Taciturna espera

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El sol resplandecía en toda el área del Sengoku, un par de aves adornaban en cielo y bajo ellos una comunidad noble y humilde se encontraba en los trabajos diarios de obrar la tierra, se podría decir que había cambiado mucho desde hace ya tiempo, pero esta aldea tenía algo especial, un grupo de allí era bastante conocido por toda la región y tal vez más allá, y justo en esos momentos se escucha:

-¡ABAJO!

Un hombre mitad bestia cayó de boca al suelo ante la mirada furiosa de una chica de pelo negro y ojos cafés, que portaba una vestimenta común ahí para identificar a las sacerdotisas, varios miraron al pobre hanyou en el suelo.

-¡KAGOME!.-Estalló en cólera el muchacho de pelo blanco que iba a quejarse con la muchacha cuando está la corto antes de hablar.

-¡¿Cómo se te ocurre hacer semejante cosa?

Esta vez el miedo le invadió al ver el aura negra detrás de la muchacha.

-¡¿Pero de que demonios estas hablando?

Esa pregunta pareció molestarla más.

-¿Qué de que hablo?.-Dijo con tono sarcástico, delante de ella unos ojos ambrinos no dejaban de verla.

-Un ogro que viene a comerse a los niños que no se duermen... ¿te suena familiar?

El muchacho solo palideció, pero en seguida recobro la compostura, se levantó del suelo.

-Bueno, yo crecí con esos cuentos.-Dijo con desdén.

-Si, tal vez por eso eres un insensible.-Añadió la chica.

Parecían dos animales que no tardaban para atacarse, cuando una pequeña presencia apareció.

-Papá, ¿entonces si me van a comer los ogros?.-En ese instante ambos vieron a su lado donde se encontraba un niño de ojos amarillos, pelo lacio, largo y negro además de dos orejas en particular que adornaban su cabeza.

Inuyasha se acercó a él.

-No, solo son cuentos de fantasías.-Dijo con amabilidad.

-Pero los ogros si existen.-Se apresuró a decir el niño.

-Inutenshi, acaso ¿crees que dejaría que te pasará algo? N/a: (Inu=perro Tenshi=angel EN RESUMEN: Perro angelical o ángel perro)

El niño sonrió en gran medida y abrazó a su padre.

-No papá, sé que eso nunca ocurrirá.

Su madre, Kagome se acercó a la tierna pareja.

-Y espero que tampoco ocurra de nuevo lo de los cuentos de terror.-Inuyasha solo sacó una gotita en la cabeza, levantando al niño la miró.

-Esta bien, no más cuentos.-Se acercaron y se dieron un tierno beso como si nada hubiese pasado.

Inutenshi con un poco de pena veía la escena de sus padres; Inuyasha lo bajó y le desacomodo el pelo en gesto amable, el hanyou menor le sonrió.

-¡Kagome!.-La mencionada volteó en dirección a la voz.

-¡Ah, Sango!.-La chica de cabellos marrones se acercó con su esposo Miroku además de la compañía de dos jovencitas y un niño tomado de la mano de su padre.

-Perdona la demora, Miroku andaba paseando a Miroku hijo.

-No te preocupes, pensé que se llevarían más tiempo en el viaje.-Dijo amablemente.

La familia venía de un viaje a la ciudad, pues querían comprar unas cosas en especial.

-Kami, Yami que bonitos kimonos traen puestos, ¿los compraron en la ciudad?.-Se refería a las gemelas hijas de la exterminadora y la excelencia.

Estaciones de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora