Capítulo 19

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Sentada en un tronco junto a Daryl, jugueteo con mi anillo. Él hace lo mismo.

-Rick va a venir a hablar contigo, lo sabes, ¿verdad?

-Sí.

-Te preguntará si le has matado tú.

-Lo sé.-Me quedo en silencio.-¿Crees que lo he hecho yo?

-No. Pero mucha gente sí que lo hace. Tendrás que demostrar a Rick que no eres responsable. Tú y yo ya les caemos suficientemente mal, no debemos darles más motivos.

Daryl me ofrece su mano y yo entrelazo la mía con la suya. Las balanceamos un poco, como niños pequeños que juegan, y entonces Rick aparece.

-Me voy a ver qué tal está Aaron. Nos vemos luego.-Beso sus labios y me levanto para marcharme.-Rick.

-April.-Me saluda de vuelta.

Cuando camino de nuevo entre las tiendas de campaña del campamento, la gente me mira y sonríe. Supongo que agradecen que les haya ayudado en el círculo. Yo solo sonrío de vuelta, sin querer darme ninguna importancia.

Llego a la enfermería y veo a Enid y Aaron comiendo algo de fruta y bebiendo agua.

-¡Perdón!-Digo.-Se me ha ido totalmente la cabeza, yo...

-Tranquila, Enid me ha contado lo que ha pasado ahí fuera, está todo bien.

-Te hemos guardado algo de comer, con la revolución de antes no has desayunado.

-Gracias, de verdad.

Me siento y empiezo a comer con ellos. Un primer paciente que se ha hecho una herida trabajando en el puente aparece, Enid se retira para curarle. Miro a mi amigo.

-¿Cómo estás?

-He tenido días mejores...-Ríe, pero yo no puedo hacerlo.-Enid me ha puesto hasta arriba de morfina, no me duele nada de nada.

-Ojalá pudiese haberte ayudado más...

-¿Estás de coña? Intentaste levantar un tronco que pesaba cien veces más que tú y me sacaste de ahí casi llevándome en brazos. Sigo vivo gracias a ti.

-Si no estuviera embarazada habría estado ayudándote a subir los troncos o algo así.

-Pero lo estás, April, y eso no es malo.

-Lo sé, es solo que... Mierda, me siento muy inútil ahora mismo.

-Solo te quedan unos días, luego volverás a la carga, como siempre lo has hecho. Me acuerdo de tus primeros días en Alexandria, estabas acojonada, pero aún así ayudaste en todo lo que pudiste, porque tú eres así, siempre vas a dar el cien por cien.

Aaron pone vocecillas mientras habla y yo lo relaciono con la dosis de morfina que tiene que llevar dentro. Sonrío un poco.

-Quiero que estés lo mejor posible, lo sabes, ¿verdad?

-Pues claro, yo también quiero lo mismo para ti y para el bebé. ¿Te importa si...?

Acerca su mano a mi tripa, pidiéndome permiso.

-Adelante.

La apoya, el bebé está tranquilo, pero cuando siente la presión comienza a moverse, causándome un escalofrío.

-¿Qué ocurre?

Me río ligeramente.

-Nada, es que no he conseguido acostumbrarme a que se mueva. ¡Ay! Mira, ahora también está pateándome. Me parece que alguien está contento de ver al tío Aaron.

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