Capítulo 9

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Cuando era pequeña veía mucho Friends en la televisión. Mis padres siempre la ponían a la hora de cenar cuando solo era una cría. Nathan y Grace se enfadaban conmigo porque podía pasar toda una tarde viendo episodios de la serie. Para mí, la vida de los seis amigos era la vida que aspiraba a tener. Yo quería ser como Rachel, vivir con mi mejor amiga en un apartamento súper chulo, vestir igual de bien, tener a un buenazo como novio y un grupo de amigos con el que vivir locas aventuras. Era el futuro de mis sueños.

Todavía pienso en ello, como si esperara que algún día todo fuera a volver a la normalidad. Olvidándome por un segundo de que mi casa está siendo consumida por las llamas, que mi ropa está hecha un auténtico desastre, que la mejor amiga de mi pareja es una ballesta y que mis amigos mueren semana tras semana. Además, ahora puedo añadir a esa lista un bebé. Un jodido bebé. En pleno fin del mundo.

Las puertas de Hilltop se abren mientras Siddiq me rodea con uno de sus brazos para ayudarme a caminar. Tras darme la noticia, ambos nos hemos conseguido reunir con Daryl y el resto del grupo, que nos esperaban algo alejados de Alexandria. Nadie ha hecho preguntas sobre el motivo de nuestro retraso, supongo que por el pánico que sentían ante la situación. En realidad, lo agradezco, porque no sé cómo hubiese reaccionado. El camino hasta el poblado ha sido duro, el grupo está muy tenso por la presencia de Dwight, de hecho, ni siquiera he tenido ocasión de hablar con Daryl porque este no paraba de vigilar al aparente exsalvador. Para mí, el trayecto ha consistido en guardar silencio e intentar asimilar mi actual emabarazo. Siddiq no se ha separado de mí ni un segundo, tampoco me ha dado conversación, respetando mi espacio.

¿Cómo coño ha ocurrido esto? Quiero decir, joder, biológicamente sé cómo ha ocurrido pero, ¿en serio? Es una locura. Yo no puedo tener un bebé. Yo no sé cuidar a un bebé. ¿Y Daryl? ¿Qué mierda le digo a Daryl?

Joder, joder, joder.

Le miro mientras avanzo para entrar en el poblado. Tiene a Judith en brazos. En realidad, es muy tierno con los niños, seguro que sería un padrazo. Sonrío para mis adentros.

-¿Todo bien?-me pregunta mi acompañante.

-De maravilla.-respondo, algo insegura.-Siddiq, prométeme que no se lo vas a decir a nadie.

-El padre tiene que saberlo.

-Y lo sabrá, cuando yo esté lista para decírselo, ¿vale? Te lo pido por favor....

-No hay problema.

-Gracias, de verdad. Por todo.

Seguimos andando hasta que me topo con los primeros habitantes de Hilltop. Maggie me ve y esboza una sonrisilla tímida que imito. Es la primera vez que nos vemos desde que regresé, pero no es ni de lejos tan emocionante como podría haber imaginado. Está cansada, y preocupada también, lo veo en sus ojos. Comienzo a avanzar entre el grupo de personas que ha venido conmigo, adelantándoles hasta llegar al frente. Cuando lo consigo, veo también a Carol, y a un costado de Maggie, aparece Enid.

Mierda.

Ella, al verme, corre para darme un abrazo. Yo le estrecho entre mis brazos y le acaricio la cabeza, bajo la atenta mirada de los demás. Sé por qué me miran, sé que tengo que contárselo yo, y eso hace que mis ojos se cristalicen al instante. Este tampoco es el reencuentro que merecíamos.

-Enid...

-Estás bien, ¡estás bien!-dice llorando de alegría.-Te he echado muchísimo de menos, ¿por qué te fuiste? Estúpida, estúpida April...

-Yo...

-No vuelvas a irte nunca, no vuelvas a dejarme, prométemelo.

-Enid, tengo que decirte algo.

FeathersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora