Seis.

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Siena

Levanté la vista de mis apuntes cuando noté a alguien pararse frente a mi mesa y sonreí al ver a dos pibes mirándome desde arriba. Uno era bajo, con el pelo rapado; y el otro algo más alto y con el pelo bicolor, blanco y negro.

- Eh... hola.- Habló el más alto con voz temblorosa cuando el otro golpeó su brazo.- Soy Mauro.- se presentó y yo sonreí de lado.- ¿Vos sos Siena, la nueva? Digo, si, se que sos Siena. No era una pregunta, más bien una afirmación.

- Dale, gil.- Le apuró el otro y yo me mordí el labio para reprimir una carcajada.

- ¿Querés algo, Mauro?- Cuestioné mirando fijo al de pelo bicolor, que tragó saliva.

- No. Bueno, si. Pero no quiero que te enojés.

- Dale, Mauro, la concha de tu madre.- Exclamó el otro.- Perdoná, es re lento. Yo soy Manu y lo queremos decirte es que le des otra oportunidad a Mateo.- Habló considerablemente más directo que Mauro. Arrugué la nariz al escuchar las últimas palabras y crucé mis piernas para recostarme en la silla.

- ¿Y por qué debería hacer eso?- Pregunté.- Él ha sido un grosero conmigo.

- No te lo negamos, Teo es... peculiar.- Corroboró Mauro.- Pero él está arrepentido y re avergonzado, no está acostumbrado a que lo rechacen.

- Y bueno, tampoco es el pibe más lindo de Argentina para que todas anden atrás de él.- Repliqué.- Además, estoy muy centrada en los estudios, no quiero saber nada de chicos ni esas cosas.

- A lo que vamos es a que todos los pibes piensan que estás re buena, y no te van a dejar en paz, pero Mateo está dispuesto a cambiar su comportamiento con vos.- Dijo Manuel tratando de convencerme. 

- Quiero que se disculpe conmigo frente a todos.- Pedí firme, haciendo que ambos chicos abriesen mucho los ojos.- Lo que hizo estuvo mal y con que se arrepienta no basta.- Me expliqué.

- Está bien, nosotros le decimos.- Accedió Mauro y yo mostré una sincera sonrisa.- Teo nos va a matar por esto, así que mas vale que le perdones.

Justo en ese momento, una chica de la altura de Manuel se acercó a nosotros desde la derecha. Miré en su dirección y vi que venía desde la mesa donde que se encontraba Mateo. El chico me estaba mirando y se puso colorado cuando nuestras miradas chocaron, apartando rápidamente la vista. Si que era raro este pibe.

- ¿Ustedes también andan molestando a la pobre mina?- Inquirió la chica llegando a nuestro lado.

- Sabes que yo solo tengo ojos para vos, reina.- Sonrió Manuel rodeandole el cuello con los brazos y haciendo el amago de besarla. Por un momento pensé que eran pareja e iba a hacer un comentario sobre lo tiernos que eran, pero justo en ese momento la chica agarró uno de los brazos de Manuel y lo retorció haciendo que él gimiese de dolor.

- No me toqués, cabeza de termo.- Habló poniendo los ojos en blanco. Mauro se rió a carcajadas y yo les miré consternada. Realmente todos los pibes eran iguales en esta escuela.- Soy Flor.- Se presentó la mina girándose para sonreírme.- Y desgraciadamente soy amiga de estos dos pelotudos y del gil de Mateo.

- Yo soy Siena.- Sonreí, aún preguntándome internamente qué clase de escuela era esta.- Aunque supongo que ya sabés.- Añadí refiriéndome al incidente de Mateo y notando como me ponía colorada. Miré mis manos y pude escuchar a la chica riendo un poco.

- No tenés que avergonzarte por eso, te conozco porque sos la nueva y por nada más.- Sabía que mentía porque se le notaba en la cara pero se lo agradecí.- Bueno, vos podés seguir con tus apuntes hasta que empiece la clase, yo me llevo a los boludos estos.- Finalizó y agarró a los dos chicos por los brazos, arrastrándolos lejos del lugar.

Yo me quedé mirando como se marchaban y como Manuel posaba su mano en el trasero de Flor, ganándose un golpe en la nuca de parte de la última. Qué gente tan rara, por Dios.






no se por que hoy no me sale escribir nada, así que confórmense con esta mierda ahre los amo

Inocente; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora