Me aparté de la puerta para dejarla pasar, poniendo especial atención en no volver a descuidarme con la toalla. Dejó la maleta en el lado que quedaba libre; supuse que había intuido cuál era mi sitio por estar la mesilla de noche correspondiente ocupada.
-Voy a…vestirme – balbuceé, cogiendo la ropa para meterme de nuevo en el baño
“No puc con esta situación” pensé mientras intentaba estar lista lo más rápido posible. Trastabillé un par de veces, tirando hasta en dos ocasiones algunos tarros del lavabo. Alba volvía a llorar. Más bien, estaba sollozando, o eso intuía al otro lado de la puerta. ¿Qué coño le habría dicho Carlos para que acabase pidiéndome dormir aquí? Fuese lo que fuese, bien merecido se lo tenía, seguro. Ambos tenían un ego demasiado grande como para soportarse mutuamente hasta el fin de los tiempos. Pero debía reconocer que al menos tenía curiosidad por saberlo.
-Si necesitas colocar algo en el baño, ya está libre – anuncié. Ella asintió, secándose las lágrimas a toda prisa
-No necesito que me hagas de anfitriona, Natalia. Sólo voy a dormir aquí – su tono se había endurecido. Bueno, para ser más exactos, ni habiendo tenido una pelea con su amiguito era capaz de relajarlo
-Como quieras -bufé con un aspaviento. Salí de allí a paso rápido, buscando a mi amiga por todos los rincones habidos y por haber de la casa. Miki y Sabela seguían trabajando, sentados aún en la mesa - ¿Habéis visto a María?
-En la piscina – respondieron al unísono, indicándome el lugar
Pasando antes por la cocina para coger un par de cervezas, di un rodeo por la parte delantera hasta el jardín trasero. La Mari estaba sentada en el borde, con un top y gafas de sol, escuchando música mientras dejaba que el agua empapara sus piernas.
-¡Tía! – grité, asustándola de tal forma que casi acaba bañada por completo
-Me cago en tu estampa Lacunza – bufó llevándose una mano al pecho - ¿Eso es cerveza?
-Sí es – le tendí una. Me quité los zapatos y me senté junto a ella
-¿Qué pasa?
-Es que esto es muy surrealista. No sé quién maneja la simulación, pero que pare – rogué, dando un largo trago
-Ya tía. Si es que lo de estar encerrados…
-No te hablo de eso. Te hablo de que Pili y Mili eran los que se estaban peleando y adivina quién se ha presentado en mi habitación para quedarse a dormir allí – expliqué acelerada
-No jodas
-Sí jodo
-Bueno, tranquila. Un polvo no creo que quiera – bromeó con malicia guiñándome un ojo
-María cállate – reproché – No me hace gracia. Eso ya pasó
-Ya. Tienes razón. Pero entonces, ¿para qué le dices que sí?
-Yo que sé tía. Me daba pena – me defendí
-Alba Reche te ha hecho ojitos y no te has podido resistir, ¿no?
-Sabes que no soy mala persona Mari. No lo fui entonces y no lo voy a ser ahora. Eso de cambiar a la vejez…
-Pues igual deberías aprender a serlo
-Ya. Si tienes razón
Y la tenía. De verdad que sí. Precisamente si no fuera porque no era mala persona, no estaría en esta situación con Alba. Con ella, al igual que en la gran mayoría de las situaciones que había tenido que afrontar a lo largo de mi vida, actuar como se supone que tenía que hacerlo sólo me había traído desgracias. Al final, siempre parecía que ser buena era lo mismo que ser idiota. La perjudicada terminaba siendo yo.
ESTÁS LEYENDO
A otro lado
FanficTras los exámenes, Natalia se ve arrastrada por su amigo Miki a pasar dos semanas de vacaciones en una casa rural. Allí estarán otros amigos suyos además de Alba, con la que no se lleva especialmente bien. Aunque cree que podrán evitarse durante ese...