Capítulo 25

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María se había retirado. Miki y Cris también. Sólo quedábamos Sabela, Alba y yo. La última partida. La definitiva. Tras seis rondas, tres de las cuales había ganado de sobra, otras dos Sabela y la última Miki, decidimos jugárnoslo todo a la última. El ganador se lo llevaba todo. O se lo hubiera llevado si hubiera habido algo de verdad que apostar.

-Me retiro – bufó la gallega, dejando las cartas con un golpe seco sobre la mesa. Las cartas eran de las pocas cosas en el mundo que conseguían malhumorarla

La cosa, por tanto, quedaba entre Alba y yo. Se mordió el labio inferior, concentrada. Sonreí, sabiendo perfectamente que tenía todas las de ganar. Alba era buena, y confiaba en mi escasa habilidad para disimular. Pero eso podía jugar no sólo en mi contra.

-¿Estás segura de que quieres seguir? – amplié la mueca, mostrando incluso los dientes

-¿Y tú? – respondió, observando alternativamente sus cartas y las que se encontraban sobre la mesa

-¿Quieres hacerlo más interesante? – propuse, dejando un par de fichas más sobre el montón que ya se había formado

-Te escucho – Apoyó las cartas boca abajo, sobre la mesa, dedicándome toda su atención

-Quien pierda, hace la cama y prepara el café por la mañana el resto de la cuarentena – propuse, vacilante

-Uffff – soltó María – Esa ha sido buena. Alba, no te la juegues mi niña

-Y añado más, Natilla – se mofó y correspondió mi apuesta con gesto triunfal – Quien gane elige la peli

-Acepto – volví a subir

-¡Eh! No habíamos quedado en eso – protestó la Mari como quien se queja al árbitro en un partido de fútbol

-Cállate – Sabela le dio un golpe en la rodilla - Déjalas

-Última oportunidad, Albahaca – contraataqué - ¿Estás segura de que quieres hacer eso? – Tenía las fichas preparadas

-Por supuesto. Vas de farol. No sabes mentir

Bingo. Justo lo que yo quería

-Venga, enseña. La futura ganadora primero – propuse, dejándome caer contra el respaldo

Dio la vuelta a una de las cartas, con cuidado. Luego la otra.

-La Virgen – exclamó mi amiga, abalanzándose prácticamente sobre la mesa – un full.  Lo tienes complicado, compi – musitó en mi dirección, agachando la cabeza

Me eché hacia delante, impasible. Apreté la punta de la lengua entre los dientes, forzando una mueca de resignación.

-Ya sabes cómo me gusta el café, cariño – se burló, haciendo un ademán de levantarse

-Una cosa – la detuve – Nadie mejor que tú para hacértelo como a ti te gusta – le guiñé un ojo y revelé por fin mi jugada – Eso sí. No te olvides del mío

Alba boqueaba sin entenderlo. El póker que reflejaba la combinación de mis cartas con las de la mesa parecían hacerle daño a la vista.

-¡Toma ya! ¡Sí señor! Esa es mi amiga

-Y dicho esto, me voy a cambiarme que quiero estar cómoda para ver Charlie y la fábrica de chocolate

-Nosotros nos vamos a ir yendo a dormir que se nos pasa la hora – Cris bostezó ampliamente

-Pues…nada. Vamos a ir a preparar la película y eso – musitó María – Alba, ¿vienes?

-Voy a…ir a cambiarme también – respondió, aún en shock


Alba seguía mis pasos, atónita. Solía tener bastante mal perder, aunque nunca lo reconocía en público. Subí sonriendo ligeramente. Yo no era así, pero sí era cierto que tenía muy buen ganar. Quizá demasiado. Pero sus caras bien valían la pena.

-Albahaca – La pinché - ¿Qué te vas a poner?

-Paso de ti – bufó, yendo directamente a sus cajones sin mirarme

-Venga anda. No te enfades – Rebuscaba en la cómoda una sudadera y los pantalones de chándal -Ahora que vas a tener que hacer la cama, tendrás siempre controlada la parte de arriba del pijama. Seguro que no la vuelves a perder – Me tuve que morder la lengua para aguantarme la risa

Cerró de golpe y caminó en mi dirección. Temí por mi vida. Retrocedí instantáneamente hasta dar con la espalda en el mueble.

-Natilla, me tienes hasta el coño. Además. ¿Me puedes explicar por qué has elegido esa película?

-¿Qué pasa? ¿No te gusta?

-Sí me gusta. ¿Pero por qué? Yo quería ver otra

-Encima que lo he hecho por ti… - respondí con un puchero – Por si echabas de menos a tu familia

-¿Qué familia? – preguntó, frunciendo el ceño

-Los oompa loompa

Un total de cero mentiras detectadas

-¡Hija de puta! – soltó, abriendo mucho los ojos y la boca. Esa no se la había visto venir – Te voy a matar. ¡Me tienes harta!

-¡Ven aquí oompa loompa! - La rodeé por la cintura, levantándola en peso y haciendo caso omiso a sus protestas hasta tumbarla en la cama

El enfado desapareció al instante, dando paso a una cascada de risas que fluía entre nuestras gargantas. La besé varias veces, rápidamente, con picos cortos. Luego, pasé a la punta de la nariz y las mejillas.

-Qué tonta eres – me cogió por la nuca, obligándome a acercarme para besarme de nuevo

-Y por eso te gusto tanto – vacilé

-Por eso y por otras muchas cosas – Me desarmó completamente. Mis comisuras se elevaron hasta tocar su propio límite

-¿Ah sí?

-Pues claro, Willy Wonka – rio entre dientes

-¡Qué mala! – exclamé – Pero touché



Hacía rato que Sabela y María nos esperaban con todo preparado. Las cortinas de la habitación corridas, vasos de refresco preparados y dos boles grandes de palomitas de mantequilla y con sal sobre la cama, fuera del alcance de Lolo.

-Ya era hora – bufó la rubia al vernos aparecer

-Perdón – se disculpó Alba – Estábamos…hablando

-Sí, sí – se burló – Natalia, de verdad. Cómo has podido elegir esa película – bufó

-Mari, que era broma – sonreí para sorpresa de Alba – No vamos a ver Charlie y la fábrica de chocolate

-¿Y entonces? Menos mal que hay WiFi y tengo Netflix que si no…

-Por cierto, genia. ¿Dónde vamos a ver la película? Porque una pantalla de portátil para cuatro… - apunté con obviedad

-Mira, Úrsula Corberó del Aliexpress, no me toques el higo – Sacó del primer cajón de la mesilla un aparatito rectangular de dimensiones no muy grandes - ¿Sabes lo que es?

-Pues no – admití, encogiéndome de hombros – Dímelo tú. Y en todo caso, Úrsula Corberó es la Natalia Lacunza del Aliexpress. Un resto – reí

-Es un proyector portátil. Enchufo el móvil y arreglao – explicó satisfecha – Ayúdame a mover la cómoda para despejar la pared, anda

Bajo la mirada de Alba y Sabela, corrimos sin demasiada dificultad el mueble hasta el otro extremo de la habitación.

-Qué apañada eres cuando quieres Mari

Encendió el proyector y conectó el teléfono. A los pocos segundos, vimos en la pared la página principal de Netflix. Sabela se sentó en el lado izquierdo de la cama, con María colocada entre sus piernas. Alba y yo hicimos exactamente lo mismo en el derecho.

-¿Entonces qué?

-Delego mi elección en Alba

-Pues ea, Albita. Te ha tocado – María le pasó el móvil y se dispuso a acomodarse

Introdujo rápidamente el nombre en el buscador. Con la charla, no me dio tiempo a ver el título y la película por fin empezó. Era antigua, como de los sesenta. Alba se recostó sobre mi pecho, con el cuenco de palomitas sobre la barriga.

-¿Qué has puesto? – susurré, cerca de su oído

-La peli que siempre hablábamos de ver juntas porque nunca la habías visto y que nunca llegamos a hacerlo – sonrió, con la vista completamente clavada en las primeras escenas de Desayuno con diamantes

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Hola. Supongo que os habréis preguntado por qué tantos días sin subir. Hace unos días, en Twitter aparecieron bastantes comentarios hacia mí y otrxs autorxs en los que se nos decía que si pretendíamos usar la imagen de una de las pencas para beneficiar a la otra, que estábamos sacando beneficio...cosas que obviamente no son ciertas (y lo de sacar beneficio menos porque aquí ningunx hemos visto un duro por escribir fics). El caso, que me molestó muchísimo y decidí darme unos días descanso. Sé que no todo el mundo tiene la culpa de esos comentarios pero yo necesitaba desconectar.

En fin, nada más. Espero que os haya gustado y mañana nos vemos!!

Tw: @Srgio_Aguilar

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