En 1950 las cosas son muy diferentes, tanto que ONU y FBI ni siquiera se conocían.
Sin embargo todo eso cambió una tarde que ONU decidió salir de su rutina por primera vez en su vida, viajando así a Washington D.C.
¿Quién diría que todo empezó, por...
Buenas tardes, mis pelusitas. Quiero agradecerles a todos por el apoyo, me ayudan mucho a seguir adelante. Prosiguiendo, hoy traigo un capítulo para mayores de 18 años (Aunque puedo jurar y demostrar que muchos de los que leerán esto son menores de edad) por donde iba, este capítulo incluirá 'lemon', si ni te gusta esto, recomiendo que saltes este capítulo, sino, adelante. Posdata: Nunca antes había escrito algo como esto, sin embargo si leído varios y bastantes. Sé como escribirlo, igualmente avisar de que como es la primera vez, me disculpo si no quedó "perfecto".
Para los que no deseen leer el lemon, habrá una alerta antes del acto, podrán saltarla si desean o leerla.
Sin mas dilación, Mi mayor deseo.
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-Whasington D.C. (USA) Año 1956-
(10:00 p.m)
Un día más, un día cualquiera, era un cansado viernes por la noche para muchos, pero para cierta pareja era una noche eufórica. Nuestros protagonistas reían encantados dentro de un auto.
- Nononono, estate quieto, me haces cosquillas - Reía la organización, con su amada agencia a su lado jugando a la par.
- No sabía que eras cosquilludo - Notó sorprendido el mayor, el azulado claro negó con la cabeza alejándose.
La mañana siguiente era sábado, y sus jefes les habían concedido el fin de semana libre, sin trabajos, sin preocupaciones, sin problemas, solo un agradable descanso para la pareja.
Actualmente, se la pasaban solos en el auto, pensando a donde irían. La noche era joven para ambos, y aunque por fuera parecieran unos tipos fuertes, serios y disciplinados, por dentro eran como adorables cachorritos que solo deseaban pasar un buen rato jugando.
Por alguna circunstancia u otra, el mayor acabó sobre las piernas de la organización, la cual estaba retenida sin escapatoria en los sillones traseros del auto.
- Dejame salir - Pidió con una sonrisa en emplumado, mas el contrario negó. - Al menos quitate los lentes, estamos dentro de un auto ¡Y es de noche! - Le regañó el menor, como respuesta solo ganó una risita.
Llevó sus manos al rostro del guardia, retirando esos oscuros lentes sin ningún tipo de impedimento.
- ¿Ya estas feliz? - Habló el agente mostrando sus ojos añiles, el mas joven se sonrojó asintiendo con la mirada.