CAPITULO 11

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— Lo siento mucho señora Presidenta, salí por un momento y...— explicaba su secretaria a la vez que agachaba su cuerpo, tal vez costumbre en su nación.
— Está bien — Salió de la comodidad de su asiento, extendiendo su mano para saludarlo — Emily Thomson
— Alecxander Blakgood — respondió a la vez que beso el dorso de su mano.

Aquel gesto sacudió sus neuronas, apagando las por unos segundo solo para reaccionar cuando sus labios cortaron el contacto, ese traje azul se amoldaba a su cuerpo perfectamente, la camisa blanca hacía más grandes esos bellos ojos azules, que no son ni tan claros ni tan oscuros, un azul perfecto, se le hacía familiar pero no recordaba dónde.

— Es un gusto volver a verla.
— Señor Blakgood un gusto conocerlo.
— Vamos a jugar a qué no nos conocemos, aquel día en mi camioneta no parecías tan reacia a qué te montará — "Qué diablos está diciendo este lunático, montar, ja, lo único que monte ese día fue su auto que poco antes me derribo"
— Señorita Kim puede retirarse — aquella chica tenía la cara tan roja que un tomate sería poco para serle símil, no necesitaba más espectadores más que el que tenía frente — No pienso que el señor Blakgood me esté acosando así que lo trae por aquí .
— Vaya, no pensé que la Presidenta Thomson fuera tan seria, pero efectivamente no tenían la menor idea que usted fuera aquella que me abandono como idiota en el hospital.
— Yo realmente lamento lo ocurrido, pero entenderá que por mi seguridad no era conveniente quedarme con un hombre que lleva un arma.

Está mujer lo traía intrigado, aquel día en vez de denunciar lo o exigir una indemnización, ella simplemente había desaparecido en cuanto recibió el tratamiento, sin despedirse, sin palabras de desprecio, sin nada; ella solo dijo que iba al baño, paso treinta minutos y la paciencia se agotaba, llegó la hora y la preocupación se desataba en él, sin temor a la vergüenza o a qué alguna mujer lo golpeara por lo que haría entro en el baño para damas para darse cuenta que ahí no había nadie y darse cuenta que lo dejo.

— ¿No sería mejor conversar sentados? — "Está mujer es mucho más hermosa a la luz del día, aquellos pantalones se siñen a su figura y sus redondos pechos cubiertos por esa delgada capa de tela harán que me corra ¡¿Acaso son un adolescente?! ¡Mierda!"
— La verdad son las 3 — dijo mirando su reloj — entenderá que la puntualidad es un requisito importante en este negocio, preferiría hacer esto rápido.
— La verdad yo también — Alex casi susurraba en su oído, con una voz sugestiva que haría que cualquier persona hiciera lo que él tuviera en mente  —  quiero hacer algunas cosas  muy pero muy rápido.

Ella abrió los ojos como si fuera un búho, esa palabras parecían sacadas de una película para adultos.

— ¿Quieres intentarlo conmigo Emily? — pregunto Alec ante su asombro — Soy muy bueno en las cosas rápidas
— Que bueno que el señor Blakgo...
— Puedes llamarme Alec — la corto para acercarse más a ella, ahí de pies los dos, casi tan juntos como para oír las palpitaciones del otro.
— Ya que el "señor Blakgood " están rápido ¿Quisiera decirme que lo trae a Thomson's daughter ?
— Tú sí que sabes cómo matar el momento.
— Probablemente — respondió al mismo tiempo que caminaba hacia adelante estableciendo una distancia prudente de él — Pero dígame ¿Qué trae al dueño del conglomerado más importante de América a una pequeña compañía como está?

Ella no se iba por la ramas, quizás en otro momento de sus vidas, ella habría detenido su vida para permitirse el coqueteo entre ellos, pero ahora ella es Emily, no puede descuidarse, empresarios como él aprovechan las debilidades de los demás. Así que es mejor establecer los límites.

— Emma Duquense — ese nombre la puso helada, nadie podía saber su verdadera identidad no hasta que Emily este de regreso "Que diablos".
— ¿Que? — rogaba para sus adentros.
— Es el nombre que diste en el hospital.
— Lo había olvidado — dijo sería, necesitaba esconder su inquietud "¿Cómo diablos fui tan estúpida? El nombre del hospital, pensé que no había escuchado pero ¿Cómo?
— Supongo que soy el único que recuerda esas cosas.
— Señor Blakgood, ambos estamos perdiendo el tiempo dígame ¿Cuáles son sus verdaderas intenciones?

Los minutos de silencio provocaron que ambos se mirarán. Ella fue la primera en terminar ese juego de miradas, se dirigió a la puerta, empujó está para dejarle el total acceso a la salida, si no tenía nada que decir, tan solo continuaría con su trabajo y comeria su tardío almuerzo.

— Me temo que su tiempo se  ha terminado, tengo una reunión, fue un gusto saludarlo señor Blakgood.
— No esperarás que me vaya, así no más — dijo cruzado de brazos "Marisol me matara por no hacer lo que me pidió, pero solo necesito llevármela a mi cama y Thomson's daughter será mía"
— Discúlpeme, pero de verdad ya me cansé de este juego, le importe o no pero yo soy una persona muy seria y no necesito que alguien venga a mi centro de labor, sin considerar el tiempo ajeno llegando más de una hora tarde y que además no me deje comer tranqui...— tanta habrá Sido su hambre que no pudo retener esa frase y apresuradamente cubrió su boca "¿Qué fue lo que acabo de decir?"  pensó.

Alec no pudo evitar reír de la ocurrencia, fue tanta su risa que tuvo que sostener su estómago para no caer sobre el suelo.

— Si ya terminó, puede retirarse — Emma estaba sonrojada, podría ser por la ira o por la vergüenza pero eso sería difícil de descifrar.
— La verdad aún no termino — dijo aún entre risas.
—¡Señor Blakgood! — grito — ¡De verdad ya retiresé o ya llamaré a seguridad!

Alec no perdió más tiempo, tomo su mano y salieron de la oficina, mientras ella se resistía y preguntaba qué hacia. Pronto la subió sobre su  Bugatti negro, abrochó su cinturón de seguridad y tomo asiento detrás del volante.

—¿Qué diablos te sucede? Mira si el por lo de la otra vez, está bien, te perdono, pero ¡Déjame ir ya! ¡De verdad no te voy a denunciar! ¡Déjame ir!
—¿No tenías hambre? — respondió Alec  a la vez que aceleraba.
— ¿Eso que tiene que ver con esto? ¡Por el amor a Dios conduce más despacio! — no es que el auto fuera a la velocidad de la luz, pero Alec quería llegar tan rápido como se pudiera para que no se negara.
— Pronto llegaremos.
— ¿A dónde? ¡Te lo advierto niño bonito, se muy bien como defenderme! ¡Así que por un demonio detén el auto! — Emma lo fulminaba con la mirada, está no es una situación en la esperaba meterse en su primer día como Emily.

Alec ignoro todas las amenazas y advertencias que soltó su copiloto ya muy enojada por eso. Cuando por fin el auto se detuvo frente a un gran hotel Emma explotó del coraje y tan pronto como el le abrió la puerta se acercó a él y le propinó un golpe en la entrepierna.

— ¿Te lo advertí no es así? — dijo mientras Alec sostenía aquellas partes delicada para un hombre — ¡No te vuelvas a meter conmigo niño bonito! ¡Tu no me conoces!

Y así nuevamente lo abandonó, sólo allí retorciéndose en la acera "¿Qué carajos acaba de pasar? Se supone que almorzariamos y luego entre algunas copas de vino estaría más relajada"

MÁS DE UNA PARTE DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora