...

302 13 1
                                    


Era cierto, nada iba a pasar, no porque Lena no quisiera pues cada parte de su ser le palpitaba al verla dormir, era por respeto, no le haría nada ni dormida por que le aterraba dejar de verla, le aterraba su homofobia ¿Cómo podía amar tanto a alguien que tenía tanta repulsión hacia su forma de pensar? ¿Acaso era muy joven para amar? ¿Lo que ella sentía era producto de tantos años de convivencia? ¿Debía darle una oportunidad real a Amanda? Dudas...
-Hola pecosita. –Le dijo Yulia sacándola de sus cavilaciones.
-Hola Yulia. –Le dijo con su tono aún herido.
-Compré pizza de peperoni con extra queso ¿Quieres ver una película en mi cuarto?
-Está bien, yo esperaba un interrogatorio tipo "CSI".
-Sí, eso va después. –Dijo sonriente mientras la abrazaba de la cintura y caminaban hacia la habitación.
Lena se acostó en la cama mientras Yulia ponía "Alfie, el seductor irresistible" en el DVD, las dos se sabían de memoria la película lo cual les facilitaba la comunicación, no tenían que poner atención en la pantalla para saber qué era lo que pasaba.
-Háblame de ti, Elena, siento que al fin me dejas conocerte.
-¿Por qué haces tanto escándalo?
-Por favor, no me pidas que no me escandalice cuando me dices algo que es totalmente ajeno a mí.
-¿Yo soy ajena a ti?
-No, Elena, me refiero a que no tenía conocimiento.
-Bien, me gustan las mujeres cómo a ti los hombres, es lo mismo, siento igual, sigo siendo yo.
-¿Cómo te diste cuenta?
-¿Recuerdas cuando leí tu diario y me dijiste "Hombres con mujeres y mujeres con hombres"? Tú sabes que te respeto, me gusta hacer lo que me dices, de verdad, lo intenté en la escuela... hablar con hombres, intentar conocerlos y cada vez estaba yo más segura de todo, atravesé por dudas tan grandes que no cabían en mí, me sentía muy mal hasta que hace 2 años conocí a Amanda y me di cuenta de que ella se sentía como yo y me di cuenta de que no estaba sola, decidí renunciar a la idea de los hombres y tuve varias novias hasta hace poco que hice a Amanda mi novia.
-m... ¿Cómo no lo vi?
-Estás ciega, cariño. –Le dijo con la boca llena de pizza. ¿Recuerdas a Liz?
-¿Liz es lesbiana? –Preguntó abriendo grandes los ojos.
-Sí, es una idiota.
-¿Qué pasó con ella?
-Se propasaba con migo, no se conformaba con besarme, en un segundo ya la tenía sobre mí tocándome y...
-Elena! –La detuvo.
-No te alteres, no pasó nada, se darme a respetar, mi primera vez va a ser hermosa.
-No me gusta la dirección en la que va la conversación ¿Tienes planeada tú primera vez?
-No, espero que sea espontanea y con la persona que amo.
-Elena, tienes 13.
-Yo no dije que me iba a acostar pronto, ocupo estar enamorada.
-Pero dices que lo vas a hacer con la persona que amas.
-Sí, cuando sea el momento la voy a hacer mía antes de que siquiera pueda darse cuenta.
-Elena, controla tus hormonas, tienes fantasías un tanto violentas.
-No, no soy violenta, solo salvaje, quiero hacerle todo!
-¿Y ella? Se supone que debe tocarte ¿No?... ¡Rayos! Qué preguntas hago.
-No, está bien; sí, quiero que ella me toque, pero quiero que ella este tan cansada que lo haga lento y que sea dulce, porque yo voy a estar nerviosa, hecha un mar de dudas por qué no se cómo se deba sentir.
-m... es algo interesante, quieres ser dura pero tienes miedo.
-Solo tú sabes mi secreto. –Sonrió.
-¿Qué pasa si la chica que amas es virgen?
-Para cuando llegue mi momento, lamentablemente ella no lo va a ser.
-¿La conoces?
-Am.... –Por accidente había dicho demasiado. -Pues sí
-¿La conozco?
-No. –mintió.
-Yo pienso que si no te corresponde debes seguir con tú novia, parece buena niña.
-Es buena niña, es solo que a mí me gusta lo picante.
Yulia se rió. –Yo te cambiaba el pañal y ahora hablo de sexo contigo, hasta pareciera que tienes más edad.
-Eso sería bueno, si tuviera tu edad no tendría que esconderme y sería todo más fácil.
-La edad no siempre es la solución a los problemas.
-Lo sé, mintió, por que para ella, sí era una solución. -¿Qué es lo que no me dijiste en la tarde? .-Le preguntó Pues Yulia casi nunca convocaba una reunión en la que ella coincidiera con Said.
-Oh, sí, eso, casi lo olvido, am...
-Solo dilo!
-Me voy a casar. –Dijo mostrándole el anillo.
Lena guardó silencio, por dentro comenzóa llorar y por fuera no dijo nada.
-Elena, dime algo. –Le pidió tras más de 5 minutos de silencio.
"Se va a casar, no va a ser mía" Afirmaba en su mente con decepción inaudita. –Felicidades. –Dijo antes de romper en llanto.
-Elena, tranquila, sabíamos que esto iba a pasar, lo sabíamos, no llores.
-Es que Yulia... No por favor...
-Dame una razón para no hacerlo. –Inquirió sosteniéndole la cara para mirarla a los ojos.
-Porque... porque... Said es malo.
-No, no lo es Elena, lo sabes, no tienes razón para odiarlo.
-No lo quiero.
-Eso lo sé, Dime porque.
-No... no lo se. Cásate. –Le dijo. –Te quiero mucho.
-Y yo a ti, pero no te comprendo.
Lena se limpió las lágrimas y guardó silencio un momento, pensativa... -¿Recuerdas que hoy me encontraste con Amanda?
-Am sí, ¿Eso qué?
-¿Me viste besarla? ¿Qué sentiste?
-¿Yo? Nada.
-¿Te dio igual?
-Pues... Sí. –Dudó.
-¿No sentiste ganas de golpear a Mandy?
-am... No.
-Oh, entonces no puedes entender por qué lo odio. –Dijo con una decepción mil veces más grande de lo que su tono de vos demostraba. –Llamémoslo, "aprensión de hermanas" me da miedo que me olvides, que te vayas de casa y que cambies el cariño que me tienes y se lo des a un bebé tuyo de ti.
-Eso es ridículo princesa.
-¿Lo es? –Preguntó en un intento de que Yulia captara su angustia.
-Sí, yo siempre te voy a querer, sin importar que tenga 12 hijos, tu siempre vas a ser mi hermanita.
-No, no digas eso, no quiero ser tu hermanita, quiero ser Lena, Yulia, dime que siempre voy a ser tú Lena.
-Bien, sí así lo prefieres, estoy consciente de que ya estás grande, eres mi Elena.
La pelirroja la abrazó ignorando el hecho de que después de tantos años, la pelinegra siguiera sin llamarla Lena.

Casi sin hablar se quedaron dormidas, el abrazo de Lena era algo que le parecía cómodo y protector, sentir la roja cabellera recostada contra su pecho le parecía relajante, de nuevo no importaba si Lena era lesbiana, quería quedarse allí, con ella para siempre.

--¿Cómo lo haces? –Preguntó en vos baja mientras la luz de la mañana se filtraba entre las cortinas del cuarto.
-¿Qué cosa? –preguntó relajada por el sonido del corazón de la pelinegra.
-¿Cómo logras hacerme sentir cómoda? Desde que llegaste, cuando estoy, cansada o estresada, voy a ti y se me olvida; cuando tenías 4 años, a mitad de la noche, comenzó a llover tanto y tan fuerte que la casa temblaba, y tú estabas tan tranquila, cómo si supieras que todo estaría bien. Notaste que yo estaba nerviosa y me abrazaste el cuello y recargaste tu cabeza sobre mi pecho, cómo estas ahora y me dijiste "Bonita...
-No tengas miedo" –Completó Lena buscando su mirada.
-Sí, y por alguna razón, todo se sintió bien, y me quedé dormida, contigo, cuidándome, te juro que nunca he sentido los 10 años de diferencia, en algunos momentos yo me hacía de tu edad y juntas mirábamos los Backyardigans y en otros momentos tú eras tan madura que podías protegerme de mis miedos a pesar de que mi tamaño era el doble del tuyo.
-Es porque te quiero cómo a nadie.
-Y yo a ti, y creo entender lo que dices de la aprensión de hermanas, porque me asusta la idea de que hagas sentir a alguien tan bien, cómo me haces sentir a mí, ¿Eso es lo que pasa contigo? ¿Te asusta que Said ocupe tu lugar?
-Sí. –Admitió. –Me asusta más el hecho de que el va a poder arrullarse con el sonido de tu corazón, sin que tu blusa estorbe. –Guardó silencio esperando alguna reacción negativa y luego continuó. –Me asusta saber que en la noche de tu boda, te va a hacer suya, por que sé que aún eres virgen, y qué va a lograr que sientas ese placer que que solo conocemos tocándonos, me da miedo que quedes tan vulnerable y satisfecha, pero que en tu alegría te des cuenta te des cuenta de que Said, junto a ti, simplemente va a estar dormido, agotado por haberte tenido, en lugar de admirarte y hablándote sobre su sentir. Tal vez sueno muy tonta al decir esto, pero él no puede hacerte feliz.
-Sí no es él ¿Entonces quién? Tu casi no me ves conviviendo con el. Tienes razón, él me va a conocer de una forma diferente a la que me conoces tú, pero estoy totalmente segura de que tu eres mi Elena, y que la comodidad que me haces sentir, no la voy a tener de nadie más.
-m... eso me hace sentir mejor, solo siento un poco de pena por Said.
-¿Por qué?
-Por que no te va a hacer Feliz.
-Hablas cómo si supieras quien puede hacerme feliz.
-Tengo hambre... ¿Sabes? Sí voy a ser tu dama de honor más vale que mi vestido sea hermoso.
-¿Entonces si vas a ser mi dama de honor? Olvidé pedírtelo.
-Claro que si, ¿Sí no, quién?
-Nadie, eres mi única opción Elenita.
-Bien, y debes tener un vestido hermoso, y quiero que todo esté decorado con orquídeas blancas y una fuente de chocolate, oh, sí, y que tu pastel sea rojo.
-Wow, de pronto te salió el entusiasmo.
-No, solo tengo ganas de una fiesta en grande en la que los meseros no se fijen si tienes edad para tomar alcohol.
-Sí no le dices a tú madre, yo me encargo de tu alcohol.
-Ay Yulia, que mal ejemplo me das. –Le dijo sonriente antes de besarle la mejilla.
-¿Nos levantamos? Mi mamá quería que fuéramos a ver lugares.
-¿Cuándo te casas?
-En 6 semanas.
-¿Qué no las bodas se planean con siglos de anticipación?
-Sí.
-¿Estás embarazada?
-No, ¡Rayos! ¿No acabas de decirme que sabes que soy virgen?
-Ay, ¿Qué tal si te sentaste en un baño público o te metiste a una alberca?
-Esas son las teorías más estúpidas que he escuchado.
Lena soltó una carcajada. –Tienes razón, ¿Entonces por qué te casas tan pronto?
-Es que en 6 semanas le dan a Said sus vacaciones de 2 semanas.
-Qué horror, te casa con un hombre ocupado.
-Bueno, es mejor que un holgazán mantenido.
-Tienes razón, podré estar contigo en tu casa y él ni sus luces.
-Eso no me da ánimos. –Dijo aún sonriente.
-Oye... ¿Y tú qué?
-¿Yo qué de qué?
-Que va a pasar con tu sueño de tener una empresa, osea, te acabas de graduar de la universidad, se te abren un millón de puertas de oportunidades y tú decides casarte.
-Bueno, si, tomará tiempo, pero Said me va a ayudar.
-¿Vas a ser señora de casa? No manches que aburrido, vas a tener que hacer de comer.
-Así pasa muchas veces, tal vez tenga un bebé, eso me gustaría mucho.
-Vas a ser muy buena mamá. –Dijo con profundo dolor.
-Gracias Elena, ¿Entonces si vas a ir con migo?
-Am... no.
-¿Vas a salir con Amanda? –Preguntó con fingido desinterés.
-Nop, voy a ver a mi mami. –Dijo mientras se le iluminaban los ojos.
-Oh... ¿hoy es su día libre?
--Sí, me va a sacar a pasear, de hecho debe andar cerca.
-Perfecto.
-Me voy a casa. –Dijo poniéndose los zapatos.
-Está bien. ¿Te parece si nos vemos mañana para desayunar?
-¿Tu y yo solitas?
-Sí. –Contesto riendo. –Totalmente solas.
-Ok, Yulia, ya me voy. –Le dijo antes de besarle la mejilla.

Lena bajó las escaleras de 3 en 3, no importaba que tan mal se sintiera, su madre siempre tenía una posible solución.
-Adiós Lari! Hoy voy con mi mami. –Le dijo al pasar por la cocina.
-Que te vaya bien, angelito. –Le gritó antes de escuchar la puerta cerrarse.
Lena dio rápidamente los16 pasos que separaban su casa de la de Yulia y empujo la puerta de su casa que siempre estaba abierta, casi no tenía muebles y la pintura de las paredes se caía por la humedad, pero era su casa, y allí vivía con su madre.
-Mamá! –Gritó.
-Ay, mi vida, iba a buscarte en este momento.
-Te gané. –Dijo sonriendo al abrazarla.

-Sí, ya vi, ve corriendo a cambiarte de ropa y nos vamos a desayunar.
-Ay, no, así estoy bien.
-Elena Katina!
-Ok, ya voy.
-Y te lavas la cara. –Gritó.

El auto tenía muchos años, pero aún así era hermoso y funcionaba bien, Inessa la llevó a un pequeño restaurante a las afueras de la ciudad, de camino no dijeron mucho, pero pudo darse cuenta de que algo molestaba a su hija y ese algo tenía pelo negro y ojos azules., de eso no había duda.
-¿Qué te hiso mi vida? –Le preguntó desinteresadamente mirando el menú.
-¿Quién, qué? –Cuestionó cómo si la hubieran sacado de su mar de pensamientos.
-Yulia. –Le dijo cómo si contestarle fuera algo totalmente innecesario.
-Se va a casar.
-Sí, me dijo Larissa, ¿Eso qué tiene de malo?
-No lo sé... Mami, te quiero, me gusta pasar tiempo contigo.
-A mi también princesa.
-¿Puedo dejar de ir a la escuela?
-¿Y eso cómo para qué?
-Pues no se... para trabajar y poder pasar más tiempo juntas.
-No, no, no, para eso me mato trabajando, para que tengas una buena educación y que seas este am... este... abogada!
Lena rió. –Eso se te acaba de ocurrir. –Exclamó.
-Sí... pero sería genial "Lena Katina, la abogada, mi hija"
-Suena a sueño tuyo.
-Quiero que seas gente de bien.
-¿Cómo abogada? ¿No se supone que son malos?
-Bueno... quiero que seas gente de dinero.
-Está bien, está bien, voy a ser abogada.
-Hija quiero hablar con tigo.
-¿De que?
-De ella.
-¿Qué con ella?
-Dime tú.
-Mamá! Me siento psicoanalizada ¿Te sientes Freud?
-Tal vez.
-Tan siquiera especifícame de cual chica estamos hablando.
-¿Hay más de una?
-¿Dónde?
-En tu corazón.

Algun DiaWhere stories live. Discover now