Part of Your Sky (En edición)

Ser Amado, Sino Amar

El Fangal no era el lugar favorito de Emma, la atmósfera que lo rodeaba siempre era triste. No importaba cuántas veces Mary dijera que eran una comunidad muy unida, Emma siempre creía y veía lo contrario.

—No te separes de mi. —Le pidió Gilbert en cuanto llegaron al lugar.

Durante el camino en tren estuvieron callados, ninguno sabía que decir o hacer para que no estuvieran incómodos. Gilbert sentía como si todo fuera su culpa. "Si tan solo hubiera hablado con ella", pensaba, "podríamos seguir siendo amigos... o algo más".

En ese momento, Blythe y ella iban a entrar en una taberna juntos, muy a pesar de Gilbert quien insistió varias veces en que Emma se quedara afuera. El castaño tomó el brazo de la chica a manera de protección y la pegó a su cuerpo.

Al entrar el olor a alcohol y tabaco envolvió a Emma, la pequeña habitación no estaba lo suficientemente iluminada y se encontraba repleta de hombres que volvieron su vista a ellos.

—¡Al fin! Dijeron que había un blanco sin interés en el burdel y aquí estas. No sabía que estuvieras tan bien acompañado. —Habló un hombre mayor mientras recogía un bote de una mesa.

Emma y Gilbert lo siguieron al ver que el adulto se colocaba detrás de la barra, la chica supuso era un trabajador o el dueño del lugar.

—Estoy buscando a Elijah Hanford, ¿lo conoce?—Preguntó Gilbert queriendo ir al grano para poder sacar a Emma de ese lugar antes de que cualquiera de esos hombres se pusiera a hacer comentarios inapropiados.

—Si—Contestó el hombre quien no parecía muy interesado en escuchar al chico.

—¿Sabe dónde está?

—Se exacto donde está, pero eso no importa si alguien más paga por esa información a un mejor precio. —Se burló al mismo tiempo que repasaba a Emma con la mirada, las risas no tardaron en llegar. Blythe rodó los ojos molesto.

—Tenemos importantes noticias familiares, ¿puede ayudarnos o no? —Cuestionó Emma bastante estresada por la actitud de aquel sujeto.

—Se fue hace mucho tiempo, vino con dinero, compró un pasaje a Estados Unidos.

—¿Seguro?

—Ya debe estar en Nueva York. —Se encogió de hombros, la decepción en sus rostros era notable, el agarre de Emma en el brazo de Gilbert aumentó.

—¿No era lo que querían oír, eh? Ten chico bebe un trago. —Le ofreció el hombre mientras comenzaba a servir algo en un recipiente.

—No gracias, yo no tomo. Vamos Emma.

La chica sonrió al hombre en modo de agradecimiento, pero él gesto no llegó hasta sus ojos. Por un segundo el adulto pensó que no estaba haciendo lo correcto, sin embargo, no dijo nada más. Emma y Blythe salieron del lugar rápidamente sin ver a nadie más.

Caminaron a la lavandería que estaba a unas cuadras de ahí. Gilbert aún no soltaba la cintura de Emma y por un instante se sintió como si nada hubiera cambiado entre ellos.

Al llegar, Constance y Joselyn salieron a su encuentro. Ambas mujeres se sentaron en una de los bancos que estaban al lado de la puerta.

—Dijeron que se había ido. —Informó Emma a sus amigas.

—Pobre Mary, mañana le pediré un adelanto al señor Edwards y contrataremos un carruaje para ir a verla. Si le parece bien—Pidió permiso a Gilbert.

—Por supuesto, pero permitan que Emma y yo las acompañemos en el tren, tomaremos el siguiente.