Capítulo 36 (final)

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Una tromba de besos por toda la cara consiguió sacarme del apacible sueño en el que me encontraba sumida para llevarme a una realidad mucho más agradable, en la que Alba Reche existía.

-Buenos días – bufé divertida al fin tras haber aguantado las ganas de abrir los ojos

-Buenos días, mi amor – susurró, esbozando una sonrisa tímida

-¿Mi amor? – enarqué una ceja, sorprendida

-Así quiero llamarte a partir de ahora – respondió con más decisión

-Así quiero que me llames ahora – asentí, recogiendo uno de sus mechones por detrás de su oreja

La atraje sin perder tiempo, cubriendo sus labios de besos cortos y tiernos, interrumpidos en contadas ocasiones por alguna que otra sonrisa que gritaba felicidad en su propio silencio. De golpe, el móvil de Alba comenzó a vibrar. Quien quiera que estuviese llamando tenía mucho interés en hablar con ella.

-Es la Rafi – me comunicó tras observar la pantalla

-Cógelo. Será importante – la animé

Me tumbé de lado, con el codo apoyado en el colchón, observándola en silencio

-Hola mamá. ¿Qué tal? ¿Cómo estáis? – respondió, dejándose embargar por la alegría en cuestión de segundos. Hablar con su madre siempre la hacía feliz, especialmente cuando pasaba tiempo sin verla

-Qué sexy estás – susurré divertida. Al estar sujetando el teléfono, Alba no atinaba a usar la sábana para cubrirse, de modo que la pieza resbalaba de manera desigual por su cuerpo, cubriéndolo sólo parcialmente

-Shhh – me riñó, soltando una carcajada breve – Nada mamá, perdona. Es solo que Natalia está… Sí, sí mamá. Estoy con ella – Algo le había dicho la Rafi que había conseguido hacerla sonrojar. Y me olía qué podía haber sido – Sí. En ese sentido también. No mamá, no insistas

-¿Qué te ha preguntado?

Desbordaba impaciencia. Tapó el auricular antes de contestar

-Que si estoy contigo. De estar

-Alba qué vergüenza. Me muero 

-Calla – chistó nuevamente – Sí, sí. Yo también tengo muchísimas ganas de veros. Cuando lo organice todo te cuento. Sí, se lo diré. Que sí. Adiós, mamá

La observé morderse el labio, con una especie de alegría contenida. Una noticia que parecía no querer desvelar aún

-¿Pasa algo? – pregunté en la misma posición

-Se podría decir que sí – respondió entre risas

-Venga, Alba. Suéltalo. No sabes disimular – me burlé

-¿Qué día es mañana?  - preguntó de repente, sorprendiéndome

-Lunes, creo. ¿Por? – respondí, aún extrañada

-Porque a partir del lunes ya podemos salir, Nat – exclamó por fin, dando saltos encima de la cama - ¡Vamos a poder volver a casa!

-No me jodas – mi expresión cambió por completo - ¿En serio?

-En serio – asintió, besándome intensamente y apretándome los mofletes – Habrá que llevar mascarilla y eso pero por lo demás…

-Venga. Vamos a decírselo a los demás – inquirí de repente, saliendo de la cama para vestirme a toda prisa

-Espera – Me había sujetado del brazo, indicándome que volviese a sentarme 

-¿Qué pasa? ¿Y esa cara? – su felicidad no había variado, pero sus mejillas estaban prácticamente encendidas

A otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora