El muro de Alexandria se ve igual de triste que la vez que me marché. O quizás no, quizás sea mi percepción del mundo la que hace que lo vea así. Puede que a un lado de este todo sea felicidad y esperanza y al otro desasosiego y tristeza. No lo sé, joder, han pasado dos meses desde la última vez que estuve aquí, solo puedo comprobarlo cruzando. Así que eso hago, pero a mi manera. No quiero una bienvenida escandalosa, no quiero que todo el mundo sepa que he llegado, tan solo me interesa ver a ciertas personas en este momento y eso haré.
De un salto, llego al supuesto lado bueno, y aunque obviamente no da la misma sensación pobre del lugar del que vengo, tampoco da una mucho mejor. Todo está vacío, en absoluto silencio, desierto. ¿Estarán todos muertos? Puede que hayan huído, puede que haya habido más enfrentamientos, que se hayan refugiado en cualquier otra comunidad. Se me hace un ligero nudo en la garganta de pensar en todos los que han dejado atrás si han tomado tal decisión, y pienso en ir a hacerles una visita yo misma.
Tardo pocos minutos en llegar al improvisado cementerio del poblado, creo que tardaría bastantes más en atravesarlo. A mi derecha, la pared con los nombres de todos los difuntos que yacen aquí o que desaparecieron cerca de la zona se me hace enorme. Alguien tuvo el detalle de añadir el nombre de mis dos pequeños junto a los del resto de hombres y mujeres que murieron luchando en la última batalla a la que acudí en Alexandria. No los habían escrito cuando me marché, lo recuerdo, pasé más de veinte minutos leyendo la eterna lista una y otra vez, encontrándome con algunos que también me dolían, pero no los suyos.
Camino entre las tumbas con una cierta sensación de poder, pues todas estas personas, alexandrinos como yo, no han podido sobrevivir a todo lo que yo he sobrevivido, ellos han acabado ahí abajo, mientras yo camino por encima suya. El cuerpo se me revuelve de arriba abajo, llevo experimentando esos malévolos pensamientos desde hace ya algunas semanas, yo no soy así, pero me sienta bien serlo.
Por fin, encuentro las tumbas que desde hace dos meses no visito. Las bellas rosas rojas son ahora flores secas y arrugadas frente a las lápidas de dos niños en igual estado. Cerca están las tumbas de Spencer, Denise u Olivia, todos fracasaron, yo no. Sin embargo, ellos están juntos, en algún lugar que no alcanzo a imaginar, mientras yo estoy aquí, en el infierno, sola.
Me siento, rodeada de lápidas que me hacen sentir reconfortada. La muerte se ha hecho mi amiga en estos últimos meses, y me acompaña a cualquier lugar que vaya. Quizás sea mi castigo por algo malo que hice cuando todo era normal, no sé el qué, pero, ¿hay alguna explicación más lógica? Algunos pájaros cantan a la poca vida que les queda, a ellos y a todos los demás. Antes, cuando me despertaba, eran muchos más los que me daban los buenos días, preparada para afrontar otra "cansada" jornada de trabajo en la que cuidar niños malcriados que no sabían usar ni un cuchillo. Sí, era vida, vida que ha acabado aquí, en las tumbas, junto a mí.
¿Qué hubiera pasado si mis amigos siguieran vivos? Quizás Denise hubiese seguido su feliz vida junto a Tara, quizás Olivia hubiese encontrado el amor por fin, puede que Spencer continuase su relación con Rosita... No, no hubiera triunfado. Quizás... Quizás lo hubiese intentado conmigo. ¿Y yo? ¿Le habría dejado intentarlo? No lo sé. Por eso puede que lo mejor sea que él también esté en las tumbas.
Si Grace y Nathan siguiesen vivos... Yo seguiría siendo feliz. Los pájaros nos despertarían cada mañana recordándonos que, a pesar de toda la mierda de nuestro mundo, nos mantenemos unidos, siendo una familia. Estaría completa, habría cumplido mi misión, la de protegerles. Pero fracasé, siempre fracaso.
Me gusta reflexionar conmigo misma, me gusta pensar en todos ellos, en el qué hubiera podido pasar. Pero al final, la realidad es que los he perdido, y que por mucho que me esfuerce en imaginar mi futuro perfecto, este nunca va a llegar.
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Feathers
Fanfiction2ª temporada de Until Death Do Us Apart. April lleva más de dos años en Alexandria, ya sabe dónde está su familia: muerta. Igual que ella, o al menos eso parece desde que Nathan y Grace se marcharon. Sus ojos han perdido el brillo que enamoró a Dary...