CAPITULO 4

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Cuando la ira y la nostalgia se juntan jamás se puede prevenir el desastre.
Marcus decidió hace mucho tiempo olvidar a sus hermanas, dejarlas en el pasado, y esperando que nunca volvieran a él, pero ahora la vida le estaba jugando las peores pasadas.

Llegó a Miami por la mañana, abandono sus cosas en el hotel donde a partir de ahora viviría y dirigiría desde ahí los demás, cambio su ropa por unos jeans negros, una camiseta gris y una casaca de cuero negro salió del hotel y el palé le entrego su Lamborghini rojo, necesitaba correr más que nada y que mejor que las calles de Miami para eso. las carreras eran una forma de distraerse desde joven y ahora lo mejor para olvidar, la adrenalina y el sentimiento de poder detrás de un volante lo volvía loco.

— Hola guapo — le dijo una rubia con un bronceado típico de la zona cuando salió de su auto.

— Hey Marck — casi al instante apareció su amigo de la universidad junto el, un moreno de pelo negro y ojos marrones le lanzó una mirada fulminante a la que aparentemente era su "amiga" — Está casado.

— ¿Así? Que pena, llámame cuando esté listo tu divorcio — respondió con una sonrisa y tocando su hombro — Él tiene mi número — termino señalando al moreno con la cabeza  y alejándose.

— ¿Cuando carajos me case? — Marcus estaba un poco cabreado por su matrimonio, no le gustaban ese tipo de bromas — ¿Marck? ¿Es lo mejor que se te ocurre Rick?

— Ya deja de quejarte "Marck", por dios que si pareces casado.

— Hijo de ...

— Cuidado con lo que sueltas yo no soy ninguna de tus perras.

Marcus no pudo aguantar una carcajada a la que el moreno se le unió. Si algo no tenía él era "perras" a pesar de su apariencia casanova era más inocente que cualquier hombre sobre la faz de la tierra, aunque no tonto, porqué si no hace tiempo que estaría en la quiebra.

— Esa fue buena — Marcus de verdad trataba de no reír pero está era una de las mejores bromas de su amigo.

— Vamos amigo, ya cállate pareces una foca a punto de morir — siseó el moreno.

— Está bien, está bien pero no vuelvas a decirme Marck no va con mi brillante personalidad.

— Si claro, y  con cuál vas a correr.

— Con el de ahí — respondió Marcus señalando el Lamborghini con su pulgar.

— Ok, pero vamos a por tu casco, no quiero recoger tus sesos luego, luego.

Hacer lo que más le gusta quito de Marcus todos esos pensamientos que lo habían estado matando durante su vuelo. Pero era hora de volver a su realidad, había asuntos de la empresa que no podía descuidar más. Ganó un par de carreras y se dispuso a salir de la zona en la que se encontraba.

Aparco su auto en una gasolinera y mientras se llenaba el tanque entro en una tienda, necesitaba una bebida urgente, así que en cuanto entro se dirigió a los refrigeradores en el rincón del local.

— Mete todo el dinero de la caja en la mochila — dijo el hombre con pasamontañas a la cajera — Él primero que se mueva recibirá un tiro — espeto el nombre con un arma en la mano apuntando a la pareja que estaba cerca a la caja.

— Ya está —dijo la cajera y entrego la mochila temblando, el hombre se la arranco de brazo.

— ¿Sus cosas? — dijo el desgraciado mientras seguía apuntando les, ellos que poco o nada entendía lo que decía el hombre ya que no parecían ser americanos, entregaron lo poco que tenían cuando la cajera se los tradujo en un intento de ayudarlos.

Marcus que no había sido visto por el hombre enmascarado, tomo valor para hacer lo que estaba a punto de hacer. Y como si de una película de acción se tratase, las acciones  ahora  se veían en cámara lenta, o pasaban tan rápido que era imposible determinarlo, corrió hasta el hombre y con sus dos brazos sostuvo el arma, apuntando hacia el techo para no lastimar a nadie, era más alto que el criminal y  tenía las de ganar pero un momento de descuido provoco que el hombre hiciera que bajaran los brazos cuando de pronto un disparo se oyó, la cajera temblaba y al momento de disparo grito, la pareja carrió del establecimiento para llamar a emergencias, mientras Marcus llacia sobre  el ladrón, esté se quejo y tiro hacia un lado el cuerpo que sangraba sobre él. Trato de salir del lugar con su pequeño motín pero los oficiales que llegaron casi al instante  apuntando le lo detuvieron antes de que si quiera pudiera encender el vehículo de huida.

— ¡Las manos arriba! — grito un oficial — ponga la bolsa en el suelo y las manos arriba.

Uno de los oficiales arresto al tipo mientras el otro entro en la tienda.

— Por favor ayúdeme — lloraba la pobre chica tratando de detener la hemorragia en el cuerpo de Marcus con su camiseta — ¡Se desangra! ¡Por favor!

— Central, necesitamos una ambulancia en la calle... tenemos un herido de bala.

Y al igual que la patrulla la ambulancia llegó lo suficientemente rápido.

— Tiene pulso — dijo el paramédico a su compañero — pero es inestable, habrá que intubarlo.

— Ve por la camilla — ordenó el otro paramédico — Tranquilo señor, lo ayudaremos.

Marcus luchaba por no dormirse, había tantas cosas que hacer y no podía darse el lujo de morir tan joven con todos los sueños que tenía, tampoco podía morirse sin volver a ver esos ojitos que lo habían abandonado aquel día en el bar, no, simplemente no podía acabar su vida así.

Al llegar al hospital los paramédicos fueron recibidos por los cirujanos y sus residentes en la entrada de urgencias.

— Herida en el abdomen, ha perdido casi el 50% de su volumen sanguíneo y tuvimos que entubarlo — decía el paramédico mientras los bajaban de la ambulancia.

— Lleve lo a trauma 1 — ordenó la doctora .

Las cosas en emergencia siempre eran un caos, y al entrar a Trauma 1, la doctora fue resivida con:

— Doctora pierde demasiada sangre, y no podemos encontrar la raíz de la hemorragia — dijo una de las residentes manchada en sangre.

— Muévete — dijo e  introdujo sus dedos dentro de la herida — Preparen lo para cirujía ¡Rápido!

Marcus se debatía entre la vida y la muerte y ella, esa doctora con un rostro muy pero muy familiar tenía su vida entre sus manos.

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