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-wow. –Dijo Lena antes de mirar la cara de arrepentimiento de Yulia. –No pasó nada, Yul, no te disculpes. –Pidió instintivamente.
-Se sintió bien. –Dijo afligida.
-¿Eso es malo?
-Mañana es mi boda.
-Mañana voy a tener 13 años de nuevo.
-Tienes 13 en este momento, Elena. –Dijo sentándose y poniéndose ropa. –Soy un adulto, no debí...
-Alto, puede que yo no sea un adulto, pero no soy una niña y si me hubiera sentido forzada te habría detenido, si quieres puedo fingir que nada pasó. –Dijo enojada.
-No sé qué decir, no sé qué decir, no sé que sentir...
-No sientas nada, es tu despedida de soltera, mañana te vas a casar y "esto" va a quedar en el olvido.
Lena también se puso ropa, quería a Yulia para ella, después de ese suceso le asustaba la reacción que adoptaría al escucharla decir "Acepto".
La mañana llegó lenta, Larissa e Inessa, entraron al cuarto a despertarlas, la casa se llenó de personas, la mamá de Said y sus hermanas se cambiarían allí antes de salir a la iglesia,, fue una mañana agitada en la que casi se dio el lujo de no pensar en Lena, casi, porque no podía evitar hacerlo cada que la miraba, cuando la peinaban, cuando la maquillaban, cuando la veía ponerse el vestido y cuando se dio cuenta de que se lo ponía lento para provocarla y soltó una carcajada que solo la pelirroja entendió.

-Perdónelas, son cómplices del mal esas dos. –Le explicó Larissa a su consuegra, la cual se encontraba desconcertada por tantas risas entre las chicas.
-¿No tienes amigas de tu edad, querida? –Le preguntó su casi suegra.
-No, Elena es muy celosa. –Dijo con una sonrisa que ocultaba un "¿Qué le importa?"
-¿Celosa? Las amigas celosas no son buenas.
-Señora, no hable de Elena cómo si ella no estuviera en la habitación. –Le pidió cortésmente.
-Es solo una niña, no comprende lo que digo.
Yulia pudo ver cómo Lena apretaba las manos y se mordía el labio para contener la furia, con los ojos vidriosos y la cabeza agachada. Sí algo no toleraba la pelirroja, era su edad, un número, solo un número que la tenía atrapada en un concepto de "Niña precoz", quería ser mayor, quería ser considerada por Yulia.
-Con todo respeto, yo a la edad de Elena no era ni la mitad de madura, para mí, Elena tiene mínimo 18 años y es mi mejor amiga, es inteligente y sabe comprenderme. ¿Cierto, Elena?

La pelirroja alzó la mirada y simplemente sonrió.


La misa sería a las 4 de la tarde, una hora y media antes llegaron, Larissa tenía todo tan supervisado que parecía que le iba a dar un ataque nervioso.

Las personas comenzaron a llegar, Lena estaba sola con Yulia en una pequeña oficina, no querían que nadie la viera hasta que fuera el momento, con su vestido blanco parecía un ángel.
-Ahora es real, Yulia. –Le dijo Lena acariciándole la cara.
-Ay, Elena, no...
-Shhh. Te vas a casar, lo vas a disfrutar y me vas a hacer tía.
-Es que no lo sé...
-¿Vas a dejarlo plantado?
-Tengo miedo.
-Aunque me duela decirlo, Said es bueno, te va a tratar bien y te ama, esta es tu boda y las vas a disfrutar ¿Entendido?
-¿Vas a estar con migo cuando vuelva de mi luna de miel?
Lena rio con cierto alivio irónico. Se supone que eres un adulto, no tengas miedo.
-Se supone, pero tú siempre has sido más adulto.
Ambas se miraron fijamente. –Yulia, deja de pensar en nuestro beso.
-No puedo porque tu lo estas pensando también.
-¿Quieres que hablemos sobre eso?
-Sí, Elena, no soy lesbiana.
-Lo se, de verdad.
-¿Lo sabes?
-Sí, sí lo sé, a pesar de que fuiste tú la que me besó.
-Sí, fui yo, porque estoy loca... y cómo estoy loca, el beso me gustó.
-¿Beso bien?
-Besas cómo alguien que sabe besar, alguien con práctica, no solo besas bien, me dejaste con ganas de más.
-¿Mas?
-Sí.
-Creo que estoy confundida, ¿Qué quisiste decirme?
-Quiero besarte de nuevo.
-No. –Dijo Lena conteniéndose.
-¿No?
-Sí quieres tenerme a mí, está bien, sí así lo deseas, pero para que eso pase, tienes que salir con tu vestido de novia y decirles a todos que no te casas y la verdadera razón, porque no soy un juguete, Yulia, soy una persona real, un adulto atrapado en este pequeño cuerpo.
-Yo no puedo salir a decirles "No me puedo casar porque amo a alguien más, y ese alguien es Elena".
-Bueno.... Yulia, esa es una de las cosas que uno hace por amor, si no puedes hacerlo quiere decir que no estás enamorada. –Le dijo mirándola fijamente ocultando su asombro.
-Pero....
-Pero nada, Yulia. –interrumpió. –Tú no me amas, solo estás confundida y yo... yo tampoco te amo, no vale la pena que salgas a humillarte por mí, yo no te podría dar un bebé, él sí, un bebé y una buena vida.
-Yo sí te... ¿Tu no me...?
-¿No te quieres casar? –Le preguntó.
-Sí, sí quiero, pero...
-Entonces salgamos de aquí y dile a ese hombre que lo amas para que cuando lo beses te acuerdes de que sí lo amas.
-Pero Elena!! –Dijo desesperada cómo si las palabras no salieran.
-¿¡Qué?! –Cuestionó con inexpresiva exasperación. –No te engañes Yulia, no te engañes y no me engañes, ¡No!
-Tienes razón, expresó más tranquila. –No te amo, estoy confundida.
-Bien, salgamos,
-¿Aún me quieres?
-Claro que sí, Yulia, más que a nadie.
-Yo a ti, igual.
Lena le dio la mano. –Te ves hermosa. –Expresó. –Hoy nadie se puede ver mejor que tú.
-Ocupas verte en el espejo, pecosa. –Le dijo en vos baja pero audible antes de salir de la habitación.

Las damas de honor caminaron antes de la novia; Alik, el hermano de Larissa llevaría a Yulia al altar y la entregaría. "Tú padre estaría muy orgulloso de ti." Le dijo su tío al tomarla del brazo.
La pelinegra no dijo nada; la iglesia estaba llena, no recordaba conocer a tantas personas, pudo notar a Said en su traje Armani, pero su vista estaba fija en la pelirroja; sus rizos estaban alisados y el rojo de su cabello estaba radiante, "Tu te ves más hermosa" le dijo con la mirada antes de ser entregada a Said.

La ceremonia en sí, pareció un sueño, algo no real, hasta cierto punto imposible. Una mezcla entre ignorancia e inocencia, y antes de poder reaccionar, estaba diciendo "acepto". Para Lena fue lo mismo, no reaccionó, no sintió y no pensó.
El lugar se llenó de aplausos cuando Said y Yulia se besaron y la fiesta comenzó en grande.
Los novios no podían lucir más felices.


-¿No se supone que los menores no deben tomar? –Le preguntó Inessa a su hija.
-Perdón. –Dijo Elena con cierto miedo dejando su vaso con vodka junto a ella.
-Hija, si me tomé mi medicina, no me trates con precaución y no vengo a regañarte, agarra el vodka, no lo desperdicies.
Lena sonrió. –Te quiero mami, no solo porque me dejes tomar en mi noche triste. –Aclaró.
-Te portaste muy bien en la iglesia.
-No podía ponerme a gritar escandalizada.
-Eres mucho más sensata de lo que yo jamás voy a ser.
-¿Y sabes que es lo peor de mi caso? –Preguntó ignorando el comentario anterior.
-¿Qué?
-Yulia me dijo que me amaba, unos momentos antes de salir.
-¿De verdad? ¿Por qué no le dijiste que tú también?
-¿Por qué? Mamá! Tengo 13 años. –Dijo comenzando a llorar. –Me siento atrapada, atrapada en mi misma.
-Ten paciencia, si te apresuras por crecer, cuando seas mayor, te vas a arrepentir.
-Es que, estoy muy chica para ella.
Inessa la abrazó y se la llevó a la casa, no había razón para quedarse allí.


Algun DiaWhere stories live. Discover now