Capitulo 13

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"La noche  cubría los cielos y las calles estaban llenas de niños disfrazados. Risas y cantos llenaban el aire, ignorantes del peligro que acechaba esa noche. Largos y elegantes pasos fueron dados en dirección a una hermosa casa de dos pisos.

Se asomo desde la ventana y pudo ver a un joven y apuesto mago que jugaba con su pequeño hijo, haciendo brotar humo de colores de su varita. De una puerta lateral salió una mujer peliroja, beso a su marido y le quitó al niño de los brazos.

La pequeña y feliz familia ignoraba el hecho de que el encantamiento que los había mantenido a salvó ya no lo hacía. Con un simple hechizo no verbal hizo la puerta volar, desatando el caos y pánico dentro de la pequeña propiedad.

— ¡Lily, toma a Harry y vete! — Ordenó James con firmeza y confianza, cosa que no sentía en ese momento.

James Potter se paró delante de él haciéndole frente al intruso, pero en sus manos no había ninguna varita, esta se había caído y rodado a algún lugar lejos de su alcance.

Al fondo, Lily corrió escaleras arriba con su hijo en brazos, justo cuando la mujer se perdió de vista el intruso levantó su varita y lanzo la maldición asesina sobre el indefenso hombre. Camino con calma hacia donde la pelirroja había huido y en su camino piso el cadáver del último Potter sangre pura.

El camino fue corto, lanzó otro hechizo y la puerta que lo separaba de su presa voló hecha pedazos.

— ¡A mi hijo no, a mi hijo no! — Suplico con los ojos llorosos la mujer. — Mátame a mí, pero deja a Harry vivir, por favor a mi hijo no. — Rogó con desesperación.

— Apártate mujer. — Ordenó con impaciencia Voldemort, con la varita en alto.

Lily se negó a moverse, en su lugar volvió a suplicar misericordia para salvar la vida de su único hijo. Voldemort perdió la paciencia después de la tercera vez que la mujer se negó a hacerse a un lado. Por segunda ocasión en esa noche disparó la maldición asesina, insensible al cuerpo caído de la hermosa bruja. Se alzó imponente sobre el niño profetizado a derrotarlo.

— ¿Así que eres tú quien me derrotará? — Pregunto burlón el oscuro mago. Viendo directamente a las verdes ojos del niño levantó su varita otra vez y siseó alegré; — ¡Avada Kedavra!

La maldición dió directamente en la frente del bebé pero no le hizo nada, en su lugar el hechizo rebotó e impacto sobre Lord Voldemort. "

Cuando fue capaz de regresar a la realidad se tambaleó hasta el escritorio, sosteniéndose de este para no terminar sobre el suelo. Las manos y las piernas le temblaban, y el horror le recorrió por la columna vertebral. Las imágenes del recuerdo brillaban delante de sus ojos, revolviendo su estómago.

Analizo el doloroso recuerdo por un instante para después vaciar el contenido de su estómago sobre el piso de su oficina. Con horror se dió cuenta de que ese no solo era el recuerdo de la muerte de Lily, sino que vio el recuerdo através de los ojos del Señor Oscuro. Vio y sintió lo mismo que Voldemort había experimentado.

Un fuerte portazo le hizo brincar asustado, levantó la mirada temeroso y con los ojos algo desenfocados, solo para notar que Potter ya no estaba. El adolescente había salido corriendo de su oficina sin siquiera molestarse en llevarse con él sus pertenencias.

Por primera vez en casi 14 años, Severus Snape se permitió ser débil, se encerró en su recamara teniendo como única compañía a una botella de Whisky de Fuego. Dejándose consumir por su pena, sin importarle que mañana tenía clases que impartir o que un adolescente muy exaltado corría desenfrenado con los oscuros corredores del castillo.

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Corrió tan rápido como le permitieron sus ágiles piernas, recorrió y corrió hasta que sus movimientos perdieron fuerza y termino tropezando con sus propios pies.
Su respiración agitada y silenciosos sollozos eran lo único que se escuchaba en el desolado y abandonado corredor.

Harry se abrazo a sí mismo y se maldijo por no haberse desecho de ese maldito recuerdo. La desesperación e incertidumbre crecieron es su maltratado corazón, consumiendo lo por completo. La calma de la que había gozado desde que regresó en el tiempo había desaparecido en cuestión de minutos.

En ese momento deseo tanto haberse negado a participar en esas estúpidas clases... O en guardar ese horrible recuerdo junto con todos los demás.

Horas más tarde el cansancio lo venció y cayó inconsciente, sin darse cuenta de los cálidos brazos de Lady Yue y Lady Zoé lo rodeaban; ofreciéndole el consuelo que tanto le hace falta y que nadie a sido capaz de ofrecerle.

A la mañana siguiente se despertó en la Sala de Menesteres, acostado sobre una cálida y cómoda cama, una nota le informo que fueron las deidades quienes lo llevaron allí. 

Harry sonrió tímidamente pero no hizo ningún esfuerzo por levantarse o por saber la hora. Ese día nadie lo vio.

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Los días pasaron y las cosas parecieron regresar a la normalidad. Harry seguía mejorando en sus clases y sonreía cada que estaba rodeado de sus amigos, pero había dejado de asistir a pociones, enviaba todo el trabajo teórico con Hermione o Ron, y a pesar de las continuas quejas y reproches de la castaña; se negó rotundamente a enfrentar a Snape.

El remordimiento de haber permitido que su profesor viera la muerte de la mujer que en su juventud fue su mejor amiga y primer amor fue suficiente para hacerle agachar la cabeza y evitarlo tanto como le fuese posible.

Era una suerte que tuviera muchas más responsabilidades y que estás ocuparan todo su tiempo, de hecho, ahora mismo iba a agregar otra más a su arsenal.

Hijo de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora