Uno.

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Mateo

- Está repartible, wacho.- Habló Mauro siguiendo la conversación que había comenzado con Manuel hacía rato. Yo levanté por primera vez la vista de mi celular para centrar mi mirada en la mina que acababa de entrar al aula y me sorprendí al recorrerla de arriba a abajo con la mirada. Si estaba repartible.

- Mirá la cara de Mateo.- Bromeó Manu haciendo que Mau apartase su vista de la chica y la llevase hacia mi. Los dos soltaron una carcajada y yo rodé los ojos antes de mostrarles el dedo del medio.

- Y, tiene tremendo orto.- Prosiguió el de pelo blanco.

- Ay, Dios, sois altos pajeros los dos.- Dije rodando de nuevo los ojos, aunque todo lo que decían era más que cierto.- Le voy a decir a Nadia, Mau.- Advertí en joda y el cambio radicalmente su gesto.

- No, Mateo, por lo que más querás.

- Era joda, boludo. ¿Cómo le voy a decir a Nadia? Te mata a vos y luego a nosotros por dejarte mirar a otra wacha.- Aclaré señalándonos alternativamente a Manuel y a mí.

- Uh, mal, alta controladora.- Jodió Manu haciendo una mueca y ganándose un golpe de parte de Mauro.

Les dejé que siguieran peleándose y volví a centrar mi vista en la mina. Se había apoyado en la mesa del profesor para hablar con él, dejándome una perfecta visión de sus piernas. Por desgracia de nada más, ya que llevaba la falda demasiado larga como para dejarme ver otra cosa.

- Mal, lleva la falda re larga, boludo.- Me quejé y Manuel soltó una carcajada, captando la atención de Mau, que había empezado a jugar con la dilatación de su oreja, con la vista en su celular.

- "Ay, Dios, sois altos pajeros."- Imitó mi voz y yo sonreí de lado mientras le golpeaba el hombro.

- ¿Qué querés que le haga si ese estúpido pedazo de tela de cuadros me impide ver tremendo orto?- Me encogí de hombros causando una risa de ambos chicos.

- Si podría subirse más la falda, nos hacía un favor a todos.- Comentó él, dándome la razón.

- Wachos, yo le bajaba no se os vaya a despertar la salamandra. Me estáis dando asco hasta a mí.- Habló Flor desde el asiento tras de mí y los tres nos giramos a mirarla. Me caía re bien esa piba, y muchas veces nos acompañaba a la plaza o en los recesos, cuando Manu no jodía demasiado con ella.

- Ah, mirá a la celosa.- Sonrió Manuel guiñándole un ojo y ella le enseñó el dedo del medio sin levantar la vista del celular, donde la había posado cuando nos giramos.

- No jodas.- Le advertí poniéndole una mano en el hombro y él resopló cruzándose de brazos.

- No se vale, ¿Qué tengo que hacer para que aceptes salir un día?

- Primero dejarte de joder.- Enumeró la chica mirándole.- Y segundo dejar de ser tan pajero.

- Yo no soy pajero.- Se defendió y yo me contuve la risa mientras Mauro soltaba una carcajada.

- "Si podría subirse más la falda, nos hacía un favor a todos."- Citó poniendo una voz rara que me hizo reír.

Manu se puso colorado y no volvió a decir nada, sino que se dio la vuelta y se quedó en silencio sentado en su sitio. Yo me encogí de hombros cruzando una mirada con la chica y ella rodó los ojos antes de volver a prender el celular.

- Bueno, silencio.- Pidió el profesor de literatura cuando terminó de hablar con la chica.- Como ven tenemos una alumna nueva en la clase que va a comenzar a cursar con nosotros a partir de hoy.

- Gracias, profe.- Interrumpió Mauro fingiendo estar profundamente conmovido por la actitud del hombre.- Si no nos dice, no nos damos cuenta.

El hombre respiró hondo mientras toda la clase reía, menos la chica nueva, y se puso en pie para posar una mano sobre el hombro de la nueva alumna.

- Su nombre es Siena.- La presentó y los cachetes de la mina se tiñeron de rojo cuando las miradas de todos se centraron en ella.- Sentate donde querás.

Ella caminó hasta un hueco libre entre otra chica y yo, muy probablemente porque era el que más cerca le quedaba y estaba odiando ser el centro de atención en esos momentos.

No despegué la vista de ella en el tiempo que tardó en sentarse, y cuando nuestras miradas se cruzaron ella la apartó rápidamente para fijarla en sus cuadernos.

- ¿Ta' pa' meterle la salamandra o no?- Cuestionó Manuel en voz baja a mi lado y sonreí de lado volteándome para mirarle.

- Ta' pa' mandar a Alejandra a la mierda.





Inocente; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora