EL RETRATO

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Con el pasar del tiempo Agustín y Amelia se volvieron mejores amigos a pesar de que Rosa Hernández constantemente le prohibía juntarse con el joven.
Cuando salieron de vacaciones ambos se encargaron de planear sus citas secretas para que nadie sospecharán de ellos. Se les podía ver muy abrazados y aunque no eran novios ambos sentían el mismo sentimiento.

Mientras tanto por las mañanas se le veía a Rosa pelear con María cada que cruzaban la calle para comprar alimentos. Las miradas eran de odio y los gestos eran burlones. Todo era un caos cuando ellas dos estaban juntas en un lugar.

5 de Julio de 1942

El día era nublado con un frío aterrador que ponía a todo mundo a temblar en sus casas, aquellos que gozaban de una chimenea podían estar calientitos y de aquellos que no lo tenían debían ponerse un suéter trás otro.

Lamentablemente Rosa Hernández estaba muy enferma debido a un resfriado y el señor Alejandro estaba en el trabajo por lo cual Amelia debía cuidarla.

- Amelia!!- exclamó la mujer desde el sofá.

- ¿Qué sucede? , ¿Necesitas algo?.

-Necesito que me lleves a la cama voy a dormir y me despiertas cuando tu padre llegué del trabajo.

Al recostar a su madre, bajó las escaleras con una sombrilla para taparse de la brisa y esperar a Agustín en el lugar donde siempre se veían. No importaba cuál fuese el clima o las circunstancias ellos se veían a pesar de todo lo que se atravesará en su camino.

Allí estaba él debajo de un farolito que brillaba una luz amarilla, el reloj marcaba 6:40 pm y en su mano izquierda un ramo de rosas esperaban a Amelia.

- Ah no debiste! Te lo agradezco mucho, en verdad te lo agradezco. Son muy hermosas - dijo con gran felicidad.

- Acompáñame. Debo mostrarte algo que has deseado.

Agustín la llevó a un departamento, aquél le pertenecía a él por su gran esfuerzo y talento en la pintura. Era muy grande y en las paredes colgaban muchas pinturas echas para ser vendidas a 4,500 pesos mexicanos. Algunos turistas fueron muy amables en presentar sus obras de arte al museo de New York dónde pudo ganar dinero para su familia y así comprar un departamento para su trabajo.

- Y ¿ Qué tal?, ¿Acaso no es increíble?- preguntó llenó de esperanza.

Los ojos de Amelia se llenaban de lágrimas de felicidad y agregó:
- Lo es. Realmente eres un chico muy especial para mí.

El la abrazó, le sonrió y la sentó en un sofá lleno de flores para comenzar la pintura.

-¿ Estás lista? - preguntó.

- Nunca he estado más que lista!!.

Fue de esa manera como Agustín con mucha pasión a su trabajo dibujó a la chica de sus sueños y de la que estaba profundamente enamorado en secreto. Al terminar se acercó a ella mostrando el trabajo finalizado, fue en ese instante dónde lo abrazó fuertemente y al estar tan juntos mirándose, comenzaron a besarse.

Amelia nunca había besado a ningún chico y aquellos labios hacían del beso algo especial para ella; que marcaría el cierre de su etapa para pasar poder ser una mujer de verdad. Tenía la ilusión de casarse con él y formar una pequeña familia pero sus madres no estarían de acuerdo.

Al llegar a casa su padre la observaba caminar desde lejos.

- Amelia. ¿Qué haces afuera?, ¿A dónde fuiste?

- Papá, estuve con Sandy, mi mejor amiga.... - dijo nerviosa.

- No me engañes Ame, Sandy fue mi última paciente en el dispensario, tiene fiebre. Así que dime la verdad antes de que hable con tu madre.

-Estuve con el vecino, con Agustín.

- ¿Ya viste la hora que es?! - preguntó molesto y continuó regañando -. ¿Qué tanto hacían ustedes dos a estás horas? Por el amor de Dios! Son la 12 AM.

- No hice nada malo. Estábamos en su departamento viendo sus pinturas. Es todo un artista!

- Amelia, ya no eres una niña tarde o temprano dejarás de serlo y tengo miedo que algo te pase.

- Pero papá, nada malo pasó!

- Lo siento Amelia, ya no confío en ti. Debido a esta falta de respeto por la casa y de no decirle a tu madre estás castigada.

Amelia enfadada no quiso discutir y se fue a su habitación, en esta madrugada su padre y su madre hablaron de ella sobre sus cambios de personalidad y pensaban que se debía al joven Agustín. Así que definitivamente ella no podía salir de casa durante las vacaciones.

14 de Julio de 1942

Era una mañana soleada, los rayos de sol entraban a la casa y Amelia muy contenta porque su cumpleaños estaba a un día de llegar esperaba la oportunidad de poder abrazar a su amado y disfrutar del día como si fuese el último. Y así lo fué, a escondidas de Rosa salió en busca de Agustín y al tenerlo en sus brazos corrieron al parque donde habían estado la primera vez.

Agustín sacó de su mochila una hermosa cajita musical dónde una bailarina de ballet se movía al ritmo de la música.

Mientras tanto Rosa Hernández se dió cuenta sobre la ausencia de Amelia así que fue a buscarla por toda la colonia.
Al encontrarla tomada de la mano de Agustín se acercó a ella de espaldas jalando su cabellera rubia hasta tirarla al suelo, la levantó y le dió una cachetada.


- Amelia!!! ¿Estás bien?, ¿Qué le hizo señora!!?? - asustado Agustín intentó levantar a Amelia.

- No te metas en esto bastardo- dijo Rosa golpeándolo.

El siendo un caballero no respondió al ataque y tomó distancia.

- Por favor Agus. Vete a casa.....

AMELIA MÜLLER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora