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Mateo

Me fui despertando de a poco por la cantidad de luz que entraba por la ventana, ni bien abrí los ojos me costó un poco reaccionar pero al ver a Mica a mi lado enseguida me acorde de todo.
Estire mi brazo para alcanzar el celular que estaba en la mesita de luz y poder ver la hora, eran las 12:30 del mediodía. Me levante rápido y empecé a cambiarme, quería ir a ver a mi viejo cuanto antes. Me puse la babucha negra que tenía del día anterior y la remera blanca que ya se había secado y una vez listo abrí la puerta para salir de la habitación pero la voz de Mica me detuvo.

—¿a donde vas?—pregunto despabilándose.

—al hospital—dije acercándome a la cama para saludarla—después seguramente nos veamos—dije dándole un beso en la frente y alejándome hasta la puerta.

—no para Mateo—se paro rápido de la cama y me apoyo el brazo sobre el hombro—quiero ir con vos—dijo con una media sonrisa y no pude evitar quedarme embobado por unos segundos.

—Bueno dale, voy bajando así te cambias tranquila—dije y cuando asintió salí de la habitación.

Baje las escaleras y al cruzar el living me encontré con Sandra e Isabella que acababa de llegar del colegio.

—buen día—dije con una sonrisa acercándome hasta estas para saludarlas.

—hola mi amor—me hablo Sandra dándome un abrazo.

—¿Mateo? ¿Que haces acá? Decime que ya está todo piola con Mica y te abrazo—dijo con el ceño fruncido y enseguida negué.

—Nono—dije y mire a Sandra para saber si Isabella estaba al tanto de lo que había pasado.

—Hija—habló la mujer llamando su atención que nos miraba más confundida que antes—Mateo está acá porque ayer le robaron a Pedro y le pegaron un tiro y ahora está internado en el hospital—habló Sandra mirando con tristeza.

—uy la puta madre—dijo Isabella con las manos en la cabeza—¿y ahora está bien?—pregunto muy preocupada.

—está mejor, ayer le sacaron la bala así que va a estar unos cuantos dias internado—hable conteniendo las lagrimas, de solo pensar lo que podría llegar a haber pasado...

—Que hijos de puta—maldijo y rápidamente se acercó a abrazarme—¿vos estás bien?

—Sisi, yo no estaba con él cuando pasó—dije acariciandole la cabeza.

—menos mal—hablo un poco aliviada—te quiero Mateo—dijo cuando nos separamos y me sorprendió mucho.

—para para para... ¿que dijiste?—pregunté con una sonrisa.

—Mateo—rodeó los ojos y yo volví a reír.

—no te escuche bien—dije haciéndome el boludo.—vas a tener que repetirlo.

—que te quiero cara de verga—dijo rodeando los ojos y poniéndose un poco colorada, en eso era parecida a la hermana.

—yo también te quiero tonta—dije riéndome y agarrando su brazo para traerla hacia mí y abrazarla nuevamente.

—bueno ya estoy—apareció Mica bajando las escaleras—hola—dijo al ver a su vieja y a su hermana.

—buen día hija—le sonrío la mayor—¿a donde van?

—al hospital—dijo Mica terminando de bajar las escaleras y llegando hasta nosotros.

—¿y no van a comer nada?—volvió a preguntar la mayor preocupada.

—no Sandri ahora pasamos por un McDonald y listo—dije saludándola.

—bueno, mándale saludos a tu viejo y decile que a la tarde seguramente paso a verlo—me contesto con una sonrisa.

Enséñame //Mateo Palacios//Trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora