Once.

6.7K 312 184
                                    

Mateo

- ¡Siena!- Exclamé corriendo tras la chica después de salir del despacho de la directora. La muy forra me había puesto una amodestación por golpear al pajero ese. Ella frenó el seco y se dio la vuelta, tímida. Tenía una pila de libros entre los brazos que parecía que pesaban una banda.- Dejame te ayudo con eso.- Pedí y agarré la mitad de los libros. Ella me sonrió.

- Gracias, Mateo.

- Perdón por lo de antes, no quería que ese pajero te pusiera incómoda.- Me excusé mirándola mientras echábamos a andar hasta el aula de literatura.

- Está bien, igual ya me estoy acostumbrando a esas cosas.- Habló y yo me puse rojo hasta las orejas, sabiendo que en parte se refería a mí. 

Seguí callado el resto del camino y ella tampoco sacó ningún tema de conversación, por lo que se hizo algo incómodo caminar a su lado. Sin embargo no quería cagarla más con ella así que decidí no hacer nada que ella no quisiera, lo cual incluía comenzar una conversación.

Cuando llegamos al aula, la profesora aún no había llegado, para variar, así que acompañé a la chica hasta su lugar y dejé los libros sobre su mesa.

- Esta tarde podes venir a mi casa de nuevo si queres. Podemos hacer algo de biología, ya que son los primero exámenes que tendremos.- Propuse cuando ella se sentó, inclinándome sobre su mesa.

- Y, no se Mateo...- Noté como se ponía nerviosa, esquivando mi mirada y yo suspiré.

- Te prometo que voy a ser la persona mas normal que pueda.- Hablé haciendo que por fin me mirara a los ojos y esbozase una media sonrisa.- Yo no quiero hacerte sentir incómoda, Siena, solo sos muy diferente a todas las pibas que conozco y no se como actuar.- Me sinceré y ella se mordió el labio. Miré sus labios y maldije mentalmente; aún seguía queriendo que me hiciera un pete.

- Está bien, iré esta tarde, pero solo si me prometes estar con remera cuando llegue.- Accedió y yo reí levemente.

- Te lo prometo.- Respondí con una sonrisa mostrando mis dientes y llevando una de mis manos a mi corazón. Ella me devolvió la sonrisa.

- Luego te marco y ya vemos la hora y todo, ahora vete con Flor porque no deja de mirarte.- Rió ella y yo me giré para cruzarme con la mirada de mi mejor amiga desde el otro lado del aula.

- Dale, luego hablamos.- Me despedí y me incliné para dejar un beso en su mejilla. Me sorprendí de que eso no la pusiese incómoda, al contrario, me regaló una sonrisa antes de sacar hojas y comenzar a hacer lo que sea que hacia siempre que no tenía nada que hacer en clase.

Yo me encaminé hacia mis amigos. Mauro y Manu hablaban subidos a sus mesas y Flor se encontraba reclinada en la silla aún mirándome con el semblante serio.

- ¿Qué me miras tanto, Florcita?- Inquirí llegando a su lado y sentándome en la silla contigua a la suya.

- Vigilo que no la pongas mas incomoda con tus boludeces.- Contestó rodando los ojos.

- Pues como ves todo bien.- Sonreí orgulloso y ella me miró de vuelta.- Me ofrecí a traer sus libros porque pesaban una banda.

- Uh, que caballeroso.- Exclamó irónicamente y yo agarré su cara con mi mano, apretando sus cachetes y dejando un pico en sus labios.

- Ya va a caer ante mis encantos, ya verás.- Esbocé mi mejor sonrisa sin soltar su cara y ella rodó los ojos antes de que la soltase. Giré mi cabeza para encontrarme a Siena mirándonos con una extraña mueca y ella apartó la vista cuando nuestras miradas chocaron.

- Che, Mateo, no da.- Dijo Manu cortante cuando me separé de Flor. Mauro soltó una carcajada y la chica se sonrojó hasta las orejas.

- ¿Vos también querés un beso?- Jodí poniéndome en pie y apretando los cachetes de Manu igual que los de Flor antes de dejar un beso sobre sus labios.

- ¡Qué asco, Mateo, la puta madre!- Se quejó limpiándose los labios con la mano y Flor, Mau y yo soltamos una carcajada.- Yo quería un beso de Flor, no tuyo boludo.






no se qué decir.

Inocente; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora