The day before

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Una punzada en la parte baja del abdomen me despertó, al principio me costó un poco acostumbrarme a la falta de luz, una vez que mis ojos se adaptaron a la oscuridad decidí que lo mejor sería volver a dormir. Otra vez estaba cayendo dormido cuando una nueva punzada más aguda me recordó la situación, me levanté lo más rápido posible y corrí con cuidado de no hacer ningún tipo de ruido, lo último que necesitaba era despertar a alguien.

Oré internamente para que a nadie se le hubiera ocurrido ir al baño esa hora y estuviera vacío, Dios estaba de buen humor porque no había ni un alma. Me metí a un cubículo y con cuidado de no tocar el sucio escusado me bajé los pantalones y la ropa interior, por suerte no había manchado el pantalón. Me cambié rápidamente colocando alguno de los trapos que cargaba en los bolsillos por encima de mi ropa interior, luego salí soltando un suspiro.

Estaba más tranquila, pero no podía bajar la guardia. Un movimiento brusco o mojarme podían exponer la situación real. Volví a acostarme en la tumbona con la boca hacia abajo, sin hacer ruido me di la vuelta. Justo cuando me dispuse a tratar de dormir pese al dolor en mi abdomen escuché a Bash llamarme.

—¿Todo bien Ethan? —preguntó mi amigo con voz adormilada. En estos tres años la relación entre ambos escaló lentamente hasta llegar a una amistad que rozaba la hermandad. Durante los primeros meses me rehusaba a hablar con alguien, luego me di cuenta de que si esa iba a ser mi "hogar" de ahora en adelante sería una buena idea tener a alguien con quien quejarme de la vida, ¿y quién mejor que aquel alegre hombre que insistió desde el principio?

—Sí, Bash. Vuelve a dormir—. Lo tranquilicé, ambos nos quedamos dormidos no mucho después.


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(The day before)

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Al día siguiente me sentía fatal. Normalmente los cólicos no me afectaban, pero por algún motivo ese día a mi organismo le dio por molestarme. Tal vez como consecuencia del aburrimiento que se vivía en ese lugar.

—¿Ethan te encuentras bien? —Bash estaba notablemente preocupado. Era una de las pocas veces que veía al chico derrotado de esa forma, la última vez fue cuando le dio una fuerte gripe que casi se transforma en neumonía.

—Sí, solo es uno de esos días del mes—. Bash comprendió al instante de lo que hablaba, tuvo que pasar un año para que yo pudiera confiar en Bash y le digiera que en realidad era una chica, al principio se lo tomo en broma, luego cuando descubrió que todo era cierto la preocupación lo golpeó en el rostro. Comenzó a hacer preguntas sobre cómo había terminado allí, qué iba a hacer con mi vida, qué pasaba si me descubrían, etc. Lo calmé y le aseguré que yo era perfectamente consciente de los riesgos, pero que no tenía muchas buenas opciones, Bash lo entendió y aunque no quisiera lo aceptó. Aun así, desde entonces se la pasaba evitando que hiciera los trabajos detestables y me defendía de las burlas, además de cubrirme cuando necesitaba bañarme o cosas por el estilo.

—Oh—.

Se quedó en silencio por unos segundos, no muy seguro de que decir. —¿Duele mucho?

—Algo, ¿podrías inventar una excusa para el capitán? Enserio me siento mal.

—Si tranquilo descansa.

Se fue dejándome absolutamente sola en el área de las hamacas, todos estaban trabajando. Me recosté de lado y al poco tiempo me quedé dormida.


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(The day before)

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Una serie de gritos me despertaron, rápidamente me levanté y me puse mi gorra, me senté en la cama tratando de controlar el mareo. Estar en un barco mientras estas en tus días no es muy buena idea. Pasos se acercaban, esperaba que fuera solo Sebastián quien venía a revisar que estuviera bien, pero con la suerte que me cargo eso solo era posible en mis mejores sueños.

La puerta fue abierta de forma abrupta y un capitán enojado entró con Bash detrás de él.

—¡Oh su Majestad! ¿Descansó bien? —Su voz estaba llena de sarcasmo y no se molestó en tratar de ocultar la rabia que sentía. —Escúchame bien niñato, tú no estás aquí para descansar, vienes a trabajar y si no estás de acuerdo te puedes bajar en el próximo puerto. Te lo dije desde el primer día niño, no soy tu institutriz, no me interesan tus problemas.

—Lo lamento señor es solo que me sentí mal.

—¿Tú crees que a mí me encanta estar encerrado con ustedes todo el día? ¡Me enferman!

—Yo no me refería... —No me dejó terminar, una mano se movió con intensidad hasta dar con mi mejilla derecha. Me dio una cachetada, pero de lo más lindo.

—A ver si te sientes mejor mañana que limpies letrinas todo el día. —Se fue echando humo y azotó la puerta detrás de él. Bash inmediatamente se acercó a revisar mi rostro, pero me aparté. Me levanté y fui al baño para poner agua fría en mi cachete.

—Emma... —Lo corté antes de que pudiera terminar.

—Mi nombre es Ethan, Bash.

—Lo lamento.

Me encerré en el baño un par de minutos en los que trataba de calmar mis ganas de llorar, era la tercera vez que me golpeaba en el mes y la cuarta en la que limpiaba letrinas. Si tan solo hubiera algo esperando en casa me hubiera bajado en cuanto me levantó la mano la primera vez, pero no había nada ni nadie, ya no más.

Al salir ya todos estaban en el cuarto, la mayoría quitándose los zapatos, otros durmiendo tal y como llegaron.

—¡Oye Ethan!

—¿Qué quieres Bob? —Él era uno de los que me hacían la vida imposible solo por ser menor de edad. Aunque sabía que yo podía hacer mucho más que él, incluso siendo una chica.

—Oí que te dieron tu merecido.

—¿Qué te puedo decir Bob? A algunos no nos gusta el sabor de las botas del jefe.

Múltiples risas sonaron por toda la habitación, pero yo no reí y Bash tampoco, solamente me dio una sonrisa tensa de boca cerrada y nos dedicamos a dormir. Mañana sería un día largo, muy largo rodeado de letrinas.



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Nota de la autora:

Empezare a subir capítulos muy seguidos pues la mitad de la historia ya la tengo planeada, en cuanto entremos en la temporada tres serían cada cierto tiempo, pero no se preocupen por eso todavía.

El próximo capítulo viene nuestro adorado Gilbert Blythe.

Las quiere
-Una lectora Compulsiva



* Versión editada publicada el 10/08/21

Part of Your Sky (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora