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Me desperté por la música que sonaba por toda la habitación. Abrí los ojos lentamente tratando de entender que mierda pasaba hasta que vi a Isa con el parlante bailando arriba de mi cama, lo que me faltaba.

—¿Nena sos idiota qué haces?—ya estaba de mal humor devuelta.

—Ay que vivir la vida con alegria—dijo cantando. ¿Y a este que bicho le pico ahora?

—Isabella la puta que te parió boluda bájate de mi cama—le grite revoleandole un almohadón.

—Bue ¿por qué tanto mal humor?—sabía a donde quería llegar con esa pregunta.

—que te importa—conteste levantándome de la cama y dirigiéndome al baño con ella atrás mío.

—Dale Mica decime, soy tu hermana capaz te puedo ayudar—dijo haciendo puchero, se que no lo hace con mala intención pero no se si quería volver a hablar del tema, no tenía ganas de terminar llorando nuevamente.

—Isa no creo que puedas ayudarme, pero de todas formas ahora no tengo ganas de hablar—me lave la cara y volví a mi habitación para cambiarme.

—Está bien—dijo bufando—cuando tengas ganas me tocas la puerta de mi habitación—me dio un rápido beso en el cachete y se fue, a veces era tierna.

Prendí el celular para ver la hora y vi que tenía dos mensajes de Agustín diciéndome que me pasaba a buscar tipo 3, recién eran las 12:30 así que tenía tiempo.
Saque del placar un jean blanco junto con una remera negra y un buzo Levi's, en los pies me puse las converse blancas.
Me cambié rápidamente y me pase el cepillo para acomodarme un poco el pelo que estaba todo revuelto.

Baje las escaleras y me dirigí a la cocina a preparar algo para comer, la verdad es que no tenía muchas ganas pero sabía que si no comía después me iba a cagar de hambre.
Puse la olla en el fuego con agua y un caldo, espere a que hirviera y eche los fideos. Mientras esperaba que se hicieran fui poniendo la mesa.

—Isaaa—grite y enseguida respondió un "voy"

Apague la hornalla y saqué la olla con los fideos para poder servirlos.

—¿salís?—pregunto mi hermana sentándose en la mesa.

—Si, con Agus—conteste alcanzándole su plato.

—Está re bueno ese pibe—levanto las cejas—¿y qué onda? ¿Pasó algo?

—Si es lindo pero no, no pasó nada—me senté y empecé a comer.

Terminamos de comer en silencio y como yo había cocinado y puesto la mesa a Isabella le tocaba juntarla y lavar por lo que yo me fui a acostar al sillón a ver un poco de la fms. Tranquilos, ninguna batalla de trueno, elegí una de papo vs cacha.

(...)

—Hola Agus—dije al abrir la puerta.

—Hola reina—me dio un beso—¿te sentía mejor?

—un poquito, trato de no pensar en eso—asintió y ambos caminamos hacia su auto.

—¿donde tenes ganas de ir?—le pregunté colocándome el cinturón.

—No se, donde vos quieras—puso el auto en marcha.

—Yo me quede con ganas de conocer tu casa—dije con una sonrisa.

—Entonces no hay más que hablar—me sonrió y arranco el auto.

El viaje se hizo bastante corto, me sorprendió que no viva tan lejos de mi casa a tal punto que en diez minutos llegamos.
Cuando el auto se frenó me saque el cinturón y bajamos.
La casa se veía enorme y llamativa, el frente era de ladrillo y tenía un gran ventanal de vidrio cubierto con una cortina blanca, la puerta era doble y de color madera.

Enséñame //Mateo Palacios//Trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora