?! –Preguntó saliendo de su enajenación.
-¡Cae agua del cielo! ¡Ah! ¡Me mojo! ¡Agua fea!
Lena comenzó a reírse y corrió a abrazarla. –Eso pasa cuando ignoramos a Larissa, siempre llueve. –Le dijo y caminó rápidamente tapándola con su abrigo, no tardaron mucho en llegar a la casa.

*

-Yulia, estamos cenando, yo nunca me traigo el trabajo a la mesa, ¿Podrías dejarlo a un lado?
-No, estoy ocupada. –Dijo masticando un pedazo de zanahoria.
-Me gustaría tener una conversación amena contigo, ya casi no hablamos.
-Lo sé, pero estoy ocupada, ¿De qué quieres hablar?
-No lo sé, podemos hablar de lo que sea.
-Sí no tienes un tema, no me interrumpas, estos cálculos no me salen.
-Yulia, ¿Cómo pretendes tener tiempo para él bebé si siempre estas ocupada? Ya tienes un mes así, no creí que invertir en ese negocio te fuera a llevar tanto tiempo.
-No solo es un negocio, y tu sabes que Lara no es buena para los números, debo de hacerlo yo, la apertura del café es en 4 días y aun me faltan demasiadas cosas.
-¿Por qué no le pides ayuda a Lara?
-Porque ella esta encargándose de la promoción del lugar, es un genio para eso, además el lugar es más mío, tengo más responsabilidades.
-Bueno, no creo que pase nada si me dedicas 20 minutos en una conversación...
-Tu idea de conversación no me apetece, no quiero nada físico.
-¿Por qué?
-Por qué no.
-Esa no es una respuesta.
Yulia se puso de pie y le dio un trago a su vaso de vodka, voy al cuarto de Lena a terminar el trabajo, si ocupas algo piensa dos veces si es importante o no, antes de tocar la puerta. –Le dijo y se llevó los papeles y la computadora en sus manos.
-¿Qué pasa Yulia?
-¡Tengo trabajo! ¿No te das cuenta? Estoy muy ocupada. –Le dijo y se escuchó el golpe de la puerta del cuarto de Lena.
Había terminado los cálculos hacia casi media hora, pero buscaba cualquier pretexto para no tener que hablar, convivir, o siquiera pensar en él. Se dejó caer en la cama y miró hacia la ventana. –Odio la lluvia. –Refunfuñó la mujer de pelo negro. Y se metió en las cobijas para dormir y no pensar en Lena, recordarla la hacía sentir el corazón, y eso le desagradaba.
*

-¡Elena Katina! Te dije que te llevaras paraguas, ahora debo bañar a Michelle con agua caliente o se va a enfermar, ándale, metete a bañar tú también al baño de Yulia, yo baño a la niña en el mío. –Exclamó Larissa estresada por siempre ser ignorada.
-Yo quiero bañarme con tía Lena.
-No, tú no quieres eso. –Le dijo llevándola empapada en sus brazos hasta su habitación. Lena solo sonrió ante el intento de Larissa para que Michelle no cayera en el mismo amor en el que ella había caído años atrás.
*
-No quiero.
-Sí, si quieres, Michelle, si no te vas a enfermar.
-Laaaari.
-No me hagas berrinches, no importa lo que hagas o digas, te vas a bañar. –Le dejó claro mientras la metía en la tina llena de agua caliente.
No tardó mucho en estar contenta y salpicando todo de agua al punto en el que lloró cuando la sacaron.
La puso en la cama y comenzó a secarla y llenarla de crema cuando el teléfono sonó.
-¿Diga? –Contestó Larissa.
-Hola mamá.
-Yulia...
-Sí, soy yo, no cuelgues por favor, no quiero hablar con Lena, quiero hablar contigo.
-Claro hija, dime, esperaba tu llamada desde que vi que empezó a llover.
-Bueno... es que, tu sabes que abriré un café con Lara... lo inauguraremos en 4 días... y quería saber si querías ir... y llevar contigo a Lena... sería realmente muy especial que ella estuviera allí, nada de esto hubiera sido de no ser por ella...
-Lo entiendo hija, no te prometo nada, solo que voy a hablar con ella, yo allí estaré, te lo aseguro, el problema es que por lógica elemental, Said va a estar allí.
-Estúpido.
-No le digas así, tú lo escogiste.
-Estúpida yo entonces.
-Deja de ser tan dura contigo misma, ya lo es suficiente Lena.
-Ah, debería de serlo más... no la merezco. –Dijo comenzando a llorar.
-Hija, tranquilízate, te prometo intentar llevarla, este descanso mutuo ya no les está siendo de mucha ayuda... creo que si vas a dejar a Said, debes de hacerlo pronto, y no solo dejarlo, sino decirle toda la verdad.
-Lo sé, lo voy a hacer pronto... ya no lo aguanto.
-Hija, debo colgar, Michelle esta brincando en la cama sin ropa, es que la tuve que bañar porque Lena olvidó salir con paraguas.
Yulia soltó una leve risita. –Está bien mamá, espero verlas a las dos en la inauguración, ¿Quién mejor para cortar el listón rojo, qué Lena?
-Bien... no te hagas ilusiones, haré mi mayor esfuerzo.
-Lo se. –Le dijo y colgó.

-¡Michelle! Estate quieta.
-Yo me visto solita, no me ayudes. –Dijo frustrada con su calcetín.
-Bien, si ocupas algo grítame, voy a ver si Lena está bien, no me tardo. –Le dijo y salió de la habitación.

-¿Lena, todo en orden? –Preguntó abriendo la puerta y se encontró con la pelirroja dormida, estaba tapada hasta la cabeza y solo se asomaban unos rizos rojos por encima de la cobija. –Descansa pequeña. –Le dijo y cerró la puerta.

*-*
Lena de nuevo se encontraba en ese lugar desierto que la había atormentado desde que su madre había muerto, solo que esta vez tenia ropa, no estaba embarazada y se sentía ligera, de pronto apareció Yulia junto a ella y se sentaron en una banca, de la nada el lugar desierto se llenó de pasto y una brisa fresca les movía el cabello.
-¿No se supone que mi subconsciente me manda a mi misma darme alguna lección? –Le preguntó Lena a Yulia.
-Bueno, algo cambió.
-¿Qué cosa?
-Tú, Lena. ¿Quieres? –Le preguntó ofreciéndole leche de fresa.
-No gracias.
-Te amo Lena.
-Lo sé.
-¿Te das cuenta de que tienes ropa y estás conmigo?
-Sí, significa que estar conmigo es lo que ocupas, y es lo que yo ocupo.
-Bueno, ocupo que entres en razón y ¡dejes de ser tan insolente!
-Grítame Lena, desahógate.
-¡Te odio Yulia Volkova! ¿Cómo puedes tenerme tan idiotizada? ¿Cómo puedes tenerme tan mal? ¡Estoy a tus pies y te aprovechas de eso! ¡Es tan injusto!
-Más, dime más.
-¡Te amo! –Gritó y comenzó a llorar.
-Yo a ti, mucho. –Le dijo y la abrazó.
Lena se aferró al cuerpo de Yulia y se quedó dormida.
*
Cuando despertó, la almohada estaba empapada de lágrimas y se sentía contrariada y relajada a la vez.
Miró el reloj, eran las 8 de la mañana, había dormido bastante; Se levantó sintiendo su cuerpo entumido y agarró su cabello con una liga, la mañana estaba muy nublada, se puso suéter y salió a la calle. No tenía idea de a dónde iba, solo quería caminar, el aire frio le entumía la cara de manera reconfortante y a su mente llegó el sentimiento de no recordar haber tomado la decisión de salir de la casa.
-¿Lena, estás bien? –Le preguntó Yulia.
-¿He? Se supone que no debes verme.
-Am... yo no fui a buscarte y traes pijama... ¿Me perdí alguna nueva a?
-Oh... Dios... am... no me fijé, que pena. –Dijo con ambas manos sobre la cara.
-Te ves muy bien, si yo no hubiera visto ese pijama antes, no sabría que es pijama, te ves muy casual.
Lena sonrió. –Se supone que no debemos hablar.
-Lo sé. Déjame llevarte a casa, ¿Sí? Por favor.
-Bien, solo por que traigo pijama.
-Gracias. –Le dijo y de la mano la llevó hasta el auto. -¿Cómo está el bebé? –Le preguntó poniendo su mano libre sobre el estómago de la pelirroja.
-Feliz... te extraña.
-Yo a él... mucho, y a ti. ¿Me extrañas?
-Sabes que sí.
-Lena, perdóname.
-Se que estas arrepentida, pero yo intento sacar de mi mente lo sucedido y no puedo... y tú sigues viviendo con él.
-No por mucho tiempo, dame unos días, lo juro, esto no va a seguir.
Lena suspiró.
-Len... voy a abrir un café, no sé si lo sabes... fue lo primero que se me ocurrió y Lara me apoyó ya que no hacemos nada... sería un honor para mí que tu inauguraras el lugar, por favor, todo esto es por ti, porque te amo y porque sin ti soy un muerto, odio la idea de tenerte tan cerca y tan prohibida, por favor.
-No me agrada la idea de ver a Said. –Dijo Lena acomodándose en el asiento.
-Lo se... puedo hacer que tenga algo del trabajo... quiero verte allí.
-Y yo quiero que lo dejes.
-Está bien, entiendo... cambiemos el tema, ¿Qué hacías en la calle a estas horas?
-No recuerdo haber salido de la casa... tal vez pensaba que seguía soñando.
-¿Qué soñabas?
-Contigo.
Yulia sonrió. -¿Fue un sueño bueno o uno malo? –Preguntó.
-No estoy segura. Ayer salí con Michelle. –Dijo para cambiar el tema.
-Sí, me dijo mamá que olvidaron el paraguas.
-Típico, ¿Verdad? Me pregunto si algún día aprenderemos a hacerle caso.
-Espero que sí. –Sonrió.
-Ayer me encontré con Amanda y hablamos de ti.
-¿Amanda...? ¿De mí? ¿Qué hacías con ella?
-¡No te enceles! No tienes el derecho de estar celosa.
-Perdón.
-De todos os estoy embarazada, es más que obvio que no estoy disponible... hablamos de ti, de lo que me haces sentir y de cómo, desde que murió mamá tu te convertiste en todo lo que yo necesitaba...
-Te amo Lena.
-Te amo, y te juro que nadie me hace enojar como tú.
-Perdón.
-Extraño a mi mamá. –Dijo con un tono tímido y apenado mirando al vacío.
Yulia estacionó el auto y miró el volante unos segundos, antes de armarse de valor para verla a la cara.
-¿Quieres que hablemos de ella?
Lena asintió. –Aunque no sé ni que decir... tengo tantas cosas que debo echarle en cara a Sergey, es su culpa que mamá esté muerta.
-Lena no digas esas cosas, no fue culpa de nadie...
-Lo escuché hablando... la noche que me escapé, lo escuché decir que el contactó a mamá un día antes, te juro que quiero ir a la cárcel y matarlo, y al mismo tiempo, prefiero que viva encerrado, no quiero darle el privilegio de morir.
-No creo que debas ir a verlo, no dirías nada inteligente, estas cegada por el odio.
-Lo sé, pero lo odio, me quitó a mi mamá, el sabia que ella era inestable, lo sabía... fue tan injusto, me dejó sin mamá.
Yulia la abrazó sin saber que decirle, intentando quitarle un poco de dolor.
-Has sido muy egoísta Yulia, y entiendo por qué lo eres... es extraño, pero lo entiendo, te respeto y ahora quiero ser egoísta, quiero que seas mía, y nada más, quiero que no me dejes, que seamos lo mismo y que estemos juntas.
-Claro que sí Lena.
-Es que lo dices como si fuera algo fácil.
-Es fácil Lena, ya te he dicho esto miles de veces y te lo voy a decir hasta que me canse; te conocí cuando tenías 3 años, te enseñé a ir al baño, a no temerle al agua, a no temerle al contacto con personas, has sido mi mejor amiga por 15 años, y te juro que estoy feliz de que al fin, las dos hayamos encontrado un punto medio, en el cual, nuestra edad nos permite estar juntas, tu sabes que me da miedo, me asusta mucho lo que pueda pensar la gente, pero no me importa, Lara me enseñó que debo ser feliz, aunque no sea de la forma que la sociedad quiere, aunque seas 10 años menor, aunque yo sea 10 años mayor, aunque el futuro se sienta extraño y aunque te enojes conmigo porque no tenga energía para sacarte a pasear, o que yo me enoje porque me de envidia que tú aun tengas ganas de salir... confió en que si ese momento llegara, seré capaz de recordar que estoy contigo porque eres lo más mágico del mundo, eres lo que le da un propósito y un sentido a mi vida, te juro que no tienes idea de cómo te amo y te admiro, eres simplemente la mejor persona del mundo, tienes 10 años menos que yo y aun así, yo aspiro a ser cómo tú. –Le dijo mirándola fijamente a sus ojos verde grises y notando cómo se inundaban lo que hiso que la abrazara con más fuerza.
La pelirroja cerró los ojos y lloró escondiendo su cara en la blusa de Yulia.
-Llévame a casa. –Le pidió. –Te veré en la inauguración del café, quiero cortar ese listón.
Yulia rió entusiasmada y la besó en la mejilla. –Gracias Lena. –Le dijo dulcemente mientras encendía el auto.
La pelirroja solo sonrió.

Algun DiaWhere stories live. Discover now