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-¿Qué haces Yulia? –Le preguntó Said al verla entusiasmada sobre la cama de Lena.
-Preparo una pañalera para él bebé, quiero dársela a Lena, en casa de mamá no tiene nada y ocupa una pañalera lista para cuando sea el momento, se que aún faltan 2 meses, pero más vale prevenir, no quiero que nazca mi hijo y lo tengan con una sábana nada más.
-Oh... ok... ¿Eso significa que te reconciliaste con Lena, no?
-Ella está enojada, esto lo hago para el bebé, pronto veré la forma de hacerla feliz de nuevo. ¿Te gusta este mameluco?
-No, es azul cielo, ¿No tienes algo más varonil?
Yulia lo miró inconforme.-Sí, si tengo otros más varoniles, en fin... a mi tampoco me gusta ese, quiero ponerle este mini pantalón y este suéter de rombos, ¿No está divino? Pero dijeron que él debe de estar cómodo, dijo el doctor que no puedo llegar y ponerle unos converse... que aburrido, pero bueno, hay tiempo para todo. Ya tengo pañales, toallitas húmedas, shampoo de ese que es "sin lágrimas", talco, crema humectante con aroma a lavanda relajante, crema para las rozaduras, calcetines, baberos, de esas toallas que todos usan que son tipo babero y chiquitas, una cobija gruesa, una cobija ligera, am... otra cobija, pañaleros, mamelucos, 6 gorros, los converse rojos de bota... digo, por si el doctor no está mirando y el pantalón y el suéter de rombos, debo de ir a comprar uno de esos mamelucos gruesos, vi uno en la tele el otro día, es como si fuera una cobija pero no lo es, ¿Me falta algo?
Said sonrió. –Creo que estás más que lista.
-Lo sé, se lo voy a dar mañana en la inauguración del café.
-¿Va a ir?
-Claro, ella va a cortar el listón.
-Oh... sí... sobre la inauguración... yo de verdad quería ir, pero así de la nada, me llamaron del trabajo y debo de estar fuera de la ciudad.
Yulia sonrió internamente, ella misma se había encargado de que tuviera ese día ocupado. –No importa Said, el trabajo es primero, además ya conoces el café, solo vamos a cortar el listón que lo haga oficial.
-Ay eres demasiado comprensiva, voy a bañarme, ¿Vienes?
-No, por nada en el mundo, ya me bañé, voy a salir.
-¿A las 10 de la noche? ¿A dónde? ¿No te parece que debemos de hablarlo?
-No, no voy a hacer nada malo ni ilegal, y son las 9:30.
-¿Entonces, a dónde vas?
-Voy a ir a robarme un león del zoológico.
-Creí que habías dicho que no harías nada malo e ilegal ¿No me vas a decir?
-Ya te dije.
-Claaaro, no vuelvas muy tarde y no apagues tu teléfono.
-No voy a llevar mi teléfono al zoológico de noche, sería como ponerme un letrero que le diga a la policía "Atrápame".
-¿A dónde vas a ir Yulia?
-Ya te dije.
-Pero en serio.
-Ya está lista la pañalera. –Dijo acomodándola sobre la cama. –Vuelvo en un par de horas, ¿Sí?
-De todos os te vas air aunque diga que no.
-Cierto. Adiós. –Dijo pasando junto a él y corriendo a la puerta. Se metió al auto y miró el reloj. -Rayos, ya voy tarde. –Dijo y enseguida comenzó a sonar su teléfono. -¿Diga?
-Yulia, ya vas tarde, ya lo van a sacar, ¿Estás segura de esto? Por que técnicamente no te corresponde.
-Sí Lara, estoy segura.
-¿Qué le va a decir?
-No estoy segura.
-Eres el colmo, tiene suerte de que esté igual de loca que tu y apoye tus locuras.
Yulia sonrió. –No tardo. –Dijo y colgó el teléfono.
La calle estaba sola y acababa de dejar de llover, las luces llenaban la ciudad con un color anaranjado, en unos minutos dejó los edificios atrás, y se adentró en la carretera, de pronto las casas en el periférico desaparecieron y solo con las montañas a su lado, siguió hacia adelante.

"Prisión de seguridad media, Prados" –Leyó en vos baja al entrar en el estacionamiento del lugar.
Lara la esperaba afuera del auto, al verla llegar abrió la puerta del pasajero y dejó salir a Lena.
-Hola mi amor. –Le dijo. -¿Estás lista?
-Sí, ¿Segura que quieres venir conmigo?
-Es un honor que me hayas pedido que te acompañara.
-No puedo hacerlo sola.
-Por eso estoy aquí, no estás sola. –Le dijo y la tomó de la mano mientras pasaban por las revisiones de seguridad. –Les quitaron las joyas y los teléfonos, una guardia de seguridad les tocó el cuerpo para verificar que no llevaran nada y al fin las guiaron a un cuarto de concreto que tenía una mesa con 3 sillas, iluminado por una lámpara de luz blanca y un guardia que no se movería de allí.
Yulia ayudó a Lena a sentarse y esperaron unos minutos antes de que llevaran a Sergey al lugar.
-Vaya, vaya, vaya. Yulia Volkova y Lena Katina... que sorpresa. –Dijo con un tono autosuficiente. –De todas las personas del mundo no creí que fueran ustedes.
-¿Te emocionas Sergey? –Le preguntó Yulia.
-Verdaderamente, me da gusto e intriga verlas. ¿Qué pasa?
-Vengo a hablar de mamá. –Dijo Lena. –No de mi, creo que si empezamos a hablar sobre mi vomitaré, quiero que me cuentas qué fue lo que le dijiste a mamá para que se matara.
-Ella se mató por que quiso, yo no le dije nada.
-Claro que si, la asustaste, ¿Por qué lo hiciste? Vamos, vas a estar aquí 70 años, no tiene caso que te aferres a los secretos.
-En eso tienes razón Lena, voy a estar aquí más tiempo del que voy a vivir, ¿Qué quieres que te cuente?
-Quiero saber que le dijiste.
-De verdad no fue nada, tal vez te parezca estúpido. En un viaje de negocios a la ciudad, me la encontré, ella no me vio, la seguí y te vi a ti y me di cuenta de que te necesitaba.
Yulia pudo sentir cómo Lena apretaba su mano debajo de la mesa.
-Esa noche, intenté llamarlas, pero nadie contestaba, hasta como las 2 de la mañana, al fin tu madre contestó, solo le dije "Inna, te encontré, quiero que me la devuelvas, sabes que no puedes cuidarla, no eres tan fuerte, ¿Quieres que tu hija te vea romperte? Sal de su vida, por su propio bien..." eso fue todo lo que le dije, no esperaba que se matara.
-Y lo lograste... salió de mi vida, me dejaste sin mamá... ¿Sabes lo que es eso? Espero que no, es algo que no te deseo ni a ti, el sentirte sola de noche, tener miedo, ocupar un abrazo, ocupar ese amor incondicional que solo las madres saben dar... ese que es infinito... y me lo quitaste... ella estaba bien, es solo que esa noche yo le había dado en que pensar, tu llamada la destruyó... Es estúpido lo fácil que te fue quitármela para siempre.
-Yo solo te quería de nuevo.
-Sí... soy tu mini empresa pornográfica, bravo, eres un gran hombre Sergey, arrancaste a una niña de los brazos de su madre, porque su físico te gustaba para satisfacer el morbo de hombres cómo tú... eres realmente magnífico.
-Lena...
-No digas nada, por favor, ya escuché lo que quería saber; solo quiero decirte una última cosa; te perdono por haberme arruinado la vida, te perdono por que de seguro en este lugar te están castigando lo suficiente, te perdono porque gracias a tus crímenes terminaste aquí y al fin soy libre y me espera una gran vida por delante. Yulia y yo tendremos un bebé, por si no lo has notado; estoy muy contenta de que esta es la última vez que me vas a ver y esto es lo más cerca que estarás de mi hijo; no tienes familia, tuviste la oportunidad pero eres humano y la dejaste ir, dejaste ir a mamá, me dejaste ir a mi... Espero que sientas que tu vida valió la pena. Hasta nunca Sergey. –Dijo sin perder calma y sin mostrar deseo de llorar. Se puso de pie y Yulia la siguió.
-Cuídala bien Volkova. –Dijo Sergey sin poder mirarlas a la cara.
-Ciertamente Señor, lo haré mejor que usted. –Expresó y le dedicó una sonrisa, no era de burla, sino de orgullo a Lena.
Salieron aun de la mano, les regresaron sus cosas y se mantuvieron en un silencio calmo, aun cuando Lara las vio salir y Yulia le agradeció y le dijo que ella se ocuparía de llevar a Lena.
Entraron al automóvil y Yulia le puso la mano sobre la pierna. –Estoy muy orgullosa de ti. –Le dijo después de un rato más en silencio, las casas del periférico comenzaban a asomarse, y más allá se veía la ciudad, iluminada con ese tono naranja, parecía que de nuevo estaba por llover y hacía un frio que calaba hasta los huesos.
Lena dio un suspiro fuerte y se llevó ambas manos al estómago. –Creo que morí de miedo y luego reviví. –Dijo un poco contrariada sin saber cómo explicar su sentir.
-Tranquila, eres extraordinaria, haces que me sienta tan feliz.
-Creo que el bebé está igual de asustado que yo.
-Tranquilo hijo, todo está bien, yo estoy aquí para cuidarte, a ti y a tu mami. –Le dijo poniendo su mano sobre las que Lena tenía en su vientre.
-Ay... me da tanta envidia que lo hagas feliz.
-¿Está feliz? –Preguntó sonriente.
-Mucho, dice que... no quiere que nos dejes.
-Oh... Hijo... yo le hice una promesa a tú mami, una promesa que estoy a punto de cumplir, te prometo que en cuanto arregle mis errores voy a estar con ustedes, lo juro, no es mi intensión lastimar, así que debo dejar de hacerlo.
-No te preocupes por él, Yulia, ya he intentado explicarle y sigue enojándose conmigo cada que no te pido que te quedes.
Yulia sonrió dulcemente. –No es mi intensión afligirlos de esa forma, tampoco quiero aprovecharme de que me extrañen y de que yo los extrañe para pedirte que rompas lo que me ordenaste, quiero portarme como gente madura para ti.
-En ese caso vas por buen camino.
-Gracias.
-Tengo ganas de ti. –Dijo suavemente mientras le acariciaba la mano que aun tenía sobre su vientre. –De verdad gracias por acompañarme, significa mucho para mí.
-Ay Lena, yo... tu sabes que si me pides una estrella voy por ella, y voy con gusto y ganas, porque una sonrisa tuya hace que todo tenga sentido, es como... lo que necesita mi vida para servir.
-Te amo y te extraño.
-Te amo y yo a ti también te extraño. ¿Te cuento algo?
-Claro.
-Hoy le hice una pañalera al bebé, tiene todo lo que dice en la lista que me dio el pediatra.
-¿Y los converse rojos para cuando no esté mirando?
-¡Claro! –Exclamó riendo. –Tú si entiendes.
-Es bueno que tengamos iniciativa con nuestro hijo... aunque no sea de la forma más madura.
-Sí, te la voy a dar mañana en la inauguración.
-Ya quiero que sea mañana para verte de nuevo.
-Ay lo sé... no creo poder dormir. –Le dijo mirándola mientras entraban a la calle en la que se habían criado.
-Está lloviendo... somos el colmo, vivimos en el lugar más lluvioso del mundo y no cargamos con paraguas.
-Tal vez deba meter uno al auto, y llevar uno pequeño en mi bolsa, de esos que vienen todos comprimidos.
-Sí, es decir, vamos a ser madres... no importa que nosotras nos mojemos, pero pequeño bebé no se puede mojar.
-Sí. Pero por el momento, quiero que la mamá de pequeño bebé llegue parcialmente seca a la puerta. –Dijo estacionando el auto frente a la casa y estirándose al asiento trasero por su abrigo. –Póntelo mi amor.
-Eso no me queda.
-No importa, tú póntelo, quiero que tu espalda llegue seca, anda, rápido porque hace mucho frio.
Lena asintió y metió los brazos en el abrigo, tiernamente sintió cómo Yulia le ponía un gorro de estambre en color rosa pastel y enseguida la vio bajarse del auto y abrirle la puerta del pasajero. Cuidándola con su propio cuerpo la metió en la casa y dejaron caer el abrigo al suelo en cuanto cruzaron la entrada.
-Gracias. –Le dijo Lena.
-De nada, ¿Estás seca?
-Sí, solo mis zapatos se mojaron
-Vamos, a secarte. –Le dijo llevándola de la mano por las escaleras, el piso de madera crujía al contacto de sus pasos.
La Yuli-cueva estaba tal cual la había dejado Yulia cuando se había casado, solo Lena podía entrar. –Acuéstate. –Le dijo tomándola de ambas manos para que se recostara lentamente, le quitó los zapatos y de su cajón sacó calcetines secos y se los puso. –Bien hermosa, me debo de ir, nos vemos mañana. –Expresó dulcemente mientras la tapaba con las cobijas, el gorro rosa dejaba ver sus rizos rojos y la piel pecosa lucía relajada al contacto con las sábanas de franela. –Te vez...
-¿Mal?
-No. –Rió. –Te ves cómo el día que te conocí... solo que eres grande, te amo tanto... estoy empapada igual que ese día...
-No recuerdo haber sido tan pequeña cómo tu recuerdas.
-Pero lo fuiste, tus manos eran tan pequeñas que usabas las dos para detener el control remoto, solo sabias subir y bajar el volumen y me hiciste enseñarte cuáles botones debías presionar para encontrar "Discovery Kids.". ¿Aún pasan los Backyardigans?
Lena comenzó a reírse. –Creí que nunca lo ibas a poder pronunciar.
-Claro, 15 años de práctica debían de tener resultados.
-Eso es verdad.
-Ya me voy antes de que mis ganas de meterme en las cobijas sean más fuertes.
-Hasta mañana Yulia.
-Hasta mañana Lena, hasta mañana pequeño bebé. –Les dijo saliendo de la habitación.

*

-Tía Lena, Tía Lena, Tía Lena, Tía Lena, Tía Lena.
-Mande Michie, mande Michie, mande Michie, mande Michie.
-¿Por qué te pones ropa así?
-¿Cómo?
-Así.
-Ah, es que vamos a ir a ver tu tía Yulia.
-¿Yo debo ponerme bonita?
-Tú ya te ves bonita, me gusta ese vestido que te puso tu ma.
-No, es feo, ma no sabe vestir Michie.
-Sí, si sabe.
-Izi dice que ya.
-¿he? ¿Quién es Izi?
-bebé es Izi.
-Ah... ¿Ya, qué?
-Dice que ya no quiere estar allí. –Le dijo apuntándole el estómago.
-¿Eso es verdad? –Le preguntó a su bebé. –No me habla. –Dijo contrariada al no sentir la comunicación a la que estaba ya acostumbrada.

-¿Están listas? –Preguntó Larissa entrando a la habitación.
-Sí, estamos listas. –Contestó Lena poniéndose de pie con Michelle en brazos. –Ay... -exclamó un poco confundida al sentir líquido tibio escurrir por su pantalón.
-¡Lena! –Exclamó al momento en que se le acercaba para quitarle a Michelle de los brazos.
-Lari... Ayúdame... tengo miedo. –Dijo Lena justo antes de sentir su primera contracción.
-Todo va a estar bien.
-Lari, faltan 2 meses, no es tiempo aún. –Dijo entre lágrimas.
Larissa dejó a la pequeña en el suelo y ayudó a Lena a bajar las escaleras lentamente hasta llegar al automóvil. Volvió por la niña y se dirigieron al hospital.
*

-Lara... no llegan... ya es hora... no llegan...
-Tranquila Yulia, no pasa nada.
-Claro que sí, he llamado a casa un millón de veces él día de hoy y nada.
-De seguro vienen en camino.
-La gente está esperando a que se corte el listón, Lena no llega... ¿y si tiene un resfriado por la salida de anoche?
-Estás sacando conclusiones apresuradas.
-Lo se... pero... mi mamá no me ha llamado. –Dijo y enseguida escuchó su teléfono celular.
-Allí está la llamada que esperabas, contesta. –Le ordenó Lara.
Yulia sacó su celular. -¿Mamá?
-Sí hija, Lena va a tener al bebé en este momento, es un parto prematuro, está muy asustada, te necesita.
-Pero, aun falta, por favor, dime que es una falsa alarma.
-No lo es, está en trabajo de parto.
-Pero tiene apenas los 7 meses.
-No es hora de que discutas conmigo, ven acá.
-ya estoy yendo, nos vemos. –Dijo y colgó. –Lara, corta el listón tú, Lena va a tener al bebé ahora. –Gritó corriendo hacia la salida del café.

Algun DiaWhere stories live. Discover now