(Narra Mia)
Llego a casa después de clase y entro directamente a mi cuarto, ha sido un día tranquilo pero estoy agotada. Me acuesto en mi cama, mirando boca arriba, pensando en qué haré en la fiesta. Miro el móvil y no tengo ningún mensaje, en el chat de Oliver están mis últimos mensajes en leído y desde entonces no hemos hablado mucho. Cristian, en cambio, me ha enviado un mensaje:
"tendremos que ver como nos organizamos xd"
Le respondo con un
"Sii jaja"
Ahora no me apetece hablar.
Abren la puerta de mi habitación, es mi madre, tiene cara de enfadada.
-Mia, ¿quieres hacer el favor de bajar a comer?-dice.
-Ahora voy-suspiro.
-Te he llamado dos veces y no me has respondido.
-No te he oído-respondo.
-Podrías ser un poco más parecida a tu hermana y dejarte de tonterías, que siempre andas en tu mundo.
-Que sí, mamá, ya lo pillo. Tendría que ser como Sara: siempre obedeciendo, siempre callada, siempre la buena.
Se va sin cerrar la puerta.
Mi vida siempre ha estado condicionada por el hecho de tener una melliza. Tenemos la misma edad pero somos completamente distintas. Ella siempre ha sido la hija buena, la que hace todo al día, no se queja, no se altera, no se rebela nunca. Y yo, en cambio, soy algo así como la oveja negra. La que ha sido cambiada de insti por portarme mal y liarla en clase. La que ha llegado más de una vez tarde a casa sin responder al teléfono y la que saca malas notas. Yo sé que no soy perfecta, de hecho soy todo lo contrario, pero quizá deberían entender que compararme solo hace que me sienta mal y no quiera cambiar. Es tan frustrante sentir que siempre estas compitiendo pero además, sentir que siempre vas perdiendo.
No culpo a Sara, al fin y al cabo ella solo hace lo que se supone que debe hacer una buena hija.Después de comer subo otra vez a mi cuarto y, entonces, descubro que tengo un mensaje. Desbloqueo rápidamente la clave de mi teléfono y al entrar a WhatsApp me decepciono porque es Cristian. A ver, no quiero ser mala, pero no entiendo porque me habla de la fiesta si eso lo podemos hablar mejor en clase. Le digo que ya lo hablaremos, que no se preocupe. Mi decepción ha sido provocada porque el mensaje recibido no era de Oli. Me duele admitirlo porque yo nunca diría esto pero me estoy empezando a pillar por él. Y es algo tan confuso que ni yo lo entiendo. A mí siempre me han gustado chicos más mayores, que fueran más de calle, mucho más espabilados que Oliver. Porque él es totalmente contrario a lo que tenía yo de "prototipo de chico que me atrae". Físicamente es bastante mono, su pelo rubito y sus expresiones inocentes me encantan, se viste algo pijo aunque no lo quiera admitir, es muy buen chico y se pica súper rápido y si a eso le sumas que a mi me encanta vacilar, entonces juntos somos una bomba de vaciles constantes. Pero él parece que no se entere de nada y creo que pasa de mí, la fiesta es una buena oportunidad para acercarme a él antes de que sea demasiado tarde, porque conociendo como es Naya, quizá quiera lanzarse después de haberlos visto bastante juntos en los recreativos. No sé, estoy muy confundida, decirle lo que pienso igual acaba jodiendo nuestra amistad, cosa que no me gustaría para nada.
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Ahora que ya sé
Teen Fiction"De repente entra Mia a la cocina y se encuentra con esta extraña situación. Cristian sin camiseta y yo con la mia totalmente abierta, el uno frente al otro. -¿Qué hacéis?-pregunta extrañada. -Esto...-me ha dejado cortado." _________________________...