CAPITULO 1

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El amor siempre es engañoso y doloroso te pone las trampas más inesperadas solo para darte un final aún más insierto que un inicio, pero si tú camino nunca tuvo un inicio claro, como tendría un final...

Emma siempre estuvo sola, muy a pesar de que estuvo rodeada de niños como ella nunca se sintió  como una familia, un dolor en el pecho le dijo que tenía a alguien que compartía su sangre pero si ese alguien no la quiso cuando debió ahora ya era tarde, se ha hecho un camino por su cuenta como la modelo de alta costura más solicitada y mejor pagada, es guapa y lo sabe por eso le saco probecho a sus curvas bien definidas, su metro ochenta centímetros de estatura y su castaña cabellera.

Los amigos en este mundo del modelaje no son más que un lujo que solo el más hábil se puede permitir; en este mundo cada quien trata de superar al otro con sus propios métodos, desde el duro trabajo a favores sexuales, cosa que Emma  nunca haría prefiere dormir en la calle a tener que rebajarse como mujer, lo intento no lo puede negar pero hasta la puerta del cuarto llego porque era tanta su hambre que poco le importo lo que le pasará, pero como un ángel salvador conoció a Mauricio su único amigo, si es que él la consideraba de esa manera, él es su manager, su deber es ver por ella en todo momento y talvez solo talvez ella está confundiendo su preocupación con amistad; él la rescató y le ofreció una hamburguesa que para muchos sería poco pero para ella fue como el mundo a sus pies además de trabajo que más podría pedir, ahora es mucho más grande y poderosa, sabe que debe seguir esforzándose para pagar la fe que tubo Mauricio en ella.

Así que después de que se diera por finalizada la semana de la moda en París retorno a los Angeles para continuar sus estudios de administración de empresas, que pese a su edad no terminaba por el constante cambio de rutinas, además volar, trabajar, estudiar y ocasionalmente comer, todos juntos y estando en diferentes países no era tan sencillo. Agradecía el que no la botaran y pudiera retomar todo en nuevos ciclos.

Además prometió volver pronto a los chicos del orfanato y no podía fallarles, tomo sus cosas del hotel, se cambió por unos jeans, una casaca de cuero negra y por supuesto sus infallables tacos; cuando llegó al aeropuerto tuvo que esperar un par de horas porque su vuelo se retraso, los vuelos son tan estresantes para ella pese a que viaja mucho todavía no se acostumbra a volar y le da más nervios no estar con Mauricio que no consiguió un pasaje en el mismo vuelo.

—  Hola — le dijo una niña a Emma, probablemente ella no tendría más de 7 años.

— Hola ¿Te puedo ayudar en algo cariño? — respondió Emma ya acostumbrada a tratar con niños.

— Si, me preguntaba si usted tiene novio — está pregunta la sorprendió mucho pero pensó que talvez por ahí habría un tío o primo de esta princesa que quería su número y la uso para conseguirlo.

— No cariño, pero estoy casada.

— Pero usted no trae anillo — espeto la pequeña.

— Es un secreto no se lo vayas a decir a mi esposo.

— Está bien, mi nombre es Valeria y mi tío está soltero y es guapo muy guapo — dijo, sacando un celular para mostrarle la imagen de un hombre, efectivamente guapo de cabello rubio y una sonrisa que harían que cualquier mujer le mostrará sus senos sin vergüenza alguna — te lo digo solo en caso de que estés considerando el divorcio.

"Cómo es posible que está pequeña conozca el significado de esa palabra"  se pregunto Emma para si misma.

— ¡Valeria! — se escuchó a lo lejos un grito, una mujer muy parecida a la niña la llamaba.

— ¡Voy ma! — respondió —  un gusto hablar contigo  ... — continuo la niña haciendo un mueca.

— Emma

— Un gusto hablar contigo Emma, no me gustan los aviones así que hago otras cosas para distraerme antes de subir a esa gran máquina voladora.

— Si ya veo — contesto Emma con un gran sonrisa, casi tratando de no reírse del pobre tío de la pequeña que tenía que aguantar las entrevistas de su sobrina.

— Por si cambias de opinión — dijo entregándole una tarjeta de presentación — No vemos Emma — fue lo último que dijo antes de alejarse.

" Enserio que tipo de personas serán su padres para darle una tarjeta de presentación a una pequeña de 7 años" refutó la mente de Emma.

— Pasajeros con destino a Los Angeles abordar por la puerta número 2  — se escuchó y Emma se dispuso a continuar con su viaje.

Definitivamente lo que más ama Emma en este momento es su hermosa cama de dos plazas que la espera en su departamento, no pudo pegar el ojo en todo el vuelo, la mujer que se sento a su costado pese a ser muy amable y de apariencia delicada, roncaba como un tractor en pleno trabajo de construcción. No era broma que Emma extrañaba demasiado su cama o sólo pura exageración en cuanto llego se tiró sobre ella y sin siquiera cambiarse se entregó por completo a los brazos de Morfeo.

Las horas pasaron y Emma no deseaba levantarse pero un golpe en su puerta la obligó a salir de su cama, ella no tenía ni la menor idea de quién era el extraño que se atrevía a arruinar su sueño con tanta osadía
" De seguro es Mauricio que acaba de llegar y tiene más trabajo para mí" le dijo su mente, arreglo sus mechas despeinadas , salió de su habitación y sin más abrió la puerta.

— Necesito que me ayudes — Emma se congelo en la entrada no tenía ni la más remota idea de que pasaba y porque la mujer frente a ella poseía  su rostro — Por favor no cierres Emma... Emma ¿No?— Dijo, el asombro era tanto que ella no se dió cuenta en qué momento la mujer de traje elegante entro en su casa.

— No tengo la menor idea de quién es usted señorita, pero esto se considera invasión a la propiedad ¡Retirése! — grito Emma, para ella el tan solo recuerdo de que tenía una familia que nunca la deseo le partía el corazón y ya no podía aguantar las ganar de vomitar.

— ¿De verdad quieres tapar el sol con un dedo? Pues yo no, tengo el derecho a vivir y tú a saber la verdad — Dijo calmada muy calmada.

— Insisto yo no la conozco y tampoco tengo la intención de hacerlo — las palabras salieron como un grito ahogado pero lo suficiente fuerte.

— Está bien si no me quieres conocer no tengo problema con eso pero espero que puedas vivir toda tu vida con el recuerdo de que mataste a tu gemela sin darle la oportunidad de ver un día más la luz del sol — fue lo último que dijo la mujer que decía ser la gemela de Emma antes de salir de su casa.

Todo el lugar era enorme desde la sala a la cocina en el primer piso como los cuartos que estaban subiendo las escaleras, pero eso no importó, en este momento el lugar se sentía axficiante.

Emma sentía que su mundo se le venía encima, no podía respirar bien, se ahogaba en ese gran espacio que era su hogar y no pudo más, subió las escaleras ha su habitación cambio su ropa por un cómodo vestido rojo floreado y una altas botas. Tenía que distraerse, olvidar lo que había pasado, olvidar que tenía una hermana que quería su ayuda, olvidar que fue abandonada y su hermana no, olvidar todo por un solo segundo aunque sea.
Y como siempre era la sensación de la noche, el baile era tan natural en ella que atraía demasiada miradas, desde hombres muy pero muy  guapos hasta novias demasiado celosas he inseguras.

— Un tequila doble — pidió al barman, que se la comía con la mirada, lo entendía no por nada lo inversionistas gastaban Miles en ella.

— Que sean dos  — dijo la voz masculina que se sentó junto a ella, se notaba que sería el primero de la noche pues no olía a alcohol o algo por el estilo.

— Hola preciosa.

— Hola ¿precioso?— dijo en un intento de coqueteo, lastima que fuera pésima en el área.

El tipo no pudo evitar soltar un carcajada tan fuerte que hasta el barman voltio ha ver qué era tan cómico.

— Gracias , nunca me habían dicho eso... Un gusto, Marcus — dijo el  tipo de cabellera larga oscura y una sonrisa todavía más sexy que su mirada, estrechando su mano.

— Emma — respondió correspondiendo el saludo.

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