Feathers

Capítulo 16

Michonne, Rick, Carol y Ezekiel nos acompañan al Santuario. No digo nada en todo el camino, Daryl se percata de mi mal estar y en cuanto llegamos a casa no me suelta de la mano. Está anocheciendo, entramos en el edificio, recorremos un pequeño pasillo hasta el lugar en el que los Salvadores están reunidos. Aquí antes torturaban a personas y las mataban públicamente. Ahora es un espacio de unión. La gente comienza a murmurar cuando ven a Rick.

-¡Rick Grimes ha venido!-Grita una voz.

-¿Está sufriendo Negan? Espero que mucho.-Añade otro Salvador.

En silencio, yo también lo espero.

Eugene nos alcanza y yo me aparto un poco, todavía no le he perdonado. Él se unió a ellos, yo... No es fácil.

Laura, una Salvadora con la que he hecho buenas migas estos meses, se acerca a mí.

-He visto las provisiones, están bien, deberías decirlo.

Freno y me giro hacia ella. Los demás me siguen.

-No me subiré a un estrado a dar discursitos como él.

Ella se queda de piedra por mi corte. Yo agacho la cabeza avergonzada y continúo.

-Es mal momento, hemos perdido a alguien.-Escucho susurrar a Daryl.

Estoy a punto de largarme de ahí cuando Michonne me llama.

-April.-Me acerco hasta ella.-¿Esto pasa mucho?

Me fijo en la pintada que hay en uno de los muros.

"Salvadores, salvadnos. Seguimos siendo Negan".

Aprieto la mandíbula y los puños con tanta fuerza y rabia que juro que podrían estallar.

Otra vez no.

-Cada vez más, desde que murió la cosecha.-Responde Daryl por mí.

-Eugene, Jerry, ¿quién ha hecho eso?-Hablo por fin yo.

-Ni idea, tía.

-Negativo, April.

-Justin.-Llamo a uno de los Salvadores.-Quita eso.

-¿Cómo?-Dice él, algo sobrado.

Mi rostro se desfigura más todavía si eso es posible a causa de un enfado que va en aumento.

-¿Cómo que cómo? Pinta encima.

-No nos queda pintura.

-Pues apáñatelas.

El hombre me mira serio mientras se levanta de mala gana.

Daryl se acerca a mí y pone su mano sobre mi hombro.

-Oye...

-No, se acabó, me voy a la habitación. He tenido suficiente por hoy. Buenas noches a todos.

Me despido de esa forma seca y salgo de ahí lo más rápido que puedo. Daryl corre tras de mí.

-Eh, eh, no puedes irte así. Has dejado ha todo el mundo preocupado.

Me giro y cojo su cara entre mi manos.

-No puedo más, Daryl, ninguno de los dos podemos. He intentado adaptarme a esto lo mejor que he podido, incluso he intentado engañarme a mí misma con la idea de que todo han sido buenos días desde que vinimos, pero no es así. La gente se muere de hambre, siempre ha sido así, nosotros pudimos comprobarlo cuando nos encerraron aquí. Sé que tú también piensas en ello.