Catorce.

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Mateo

- ¡No boludo, ¿en serio?!- Chilló Manuel y yo me abalancé sobre él para que dejase de gritar.

- Si, Manu. Pero callate, la puta madre.- Me quejé y él rió.- Igual yo no la chapé.- Admití mirándome las manos.

Mauro, Flor y Manuel me miraron con la boca abierta y yo noté cómo me sonrojaba un poco.

- ¿Ella lo hizo?- Se sorprendió la chica y Mau le dio un golpe en el brazo.

- Y si boluda, si no lo hizo él lo hizo ella.- Exclamó atrayendo las miradas de la mitad de los alumnos del aula. 

- ¡Bueno, gil!- Chilló Flor y todos nos miraron.

El maestro de inglés se quedó en silencio, mirando en nuestra dirección y los cuatro nos callamos y nos giramos para verle.

- Perdón, teacher, ya nos callamos.- Habló Mauro causando algunas risas y ganándose la reprobatoria mirada del profesor. Flor se mordió el labio inferior y Manu reprimió una carcajada mientras yo sonreía de lado.

Miré hacia la derecha y me crucé con la mirada de Siena. Ella se puso colorada pero, a diferencia de lo que hacía siempre, no apartó la vista y siguió mirándome a los ojos con una sonrisa que yo le devolví.

- Cerra la boca que se te cae la baba.- Me susurró Manu al oído y yo me giré para mirarle y mostrarle el dedo del medio. Flor y Mauro sonrieron y cuando volví a mirar a Siena ella estaba con la vista clavada en la libreta y apuntando lo que dictaba el profesor.

Devolví la vista al frente y traté de enterarme de algo de lo que explicaba el maestro hasta la hora del recreo.

- Che, Teo, ¿venís a la cafetería?- Preguntó Mauro poniéndose en pie con mis otros dos amigos.

- En un momento voy, quiero hacer una cosa antes.- Avisé mirando hacia Siena, que hablaba con el profesor y era la única de mis compañeros que quedaba en el aula. Flor me guiñó un ojo antes de irse con los pibes y yo sonreí mientras esperaba a que el maestro abandonara el aula.

Me acerqué a Siena mientras ella guardaba sus cosas después de su charla con el profesor y ella me sonrió al verme.

- Hola.- Saludé, sin saber muy bien que decir. Ella se movió nerviosa.

- Yo... lo siento por lo de ayer, no se en que estaba pensando. Lo siento si te molestó, solo...- Se disculpó, pero yo la corté.

- ¿Molestarme? Me moría por chaparte desde que llegaste.- Aclaré y ella miró al suelo con los cachetes rosas de nuevo.

- Pero... vos y Flor.- Habló nerviosa.- No se, pensaba que salían juntos o algo.

- ¿Qué?- Exclamé y solté una carcajada. Ella me miró inquieta y yo negué con la cabeza.- Nada que ver, somos mejores amigos. Cogimos una vez pero nada más.

Quizás eso había sido demasiada información, porque la chica se giró rápidamente y se apuró para terminar de guardar sus libros.

- Bueno, me voy.- Se despidió poniéndose la mochila y yo rodé los ojos. A veces era demasiado inocente y tímida.

Le agarré la mano y tiré de ella para darle la vuelta y mirarle a la cara.

- Me encantas Siena, y no tengo nada con Flor.- Aclaré sin soltar su mano. Ella miró nuestras manos entrelazadas mientras se mordía el labio y yo usé mi otra mano para levantar su barbilla y que me mirase a la cara de nuevo.- Así que podemos chapar cuando quieras.

Ella se quedó en silencio, así que mojé mis labios con mi lengua y me incliné ligeramente hacia ella. Sonreí al ver que no se apartaba y que cerraba los ojos y dejé un corto beso en sus labios.

- Seguís siendo un pajero.- Dijo en un susurró cuando nos separamos y yo reí antes de dejar otro beso corto en su cachete y soltar su mano.

- Tengo que irme, nos vemos luego.- Avisé y me di la vuelta para echar a caminar hacia la cafetería con el fin de encontrarme con mis amigos, dejando atrás a la chica.







empiezo a amar a mateo en esta historia y eso significa que se vienen cosas cursis ew

Inocente; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora