Capitulo 12

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— ¡Rayos! Esto está mal, muy mal.— Dijo Harry para sí mismo. Giro otra vez sobre su cama, en una clara muestra de frustración. Él no es tan bueno cómo para repeler al Pocionista, Apenas tiene un mes de educación en Oclumancia, no es suficiente para combatir a un maestro de la Legislemancia y Oclumancia, y menos uno del nivel de Snape.

Maldijo el nombre de Dumbledore por milésima vez en una hora. El poco respeto que le tenía aún al anciano mago estaba desapareciendo más rápido de lo que creía posible, el entrometido hombre se negaba a dejar de seguir metiendo sus narices en dónde no le llaman, y la paciencia de Harry hace mucho que dejo de ser infinita.

Y para colmo de los colmos, Dumbledore parecía creer que sigue teniendo algún tipo de poder sobre él y su vida.

Harry sonrió, ¿cómo había olvidado algo tan importante? Dumbledore ya no puede interferir directamente en su vida por qué ahora es mayor de edad y además es Lord.

Pero de no hacerlo, de rechazar las clases perdería la oportunidad de convivir más de cerca con Snape y atraería más la atención indeseada de Dumbledore. Por otro lado, si acepta las clases, tendría la oportunidad de aprender algo del amargada profesor y, de paso, se quitaría al director de en cima por un tiempo. Lo malo de aceptar es que hay cosas que Snape no puede saber por ningún motivo y a las que tendrá acceso si logra entrar en su cabeza.

Rodó sobre la cama por media hora más, tratando de idear algún plan que le permita salirse con la suya, pero, cada idea que había tenido contenía  grandes fallas. Hasta que por fin encontró la solución, era un plan muy arriesgado y muchas cosas podían salir mal, en especial si no se preparaba y hacia una profunda investigación sobre el tema.

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— ¡Que hay, compañero! ¿Qué haces?— Saludo Ron, entrando al cuarto.

— Contemplando la inmortalidad del cangrejo.— Respondió Harry con fastidió mientras abría otra carta de su correspondencia. Hacer esto era más fácil desde la mansión, por lo menos allá no tenía que preocuparse por hacer deberes después del entrenamiento y, por supuesto, no tenía que estar aguantando miradas de gente estúpida.

—Ya, está bien, pero no te desquites conmigo. — Dijo el pelirrojo con las manos en alto, en señal de rendición.— ¿Porqué estás tan molesto?

— Tengo clases extras con el profesor Snape en una hora, aún no he acabado de hacer los deberes y los estudiantes se están comportando de manera extraña; soltando risitas nerviosas cada que estoy cerca.— Se quejó con amargura el metamorfomago.— ¿Necesito más escusas para estar molesto?

— Tienes razón, cualquier otro que tuviera que tomar clases extras con el murciélago grasiento estaría igual. — Comento Ron, sin ser conciente de la mueca que hizo Harry al escuchar el horrible apodo.

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Camino por los oscuros y desolados pasillos del castillo, cuidandose las espaldas para no toparse con nadie. Al llegar a las mazmorras comenzó a hacer ejercicios de respiración, enfocándose en serenarse y controlar sus emociones y con ellas su mente.

Dió tres suaves y firmes golpes a la puerta que lo separa de la oscura y húmeda oficina. La puerta se abrió de forma brusca y el rostro señudo del Pocionista le dió la bienvenida.

— ¿Qué espera, Potter, una invitación? — Se burló el mayor, tratando de provocar al muchacho. Su entrecejo se frunció más al no obtener respuesta por parte del menor; en el pasado el niño siembre había sido muy fácil de provocar, bastaba con uno o dos comentarios ingeniosos para que Potter dejase salir sus garras y enseñará las fauces. Y sin embargo, ahora, era como si nada de lo que dijese pudiera perturbar su mente o actitud, seguía comportándose educadamente en su presencia.

Era... era como si buscará su aprobación.

"De hecho" pensó Harry con ironía, se abrió paso entre la oficina y dejo sus cosas en un rincón, estudiando el lugar con discreción y en silencio. Siguió meditando, preparándose para lo que venía.

— Buenas noches, profesor.— Saludo Harry con voz calma, y se paró en el mismo sitio de las dos clases anteriores.

— ¿Listo, Potter?— Cuestionó burlonamente Snape, sin esperar respuesta dijo:— ¡Legeremens!

El hechizo impacto directamente en la frente de Harry, el mundo dió vueltas a su alrededor por un instante y luego todo se tornó negro.

Snape se encontró con una abrasante oscuridad, no había nadie con él ni siquiera el dueño del recuerdo. Gruño enfadado y decidió hurgar un poco en los recuerdos. Los recuerdos que vio durante las dos clases anteriores parpadearón ante sus ojos pero no se detuvo en ninguno. Y entonces escucho la voz de Lily, tan clara que parecía que le hablaba de frente. Se detuvo en ese recuerdo y casi al instante se arrepintió de hacerlo.

Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora