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Una semana pasó, ya una semana de mi primera vez y encima con Mateo. Todavía me costaba creérmelo y se me hacía muy difícil no recordar ese momento, no solo me había encantado si no que también lo había disfrutado un montón.

Mi relación con Mateo después de eso no se volvió incómoda ni nada por el estilo al contrario, nos volvimos más unidos que antes a tal punto de estar todo el tiempo juntitos, abrazados y dándonos algún que otro piquito. Cosa que me tenía bastante confundida, no sabía si finalmente empezaba a sentir algo por mi o sólo era parte del juego.

Después de una semana larguísima llena de pruebas y trabajos prácticos finalmente llegó el viernes, hoy salíamos con los chicos.

—¿Esto te gusta?—le pregunté a Mateo, era el quinto conjunto que me probaba y no me convencía ninguno.

—Si Mica, me gustaron todos boluda deja de dar vueltas—dijo frustrado con la espalda apoyada en el respaldo de mi cama.

—A mi también me gusta este—dije volviendo a mirarme en el espejo.

Mateo miro para arriba y junto las manos como si estuviera agradeciendo a Dios que al fin me había decidido.

Me dirigí al baño para terminar de maquillarme un poco y en el pelo me hice una coleta media despeinada dejando caer algunos mechones.

Una vez que termine volví a mi habitación para avisarle a Mateo y me encontré a este con mi celular.

—¿Que pasó?—pregunte frunciendo el ceño, no me molestaba que usara mi celu pero me resultó raro ya que nunca lo agarra.

—Sonó dos veces y me fije quien era—asentí y me acerqué hacia donde estaba él para agarrarlo.

—¿Y quien es?—pregunte desbloqueándolo.

—Agustín—respondió seco.

Con Agustín veníamos hablando hace unos días, no paso nada entre nosotros simplemente somos amigos, me parece alto pibe y muy lindo pero con Mateo tenemos un trato y no vamos a romperlo, o por lo menos yo no voy a romperlo.

—¿Que quiere?—pregunto mirándome fijamente.

—Nada, estábamos hablando de que él hoy también sale al mismo lugar que nosotros—dije respondiendo el mensaje y bloqueando el teléfono.

—Ah mira que casualidad no?

—Mateo es mi amigo no empeces—rodee los ojos, no quería volver a discutir por este tema.

—no dije nada—hizo una seña de que se cerraba la boca.

—Bueno vamos dale

Agarre la mochila ya que antes de ir íbamos a pasar por la casa de Matu para dejar las cosas porque después iba a dormir a su casa.

Una vez que estuvimos los dos listos saludamos a mis viejos y salimos para subir al auto de Mateo.

—No tomes mucho hoy que no quiero morir—dije colocándome el cinturón.

—Nono tranquila—me guiño el ojo con una sonrisa.

Mi tanga no se a donde voló pero si alguien la encuentra me avisa.

Llegamos de Mateo y baje a dejar mis cosas, saludé a Pedro que estaba mirando la tele en el comedor y volví al auto.

Hoy la previa era en casa de Nicky así que teníamos media hora de viaje, vivía bastante lejos de la Boca.

(...)

—Manucho conflicto te extrañe—dije colgándome del cuello de mi amigo.

Enséñame //Mateo Palacios//Trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora