Capítulo 22

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No escuchaba a María protestar, de modo que probablemente estaría ocupada en sus propios asuntos con Sabela.

Sólo el rumor del agua en movimiento ahogaba los débiles suspiros entrecortados que me permitía soltar entre besos. El roce de las manos de Alba sobre mi piel desnuda provocaba incendios a su paso. Incluso en lugares que no podía alcanzar. La temperatura del agua no estaba surtiendo ningún efecto. La inercia, o puede que las ganas, me habían llevado a acercarme tanto que podía notar perfectamente su cadera rozándome el abdomen.

-Natalia – susurró entrecortada, enroscada en mi pelo

- ¿Mmm? – sonreí contra su cuello

-Me…

-¡Sabela! ¿Estás en la piscina?

Joder. Miki otra vez. Esto tenía que ser una puta broma. Me giré asustada. Sabela nos miró con la misma expresión de sorpresa que la mía

-¡Sí! – contestó al cabo de los segundos, encogiéndose de hombros

Ni Michael Phelps había nadado en su puta vida igual de rápido que lo hice yo hasta el extremo opuesto.

-¡Ah, coño! Si estáis todas – se alegró

-Correcto – apunté, apoyándome en el borde de la forma más casual que pude. Se me iba a salir el pulmón por la boca

-Hola. ¿No estabas durmiendo? - Alba se abanicaba con la mano, despreocupada

-En teoría, si – carraspeó – Sabela, sólo venía a recordarte que luego tenemos que hablar de “eso”

-Ah sí, tranquilo. Voy en un rato

-Guay. Hostia – cambió de tema – habéis traído cerveza. Voy a por un vaso

Miguel, yo te quiero, pero ahora mismo te mataba con mis propias manitas” Suspiré con ganas tal y como despareció de nuestro campo de visión.

-Joder. Ha faltado el pelo de un calvo – bufé

-Menos mal que has estado rápida – apuntó María – Tía, bebe un poco que te va a dar un malito. Qué bestia eres – me regañó. Vacié el vaso de una sentada

-Tengo sed. Y calor. Por cierto, ¿qué es “eso”?

-Eso quiero saber. Espero que compense la cortada de rollo – añadió Alba, acercándose, ya recuperada

-A ver. Íbamos a decirlo dentro de un rato, pero bueno. En vista de que los ánimos están un poco bajos, hemos pensado que esta noche, fiestote. Vamos a ir a comprar alcohol y comida. Id pensando lo que queréis



Al principio, la idea de la fiesta me había cautivado. Luego, ya no me había gustado tanto. Estaba muy bien eso de beber, poner música hasta las mil y bailar, pero no podría hacerlo con quien yo quería, y eso era lo que más me apetecería hacer llegada la noche. Aun así, mantenía gran parte de la ilusión. Podría arreglarme, me lo pasaría de miedo con mis amigas y probablemente nos hartaríamos de reír con cualquier cosa. Sobre todo con María, que era un puto show cuando iba ciega.

Con motivo de la fiesta habíamos acordado cenar una hora más tarde de la cuenta. A eso de las ocho, Miki volvió del Mercadona cargado con todo lo que habíamos encargado. Aún quedaba tiempo de luz, pero la temperatura había descendido ligeramente.

-Creo que voy a subir a ducharme y a empezar a prepararme – anuncié, acabando de secarme

-Yo me voy a meter dentro también – Alba llevaba ya una hora y media fuera de la piscina, disfrutando del calor – Tengo un poco de frío

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