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-¿Qué demonios acaba de pasar? –se preguntó Yulia con las manos sobre la cara.

Estaba enojada con Lena, furiosa por la actitud y dolida por el determínate rechazo.

-Ya llegué, mi vida. –Gritó Said. -¿Dónde estás?

-En el cuarto de Lena. –Contestó bajando la pantalla de la portátil.

-Ay, mi amor, ocupas un hobby. –Expresó entrando a la habitación.

-Hoy hablé con Lena.

-¿Por teléfono?

-No, aquí en la computadora.

-Ah, que bien ¿Cómo está?

-m... no lo sé.

-¿Hablaste con ella y no le preguntaste cómo estaba?

-Bueno, es que hablamos de otras cosas, está muy enojada, me pidió que no pensara en ella y al mismo tiempo está enojada por que la abandoné.

-Tú no la abandonaste, mi vida, ella se fue.

-No se fue, se la llevaron.

-Es una situación fuera del control de ambas. –Le explicó tiernamente sentado a su lado.

-Ay Said, perdón, últimamente te he hecho a un lado.

Él sonrió tranquilamente y la abrazó. –No me has hecho a un lado, solamente necesitas tu espacio.

-Te necesito en mi espacio. –Susurro en su oído.

Su mente vagaba por el recuerdo de aquella noche, aquellos labios sobre los suyos, aquel cuerpo pecoso, los pechos pequeños, su inocente rostro; atrapada en un deseo que ella consideraba enfermiza e inoportuno teniendo a Said sobre ella. Sus manos eran diferentes, más grandes y nada suaves, su cuerpo musculoso y bronceado era hermoso, pero ella anhelaba algo más... delicado.

"Ocupo hablar con alguien... no tengo amigos, solo tengo a Elena y no puedo hablar con ella porque es la causa de mi angustia; un pensamiento extraño ha cruzado mi mente... siento que Inessa entendería lo que siento por su hija y me ayudaría, ella era experta en problemas raros, creo que la extraño, y se me hace tan raro que se haya matado, estoy segura de que amaba demasiado a la vida y a Elena, sin embargo los análisis no mienten, estoy tan enojada, si estuviera viva... si tan solo no se hubiera tomado las pastillas, Elena estaría con migo"

Yulia escribía sus pensamientos ocasionales en su diario, Said dormía junto a ella y algo parecido a la agonía se apoderaba de su persona.

Nuevamente se puso frente a la computadora.

De: Yulia.

Para: Elena.

Asunto: No tengo idea.

¿Sabes... Elena? No sé porque me causa tanto dolor tú ausencia, te juro que no lo entiendo, es algo que me hace sufrir de manera enorme. Intento verlo de esta forma: Tu eres mi amiga, yo soy tu amiga, yo siento una clase de amor por ti, tú sientes... no se qué es lo que sientas por mí, lo que hoy siente tu corazón mañana lo entenderá tu cabeza.

Eres mi única amiga, mi teoría es que estoy sufriendo por qué no tengo con quien hablar, con quien reír, con quien jugar... ¿Te parece si hacemos a un lado los sentimientos mutuos y simplemente hablamos? Es decir, quiero contarte lo que pasa por aquí y quiero que me cuentes lo que te pasa.

Por favor, contéstame, no quiero perderte.

*

La pelirroja leyó de forma tranquila, asimilando las palabras y el claro sentimiento de necesidad que plasmaba, dándose cuenta de que la única forma de soportar la vida con su padre, era manteniendo la relación con Yulia, la única persona en la que confiaba.

Algun DiaWhere stories live. Discover now