La noticia (32)

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Hoy es sábado, y dentro de una hora tenemos que estar en casa de Emma y Noah. Los días tras la charla con Mia han pasado muy lentos. En los patios, me he seguido juntando con los dos, pero la verdad es que no he conseguido aclarar mis sentimientos. Quizá debería pasar tiempo a solas con cada uno para poder saber si lo que siento es amistad, o algo más. Según Mia, a mí me gusta Cristian, pero el simple hecho de imaginarme con un hombre, me pone nervioso. Desde pequeño se asume que te va a gustar el género contrario (aunque no sea cierto) y eso ha hecho que yo ni siquiera me planteara que me pueden gustar los chicos. Puede que solo sea admiración lo que siento por Cristian, pues ciertamente es un chico al que admiro mucho. Pero, ¿y si es algo más? ¿sería capaz de confesarle a mis familiares que me gusta un hombre? No sé, el simple hecho de pensarlo me pone de los nervios.

Me visto rápidamente porque mi abuela, desde la planta baja, insiste en que tenemos que irnos ya.

-Ya voy-bajo rápidamente las escaleras, y subo al coche.

Durante el camino, sigo dándole vueltas a mis pensamientos. Recuerdo varios momentos que he compartido tanto con Mia como con Cristian. Me imagino besando a Cristian y algo dentro de mi estómago se remueve. Pero también recuerdo aquel beso en el baño con Mia y me acaloro. Mis abuelos notan que estoy pensativo.

-Oliver ¿te ocurre algo?-pregunta mi abuelo.

-No, nada. Estaba pensando en mis amigos, los que han cambiado de clase-invento una excusa.

-¿Sí? Verás, cariño, en esta vida muchas veces vas a distanciarte de tus amistades, y es normal. La vida a veces te obliga a tomar decisiones, y esas decisiones suponen unas consecuencias. Pero lo más importante es que seas fiel a ti y a tus sentimientos. No pierdas amistades que valoras por el simple hecho de ir a clases distintas. La amistad, se debe regar. Y si no llueve, tendrás que buscar agua, ¿entiendes?-mi abuela suelta uno de esos consejos que solamente ella entiende.

-Te ha quedado muy bien, pero esa metáfora del agua ha sido confusa-dice en voz baja mi abuelo, con tono burlón- Yo no la he entendido.

Me río por el comentario de mi abuelo. Estás situaciones me hacen pensar. Ver que tras tantos años las parejas siguen conservando esa complicidad, me hace pensar que el amor, sí existe. Lo veo a diario en ellos, y también en mis tios. Pero siempre que he visto esa conexión, ha sido entre un hombre y una mujer. Por lo que imaginar esto mismo con parejas del mismo sexo, me resulta más difícil. Y no es que en mi familia sean cerrados, simplemente por casualidades, en mi entorno no hay diversidad en las parejas. Puede que por eso me cueste creer que me puede atraer un hombre.

Finalmente llegamos a casa de Emma y Noah. Al abrir la puerta Emma, vemos el salón, que tiene velas y una decoración más elaborada que de costumbre. Nos saludamos todos y nos sentamos a cenar.

-Hija, con tanta decoración me estás poniendo nerviosa, ¿ocurre algo?-pregunta mi abuela.

-Suegra no se preocupe, he decidido reutilizar la decoración que utilicé en el último aniversario que celebré con tu hija-dice Noah entre risas, pero se le nota nervioso-Debo amortizar todos los gastos que pueda, estar con una chica así de guapa tenía un precio caro.

Tanto mis abuelos como yo, nos reímos con las bromas de Noah. Pero Emma, tiene una actitud rara.

-No aguanto más, tengo que daros algo-se levanta de la mesa y coge tres cajas. Entrega una a mi abuela, otra a mi abuelo, y por último, otra a mí-Abridla.

Abro la caja rápido, y en su interior encuentro algo que me deja muy sorprendido.

Ahora que ya séDonde viven las historias. Descúbrelo ahora