Hijo de la Muerte

Capitulo 11

El sudor le escurrió por la frente, la pijama se le pegó a las extremidades, y el miedo le dificultaba respirar de forma correcta.

Si cierra los párpados aún es capaz de ver a la maldición asesina impactar directo en el pecho de Cedric, y como el cuerpo de éste caía sin vida sobre el terreno marchito de un cementerio. Luego el sueño evolucionó, el cadáver del Hufflepuff se transformó en el de su madre, y un instante más tarde, vio el cuerpo de su padre en el mismo lugar había ocupado su madre y Cedric antes que ella.

Hermione sollozó en silencio, la misma pesadilla la ha estado atormentando desde que vio los recuerdos de Harry.

Salió de la cama y se cubrió con una delgada bata, no tenía caso intentar dormir; no volvería a conciliar el sueño esta noche.

Se movió con sigilo y abandono el dormitorio. La oscuridad de la escalera le causó escalofríos y la obligó a caminar más a prisa. Llegó a la escalera que da hacia la Sala Común y pudo ver la chimenea encendida y a un alto pelirrojo sentado de frente a esta.

— Tampoco puedes dormir. — Afirmó la castaña, dando a conocer su presencia, se acercó a su amigo y se sentó a su lado.

— ¿Qué comes que adivinas? — bromeó Ron. Las ojeras eran muy visibles en su pálida y pecosa cara. Los últimos días no había sido capaz de dormir apropiadamente, de hecho, apenas era capaz de cerrar los ojos un par de horas. Tiempo suficiente para ver a toda su familia perecer bajo la varita de Pettigrew.

— No comprendo cómo Harry puede dormir tan bien. — Comento ella con la voz serena, a pesar de que podía sentir su cuerpo temblar por el recuerdo.

— No lo hace, hay ocasiones en las que no puede ni cerrar los ojos. Murmura en sueños y llora la muerte de sus padres, también llora por Sirius, Remus, Tonks, Fred y un tal Teddy. — Contestó Ron sin voltear a verla. — No entiendo cómo lo hace.

— ¿Hacer qué?

— Superar todos esos retos.

— ¿Hablas de escapar de Quién-tú-sabes?

— Hablo de... rechazar la oportunidad de traer a sus padres de vuelta. Rechazó la oportunidad de cumplir el deseo más profundo de su corazón. — El asombro y admiración gotearón de su voz. — Cambio una vida con sus padres, ¿y a cambio de que? proteger a gente a la que no conoce y la cual no dudaría en entregarlo sí con eso se salvan ellos mismos...

— Yo tampoco lo entiendo.— Murmuró Hermione después de pensar en ello.

Después de eso no volvieron a hablar, conformándose con la silenciosa presencia del otro, reconfortando se entre ellos.

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El oscuro y húmedo pasillo le dió la bienvenida. Observo con desagrado los huesos a sus pies, la última vez que había estado ahí no había tenido tiempo suficiente para apreciar los detalles del lugar, no había tenido tiempo para preocuparse por tales trivialidades. Ahora, sin embargo, tenía mucho tiempo para fijarse en los detalles, y no le gustaron nada. 

Camino por varios minutos por los túneles y se detuvo frente a la entrada de la Camara de Slytherin.

— Ábrete— Siseó en parsel. Las serpientes que protegían la entrada se movieron y le otorgaron el paso.

Su mirada se posó de inmediato sobre el cadáver de lo que una vez fue una magnífica serpiente.

Sin perder más tiempo, de un bolso oculto entre sus túnicas saca el Relicario de Slytherin y lo apuñala con un colmillo de Basilisco. El gritó ensordecedor que salió del Relicario aturdió a Harry por unos segundos, pero a diferencia de la ocasión anterior, está vez no hubo visiones o cosas parecidas ya que no lo colgó en su cuello ni una sola vez.

El metamorfomago sonrió gustoso, ahora hay un Horocrux menos. Libre de el peso que el oscuro artefacto representaba para Harry, se dispuso a investigar los alrededor del lugar

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— Señor Potter, quédese después de clase. — Ordenó Snape.

Varios Slytherins rieron con sádica diversión ante la idea de que Potter por fin sería puesto en su lugar por oscuro mago.

— ¿Qué hiciste ahora, Cara-Rajada? — Se burló Draco, quien no ha podido... disfrutar de sus contantes rencillas en las que comúnmente se ven envueltos ante la más mínima provocación del contrario. Para su gran desepción Harry hizo oidos sordos a su comentario y lo ignoro con elegancia mientras terminaba de guardar sus útiles y se despedía de Neville, asegurándole a éste  que llegaría sano y salvo para la cena.

Cuando el aula estuvo ausente de cualquier otra presencia que no fuera la de Snape y Harry, el profesor hizo una floritura de varita, lanzando hechizos de privacidad sobre la puerta.

La magia lleno el lugar por un instante y cosquilleo levemente sobre la piel de Harry, llamando un poco su atención pero sin lograr envolverlo del todo. Se compuso rápidamente y enfocó toda su atención sobre su profesor, curioso de porque le pidió quedarse.

— ¿Hice algo malo, profesor? — Pregunto el ojiesmeralda, haciendo memoria de cualquier cosa que pudiera haber hecho o dicho para ofender al mago mayor.

Severus frunció el entrecejo de forma más pronunciada ante al formalismo y respeto con el que ahora de habla Potter. Estaba empezando a preocuparse por los cambios en el mocoso, talvez había sufrito algún golpe en la cabeza y por eso el repentino cambio de actitud.

— Aunque me gustaría someterlo a un interrogatorio para así sacarle de que modo está haciendo trampa, lo suficiente como para mejorar en la elaboración de pociones. No es eso lo que nos trae hoy aquí.— Gruño, mostrando su descontento por sus siguientes palabras.— El Profesor Dumbledore cree que le sería conveniente a usted, Potter, aprender el noble arte de la Oclumancia.

Harry palideció ante eso, las clases de Oclumancia con el Maestro Pocionista no era ni de lejos algo que quisiera repetir, menos aun con el conocimiento que ahora tiene sobre la guerra y el futuro de esta.

— No creo que Dumbledore tenga razón, no en esto. — Refutó con la voz aguda y el rostro de un leve tono verde.

— No le estoy preguntando, se lo estoy informando. Sus clases  serán los días Miércoles y Viernes, después de la cena.

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Perdón por no actualizar antes, he estado un poco distraída y se me complico un poco el tener que organizar mis ideas para este capítulo. En fin, espero que les haya gustado...

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