Tras el castigo que recibió por parte de Rosa Hernández, Amelia vivió los siguientes días encerrada en casa. Pasó su cumpleaños 18 mirando por la ventana esperando ser libre. Su padre estaba decepcionado de ella al saber que nunca le comentó su relación amorosa a escondidas con Agustín. Los días eran fríos y nublados, parecía que el sol tomaba un descanso. Por otra parte Amelia ya estaba cansada de subir y bajar las mismas escaleras así que un día tomó el valor de pasar al sótano donde las cosas estaban desordenadas, con el plan de hacer la limpieza.
31 de Julio de 1942
Pasó toda la mañana limpiando cosas viejas como vestidos, zapatos, sombreros, joyerías y cajas de recuerdos antigüos. Al intentar mover un mueble de madera encontró con una pequeña puerta detrás de éste, dónde se ocultaba un baúl militar con el nombre EDWARD MÜLLER.
Lo cargó en sus delicadas manos, con todas sus fuerzas, lo llevó a la sala donde Rosa y Alejandro descansaban disfrutando de su café caliente.- Padre. ¿ Por qué nunca me hablaste del Tío Edward?- preguntó curiosa.
Rosa en seguida se puso pálida con los ojos bien abiertos mirando fijamente a su marido que igual la miraba con un poco de nervios. El silencio de ese momento se ponía cada vez inquieto hasta que finalmente Rosa habló.
- Él no es tu tío.
Amelia confundida contestó:
Eso no puede ser. Tiene que ser una bruma. Su apellido es Müller, como el de papá.-No Amelia.- respondió Alejandro y con cara de vergüenza agregó-. Te hicimos creer que mi apellido era Müller; en realidad yo soy Alejandro Serena y ese sujeto que se hace llamar Edward Müller es tu verdadero padre.
Amelia desanimada corrió hacia la puerta después de escuchar esas palabras y comenzó a llorar, su castigo se había roto pero eso parecía no importarle en lo absoluto. Salió de la casa y sus padres apenados no hicieron nada para detenerla. Se decía a si misma << Vámonos de aquí, vámonos!!!>>.
Ella no sabía a dónde iba, no sabía el porqué su verdadero padre la había abandonado, así que fue en busca de Agustín para refugiarse en sus brazos.
Al explicarle a él lo sucedido de esa tarde, la abrazó llevándola de nuevo a su casa para hablar con tranquilidad con la señora Rosa y el señor Alejandro. Esta vez se encontraba decidida a escuchar su verdadero origen.
Tomaron asiento en la mesa para conversar en familia, mientras tanto Agustín esperaba ansioso afuera de la casa. El primero en hablar fue Alejandro.
- Lo qué sabemos de tu padre es muy poco, tenemos conciencia de que participó en la Primera Guerra Mundial. Al acabar la guerra conoció años después a una joven mujer llamada Sofía García, me parece que era en los años 20's cuando ellos se enamoraron y no solo eso, nosotros éramos grandes amigos de tu mamá, estábamos con ella en los buenos y malos momentos. No sabemos bien la vida de tu padre. Solo recuerdo aquellos días que estaba con Sofía, era un par de jóvenes enamorados y apasionados por las artes. Sofía era una excelente bailarina de Ballet y tu padre un violinista y pianista profesional.
Cuando se embarazó vivían en ese entonces en el estado de Veracruz, México en la hermosa playa. Hasta que un día tu abuelo les compró una maravillosa casa en esta ciudad; pero en el transcurso del viaje tu estabas a punto de nacer y para su buena suerte nosotros íbamos abordo en el mismo tren, y yo cargaba mi maletín de trabajo con las cosas necesarias para que tu madre diera luz sin dificultades. Lamentablemente ella falleció minutos después de tenerte en sus brazos, Edward quedó destrozado como nunca lo había estado en su vida. Así que pasó la noche con nosotros y al día siguiente después del entierro nos encargó a Rosa y a mí cuidarte en lo que buscaba un trabajo en Múnich, Alemania. Pero nunca regresó.-Entonces.... ¿Quieres decir qué mi padre es Alemán?
- Si Amelia. Eres de origen Alemán y Mexicano. Eso explica tu cabellera y esos ojos verdes.
- Ahora entiendo el porqué de muchas cosas. Es increíble todo lo que escuché, desearía al menos poder ver su rostro a través de una fotografía.
Alejandro sacó del baúl un sobre con una carta que Edward había escrito, adentro de ella había un collar de oro con la imagen de el.
Amelia lo vió y se quedó mirando con tristeza aquella imagen.- Está carta me la dió tu padre antes de irse, me pidió que nadie fuera a leer el contenido si no eras tú .- intervino Alejandro-. ¿Estás lista?
- Tengo mucho miedo, pero debo hacerlo.
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AMELIA MÜLLER
Historical FictionAmelia Müller, de sangre alemana y mexicana toma un viaje arriesgado hasta el continente Europeo para llegar a Múnich, Alemania donde conoce a su tío Blaz, qué junto a su familia y un judío polaco se esconden en una casa, para no ser llevados a un c...