Veintitrés.

5.1K 263 80
                                    

Siena

- Tenés que dejar de ser tan insegura, Siena.- Habló Flor con voz firme agarrando sus libros de la taquilla y yo suspiré apoyada en la pared.

- Es que todo el mundo me dice lo mismo y me da miedo haberme precipitado con Mateo, no quiero ser uno más de sus garches.- Murmuré con los dientes apretados y ella se giró para mirarme después de cerrar su taquilla.

- Escuchá, Siena, nunca en toda mi vida había visto a Mateo como está ahora gracias a vos.- Afirmó comenzando a caminar hasta el aula conmigo.- Está re enganchado con vos, pero nunca se había enganchado con nadie, solo dale tiempo; no va a dejar de ser un pajero de un día para otro.

Bueno, eso era obvio, y tampoco podía pedirle que cambiara por mí. Además, eso era parte de lo que me había enamorado de él, ¿no?

- Gracias por escucharme, Flor.- Sonreí sintiéndome un poco culpable porque siempre tuviera que aconsejarme con Mateo.

- Está bien, te debo mucho desde que me ayudaste con Manu.- Me tranquilizó y, como si le hubiéramos invocado, el chico apareció desde el frente con Mauro.

- Hola, linda.- Saludó Manuel llegando a nuestra altura y, cuando Flor iba a darle un beso con una sonrisa, él la miró como si acabara de darse cuenta de que estaba acá.- Y Flor.

Ella le hizo una mueca mostrando la lengua y Manu, Mauro y yo soltamos una carcajada.

- Che, vénganse con nosotros a la plaza. Ahora toca matemáticas y re aburrido.- Sugirió Mauro y enseguida Manuel le apoyó asintiendo con la cabeza.

- Si, lejos. Muy lejos de acá.- El más bajo de los dos sonrió de oreja a oreja en lo que yo identifiqué como la sonrisa más falsa del mundo. No tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero algo me decía que algo andaba mal.

- Altos giles.- Rodó los ojos Flor.- Nosotras vamos a clase, ¿verdad, Sie?

- Obvio, están locos si piensan que vamos a irnos a la plaza.- Respondí yo con el ceño fruncido. 

- No, chicas, por favor.- Pidió Mauro y yo pude notar como se ponía cada vez más nervioso. No entendía nada. Agarró mi mano y me miró a los ojos haciendo un puchero.- Sie, vení con nosotros.

- Uh, son re raros.- Masculló Flor y acto seguido agarró mi brazo para tirar de mí y hacerme caminar hasta el aula a su lado.

- ¡Flor, pará!- Pidió Manuel corriendo atrás nuestro y en cuanto los dos chicos nos alcanzaron se pusieron frente a nosotras, tapándonos la entrada al aula y la visión del interior de esta.

- Manuel, sos re intenso la puta madre.- Se quejó mi amiga tratando de apartar al chico y Mauro ayudó a Manuel a tapar la puerta. La gente tratando de entrar al aula comenzó a aglomerarse a nuestras espaldas y yo comencé a ponerme nerviosa, había demasiada gente mirándonos.

- Bueno, la concha de tu madre, Mauro.- Exclamé con la cara roja de enfado y vergüenza cuando él rodeó mi cintura con su brazo para inmovilizarme y pateé su pierna haciendo que me soltase. Yo me coloqué bien el uniforme confundida, aún preguntándome por qué carajo estaban tan raros, caminando junto con Flor adentro del aula.

En seguida me frené en seco tragando saliva, y Flor hizo lo mismo a mi lado abriendo la boca y tapándosela con una mano. 

- Siena, la puta madre.- Escuché a Manuel y a Mauro maldiciendo a nuestras espaldas, pero no me giré, simplemente seguí inmóvil con la vista clavada en Mateo y en la piba que se estaba chapando.








bueno, gente, un par de capítulos y el epílogo, calculo jeje

Inocente; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora