El rostro de SeokJin era iluminado por una enorme sonrisa, aquel gesto hacia que sus rasgos se volvieran más suaves haciendo que su belleza fuera aún mayor, sus ojos dorados estaban enfocados sobre el hombre que estaba a cierta distancia delante suyo.
Aquellos ojos dorados, su peculiar pero hermosa sonrisa, el cabello rubio impecablemente peinado y ese traje ceñido de tela ligera en hermosos tonos de morado. No podía confundirlo, no importaba los años que pasaran, ese joven no podía ser otro que TaeHyung. Su TaeHyung.
Su pequeño Tae por fin había regresado, estaba de regreso en casa. Lo vio bajar del carruaje seguido de Wheein y Beom-gyu, varios carruajes venían detrás de él, seguramente con el equipaje y algunos regalos enviados por los líderes de Ryhul. En cuanto su primo levantó la mirada y sus ojos se encontraron, ignoró a la comitiva de bienvenida que esperaba por él y corrió subiendo las escaleras de la entrada al palacio.
Con una sonrisa cariñosa en sus labios SeokJin abrió los brazos para recibir a su pequeño primo.
—Te extrañé —susurró el rubio antes de esconder el rostro en el cuello de SeokJin.
El azabache sostuvo fuertemente entre sus brazos al rubio, TaeHyung había crecido, lógicamente lo haría, pero ahora, entre sus brazos, el cambio fue más real y mucho más doloroso.
Ahora era más alto, ya no era un chiquillo delgado como un látigo, SeokJin podía sentir el cuerpo firme debajo del traje ligero. Su cabello rubio más largo de lo que usualmente lucía, eso antes de irse, también su rostro lucía más maduro, no tan aniñado como lo recordaba pero tan hermoso como siempre había sido. Una punzada de dolor atacó su pecho, él se había perdido esos cambios, su primo creció, dejó de ser un pequeño niño que apenas y le llegaba al pecho para ser un adulto de prácticamente su estatura.
—Te extrañe también —susurró sobre los rubios cabellos—. No sabes cuanta falta me hiciste.
Sintió los brazos del menor apretarlo con más fuerza y pequeñas lágrimas resbalaron por la piel de su cuello. Beso con cariño la cabeza de TaeHyung, enterrando la nariz en los finos cabellos para así aspirar su dulce aroma. Frangipani, así olía su primo. Justo como las pequeñas flores blancas y amarillas que crecían por todo el reino. Fresco, dulce y suave, justo como era su amado TaeHyung. Apretó el agarre en torno de su primo antes de soltarlo y separarse lentamente.
—Estoy feliz de volver —aseguró el rubio mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas—. Nada huele tan bien como Giftenkker.
SeokJin asintió con diversión, todos en su reino compartían ese pensamiento. —Llegaste por Brigton y has vivido en Ryhul por unos años, imagino que extrañabas el olor, respirar aire fresco, sin el hedor de pescado y el tumulto de tantos habitantes.
TaeHyung se encogió de hombros. —El puerto de Brigton huele realmente mal —frunció el ceño con desagrado—. Supongo que se debe al pescado y a tanta gente.
SeokJin asintió, él también había visitado el puerto y ciertamente el olor de ese lugar, o del reino en general no era uno muy agradable, eso también podía deberse a la cantidad de gente que vivía ahí, Brigton eran grande y muchas personas habitaban en él, casi un millón de personas debían vivir en las tierras de Brigton, eso si se tiene en cuenta también a los habitantes de Skinnende Gull, ya que ambos reinos formaban Eviglod.
—Y Ryhul huele a porqueria, el clima tan caluroso solo lo empeora —comentó SeokJin cuando ambos comenzaron a caminar hacia la puerta del Palacio.
—No lo diría así —sonrió divertido el rubio—. Supongo que estuve tanto tiempo ahí que me acostumbre, solo un poco —negó sonriendo al ver la mirada horrorizada de SeokJin—. No huele tan mal como el puerto, eso es seguro.
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Rey de Espinas *Namjin*
FanfictionEl pilar más fuerte caerá, y con él, un gran reino perecerá Con base en engaños y mentiras dos grandes familias la guerra podrían desatar ¿Será que el odio desmedido y viejos rencores en ruinas todo dejarán? ¿O la piedad a mano del menos esperado la...