El cambio de un país a otro fue brusco, el clima era demasiado frío y nublado muy distinto a los climas que Amelia estaba acostumbrada. Cuando pasaron largas horas de viaje en el tren finalmente la gente había llegado a Múnich. Bajaron cuidadosamente con sus maletas en las manos y en sus cuerpos portaban abrigos de tela caliente.
- Así que esto es Múnich- dijo sonriente, tranquila y orgullosa por haber finalizado su viaje que tanto había deseado.
Tomó sus maletas y comenzó a caminar en busca de la casa del tío Blaz con ayuda de una segunda carta del sobre donde venían las indicaciones escritas por su padre. En las calles de Múnich pudo encontrar propaganda Nazi en todas partes, tomó un folleto y lo cargó en sus manos. Fue en ese preciso momento cuando un policía de la Gestapo que iba caminando por dónde Amelia se dirigía comenzó a saludar con un saludo nada común para ella:
-¡Heil Hitler! - exclamaba con voz firme y clara al mismo tiempo
el brazo mostraba un ángulo de alrededor de 40º sobre la horizontal, y apenas ladeado hacia la derecha.Las personas debían responder el saludo de la misma forma o de otra manera se verían afectados con graves golpes.
Amelia no sabía este pequeño detalle que comenzó a ponerse nerviosa por dicha situación al no responder cuando el policía le saludo.
-¡Hey! - exclamó duro el sujeto -. ¡HEIL HITLER!
-¡Heil Hitler! - respondió con miedo.
Aquél policía la miró sospechando pero en sus manos cargaba el folleto de la propaganda por lo cual lo tomó sin importancia y la dejó seguir su camino. No obstante estuvo mirándola hasta perderla de vista.
Fue de esa manera como Amelia aprendió algo nuevo en la ciudad, el saludo Hitleriano. Y sabiendo esto comenzó a buscar la dirección de su tío.
Al llegar se arregló el cabello mirándose en el cristal del auto estacionado y subió los escalones dirigiéndose a la puerta que estaba media abierta; dió dos golpes y está se había abierto fácilmente. Todo estaba desordenado, y muy educadamente preguntó si había alguien en casa.- ¿Hay alguien en casa? ¿Señor Müller está usted aquí?
Al escuchar ruidos y no haber recibido respuesta comenzó adentrarse al fondo de la casa donde la sala y la cocina estaban en desorden, sillones rotos, platos rotos en el suelo y retratos de la familia mal acomodados y sin cristal; parecía haber sido un robo lo cual comenzó a preocupar a la joven chica. Siguió preguntando y buscando si había alguien que la escuchará, pero no fue hasta en ese preciso momento cuando se disponía a subir las escaleras; se escuchaban los pasos de una mujer y se podía notar por el tacón que golpeaba cada escalón al bajar. Allí estaba una mujer delgada y elegante de ojos azules que se había asustado con la presencia de Amelia.
-¿Quién eres jovencita?, ¿Qué haces en mi casa?
- ¿Esta es su casa señora?, Creí que le pertenecía al señor Blaz Müller.
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AMELIA MÜLLER
Historical FictionAmelia Müller, de sangre alemana y mexicana toma un viaje arriesgado hasta el continente Europeo para llegar a Múnich, Alemania donde conoce a su tío Blaz, qué junto a su familia y un judío polaco se esconden en una casa, para no ser llevados a un c...