Enséñame //Mateo Palacios//Trueno

4

Me desperté con un peso encima, abrí despacio los ojos encontrándome con un Mateo profundamente dormido sobre mi. Con cuidado de no despertarlo lo corrí hacia el otro lado de la cama y agarre mi celular para ver la hora.

12:40

Dormimos un montón la puta madre.

—Matuu—empecé a zarandearlo—Mateo—seguí insistiendo pero no había caso, tenía el sueño muy pesado por lo que costaba muchísimo despertarlo.

"Me va a odiar" fue lo primero que pensé antes de empujarlo y tirarlo de la cama.

—La concha de tu hermana—grito enojado pero medio dormido a la vez.

—Al fin Mateo—me miro con la peor cara de orto que podía poner.

Okey quizás no fue la mejor forma.

—¿Sos idiota? ¿Como me vas a despertar así?—me dijo mientras se levantaba del piso y se volvía a acostar en la cama.

—No te despertabas, era eso o un balde de agua fría—dije levantando mis hombros.

—Déjame dormir un rato más—se acosto y se puso de espaldas a mi.

—no Mateo, ya son la 1 casi—volví a zarandearlo—hace un montón te estaba llamando—.

—ahora me levanto un ratito más—seguía con los ojos cerrados.

—Te levantas ahora o si no no venís a mi casa—se dio vuelta para mirarme con el ceño fruncido—mi mamá preparó tacos para que vayamos a almorzar—.

Termine de decir eso y Mateo ya estaba levantado dirigiéndose al baño.

—Me doy una ducha y vamos—asentí con una sonrisa.

Mientras lo esperaba aproveché para cambiarme, ya que seguía en pijama, y me peiné un poco.

—Ya estoy—apareció Mateo por la puerta del baño.

—Bueno vamos—.

Ambos salimos de su habitación y bajamos las escaleras para encontrarnos con Emi y Pedro ya comiendo.

—Al fin se levantaron—nos dijo el mayor con una sonrisa—ahora les sirvo la comida—.

—Buen día Pepe—lo salude—hola Emi—me agache para dejar un beso en su cabeza.

—Pa no comemos acá—dijo Mateo—nos está esperando Sandri—reí por cómo había llamado a mi madre.

—Ahah bueno, ¿quieren que los lleve?—negamos.

—Nono tranqui vamos caminando—costeste.

Nos despedimos y salimos de la casa.

Hicimos las pocas cuadras pelotudeando como siempre; Mateo contaba un chiste, yo me reía, Mateo empezaba a joderme, yo me enojaba y así sucesivamente hasta llegar.

—Teitoo—dijo mi madre al abrir la puerta.

—Hola suegrita—siempre jodian así, ya estaba acostumbrada.

Entramos y nos sentamos en la mesa ya que la comida ya estaba lista.

—¿Como andas Mateo? Tanto tiempo sin verte—dijo mi padre.

—Bien todo tranqui—río—es verdad no nos vemos desde ayer paso un montón de tiempo—dijo siguiéndole el juego a mi viejo quien lo miraba con una sonrisa.

Seguimos hablando mientras mi mamá servía los tacos de pollo y carne.

Era la comida favorita de Mateo y cualquiera que vea como miraba el plato se daba cuenta.