Aquella noche mientras Amelia se aproximaba a la casa de Heidi miró a lo lejos un militar de las SS adentrarse al hogar poniendo nerviosa a la joven corriendo para salvar a su familia.
- ¡Heidi!! ¡¡Heidi!! - gritaba desesperada mientras subía las escaleras.
Aquel joven militar había llegado a la recámara de Amelia platicando con Leyna.
- ¡No! - Exclamó Amelia asustada al llegar, y con una mirada enojada agregó -. No te acerques a mi familia.
- ¡Tranquila Amelia!.- decía Leyna-. El es Johann Hoffmann, militar de las SS. No hay porque tener miedo, el es mi novio desde hace años y nadie sabe que se relaciona con nosotros. Es bueno ocultando este secreto a sus compañeros.
- Estoy confundida, creí que los militares que trabajaban para Hitler eran fieles a él.
- Como verás no todos son fieles a él.
- Hay algunos que lo hacen por obligación. Como mi caso.- decía Hoffmann-. Nunca estuve de acuerdo con esa ideología pero no había otro modo; mi familia y yo seríamos mal vistos en toda Alemania y es por ello que tuve que unirme al partido para salvar a los que amo.
- Cabe mencionar que Johann es el único que nos inspecciona cuando la Gestapo hace la visita.- comentaba Leyna-. Confía en él y lo admiran por una extraña razón pero tiene su ventaja; gracias a él hemos vivido un año sin preocupaciones a ser reportados.
- ¿Quieres decir qué jamás han tenido un momento de peligro?- preguntaba Amelia.
- Son contados los días que hemos vivido miedo pero Hoffmann está para nosotros.
Fue así como Amelia sabía que había alguien más en que confiar. En Johann Hoffmann y en su amigo Ingo köhler.
Pasaron los días en que ella y su padre veían a Hitler. Podían ver cada vez a la joven interesada en el partido Nazi por su comportamiento Antisemita cuando estaba cerca de su padre o de las SS. Realmente odiaba hacer eso pero debía jugar el rol y mejorar su alemán.
5 de Octubre de 1942
El día era demasiado frío, Ingo Köhler que se había vuelto el mejor amigo de Amelia la llevaba a casa después de haber visto uno de los largos discursos que Hitler realizaba por las tardes hasta oscurecer. Se detuvo en el automóvil para pregúntarle a la joven como se sentía después de haber escuchado las palabras de Führer a lo cual respondió:
- Siendo honesta, es impactante. Comienza de una manera tranquila y termina alzando la voz cada vez más y más. Me pone los pelos de punta.
Ingo solamente sonrió y opinó lo mismo. Al despedirse de ella le entregó un abrigo caliente que Edward le había comprado.
- Tu padre me pidió que te entregará esto. Hoy la noche estará más fría qué la de ayer y no quiere qué te dé un resfriado. Póntelo por favor. El clima de Alemania suele ser cruel.
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AMELIA MÜLLER
Historical FictionAmelia Müller, de sangre alemana y mexicana toma un viaje arriesgado hasta el continente Europeo para llegar a Múnich, Alemania donde conoce a su tío Blaz, qué junto a su familia y un judío polaco se esconden en una casa, para no ser llevados a un c...