Home, sweet home

1.7K 137 5
                                    

Salir del barco más sencillo de lo que parecía, el capataz ni siquiera se había tomado la molestia en ver quienes estaban renunciando, como si fuese algo que ocurriera todos los días, lo cual Emma no dudaba. El hombre se había limitado a pagarles y posteriormente correrlos de su barco.

Emma se sentía completamente extasiada al recibir el aire fresco de aquella mañana invernal. Cargaba con una pequeña bolsa que contenía un vestido viejo, un cuaderno de viajes de su padre y el collar de su madre. Gilbert llevaba también un morral cuyo contenido ella desconocía salvo por aquel libro y la carta de Anne, Bash por otro lado solo cargaba con su espíritu.

—Avonlea se encuentra a dos horas de aquí caminando, una hora y media en carruaje, una en caballo y como a media hora en tren—. Los tres se miraron, la paga del barco no había sido mala, pero tampoco podían permitirse pasajes para el tren en aquellos momentos, debían ahorrar todo lo posible.

—Creo que deberíamos ir a la estación de tren, normalmente pasan carruajes por ahí, con algo de suerte podríamos encontrar a un conocido. —Gilbert volvió a hablar. Claramente sería de Blythe, pues ellos no conocían a nadie más que a él.

Los tres se encaminaron hacia la estación, mejor dicho, Blythe empezó a caminar y Bash y Emma lo siguieron muy de cerca. Parecía haber nevado, sin embargo, la nieve no formaba una capa de más de 10 centímetros por encima del suelo.

Al llegar un hombre se ofreció amablemente a llevarlos en la parte de atrás de su carruaje, ya que no tuvieron la suerte de encontrar a ningún conocido de Gilbert, y los acercaría a la casa Blythe lo más posible.

El viaje fue tranquilo y muy largo, Emma estuvo básicamente todo el camino viendo su alrededor, en Avonlea la cantidad de nieve era mucho mayor a la de Charlotte Town, al bajar del carruaje Emma se sintió como una niña pequeña al pisar la nieve y hundirse, inmediatamente se asombró y quería agacharse a levantar un poco de ella. Desde hace años que no veía tanta nieve junta. Gilbert sonrió al verla logrando que la chica se sonrojara en cuanto se dio cuenta.

Blythe fue el primero en subir los escalones de entrada a la casa, abrió la puerta con unas llaves y pasó primero, después de él entró Emma y al final Bash. Emma no pudo evitar admirar la casa por dentro, no era muy grande, pero era lo suficientemente para que más de cinco personas vivieran en ella. A un lado de la puerta por la que entraron había un pasillo que daba hacía varias puertas. En la cocina había un comedor y después una chimenea, la casa estaba igual de fría que el exterior y Bash no dejaba de susurrar que se congelaba.

Gilbert dejó sus cosas rápidamente en una mesa que se encontraba a un lado de la puerta principal, después salió de la casa diciendo que iría por leña para no morir de hipotermia. Mientras Bash temblaba Emma ahora observaba la habitación, era una cocina mediana y la mesa del comedor no era muy grande, había lugar para 6 sillas. La casa tenía 2 puertas que daban al exterior, por lo que ella pudo ver, una al final del pasillo que daba hacia atrás y la otra por donde habían entrado.

Blythe no tardó más de unos minutos y encendió la chimenea, Emma no se había percatado del frío que sentía hasta el momento en que la ola de calor la golpeo. Volteó a ver hacía el fuego y vio a Bash sentado delante de el con las rodillas tocando su pecho, inmediatamente Emma se sentó al lado de él dejando un espacio entre ellos e imitó su acción. Gilbert soltó una carcajada al ver a ambos en esa posición. Emma se volteó a verlo también riendo y tiró de su mano de tal forma que Blythe quedó sentado entre ella y Bash.

—De acuerdo si es bastante acogedor aquí — tuvo que admitir el de cabello rizado mientras se colocaba en la misma posición que sus amigos. Esta vez fue el turno de Bash para reír.


·

(Home, sweet home)

·


Pasados unos cuantos minutos Gilbert decidió levantarse y les indicó a ambos que también lo hicieran, Emma se incorporó sin protestar y Bash soltó un gran suspiro.

—Les enseñare sus cuartos —les explicó el chico.

Los tres caminaron hacía el pasillo, la pared de la izquierda tenía dos puertas y la de la izquierda estaba en su mayoría tapada por la escalera y una tercera puerta, en la pared de enfrente había una salida al exterior. Gilbert se frenó en la primera puerta.

—Este es tu cuarto Bash—. El de piel oscuro sonrió y abrió la puerta apresuradamente.

—No le veo sentido a seguir viendo la casa cuando probablemente no vaya a pasar de esta habitación, así que disfruta el recorrido, Emma.

Rápidamente entró en el cuarto dejando a ambos jóvenes solos, Gilbert sonrió y negó con la cabeza mientras caminaba hacia una puerta que estaba justo a un lado del inició de las escaleras, su mano se posó en la manija de esta, pero no la giró. Emma lo vio confundida, después entendió que lo que sea que hubiese detrás de esa puerta Gilbert no estaba listo para verlo, colocó su mano sobre la de él y la retiró con cuidado de la perilla.

—No tenemos que usar esta habitación si tú no quieres.

Blythe sonrió hacia la chica y asintió, subió las escaleras con ella detrás sin soltar su mano. Llegó a una puerta, la abrió con su mano libre y se movió para que Emma pudiera ver dentro.

—Compartiremos mi cuarto —señaló la puerta contraria a donde estaban y agregó— Aquel es el baño y las puertas de allá se usan para guardar las sábanas, almohadas, colchas, etc.

Ambos caminaron hacia aquellas puertas y finalmente Gilbert soltó su mano para abrirlas, sacó unas sabanas y una almohada. Emma se ofreció a cargar la almohada y después ambos regresaron al cuarto del chico. Blythe extendió las sabanas en el piso y luego colocó la almohada que Emma llevaba sobre ellas.

—Tú puedes dormir en la cama, yo dormiré aquí —ofreció Gilbert.

—No es necesario, es tu cuarto.

—No te dejaré dormir en el piso—. Emma asintió a pesar de querer negarse nuevamente. Gilbert volvió a hablar.

—Tendremos que ir al pueblo a comprar comida y otras cosas.

—Claro —hizo una pausa en la que considero su vestimenta— ¿me dejarías cambiarme en el baño? No quiero salir vestida así.

Gilbert asintió y dejó la habitación después de ella para bajar las escaleras. Le preguntaría a Bash si quería ir con ellos. Tocó la puerta, pero nadie respondió así que la abrió con cuidado de no hacer ruido y se encontró a un Bash completamente dormido. Sonrió y se alejó, regresó a su habitación y sacó uno de sus abrigos para dárselo a Emma. Bajó nuevamente y con un lápiz y un papel escribió una nota para Bash diciendo que habían salido a comprar comida. Minutos después Emma bajo con su pelo suelto y usando un vestido. Blythe pensó que se veía hermosa, aunque para él también se veía hermosa usando ropa de un chico.

Emma por otro lado estaba bastante incomoda, se había acostumbrado a usar pantalones y ahora se sentía como si no tuviera ropa debajo.

—¿Lista? —preguntó el mayor.

—Sí ¿Y Bash?

—Está dormido, no quise despertarlo.

Emma asintió y las comisuras de sus labios se elevaron al pensar que sería la primera vez en años que el adulto dormía en una cama normal. Gilbert le tendió un abrigo mientras él se ponía otro, Emma lo tomó y se lo colocó, aún no era muy tarde, pero él frío claramente estaba en aumento. Blythe abrió la puerta y dejó a la chica pasar primero.


◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢


Nota de autora:

No me había dado cuenta de lo largo que es este capítulo hasta ahora, lo dividirse en dos partes la próxima será un poco más corta.

Les quiere

-Una Lectora Compulsiva


*Versión editada publicada el 10/08/21

Part of Your Sky (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora