Pruebas. Parte II

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-Ammm... Me siento extraña.-Dijo Rin mientras permanecía de pie en el jardín del ala norte, donde abundaban los árboles frutales, Irasue había comenzado con una serie de pruebas a calificar por ella misma, aunque Rin seguía sin entender lo que tenía que ver lo del youki, además de que los recuerdos no los tenía muy nítidos sobre lo que había pasado, lo máximo que recuerda fue aquél encuentro extraño con Irasue en el salón principal, de ahí en fuera y cuando se despertó aquella mañana cuando todos aquellos extraños sucesos estaban comenzando.

Después del acontecimiento en la cocina, llamaron a Ryuji inmediatamente y se le ordenó que estuviera de conejillo de indias para la realización de las pruebas, aunque esto dejó pálido al demonio por unos segundos. Sin embargo, asintió y aseguró que lo haría solo para que la humana aprendiera a utilizar sus nuevas habilidades, seguido de esto Kagome llegó con unas nuevas cuchillas tonfa.

Lo siento mucho! Deshice el regalo de Sango-san.- Decía con cascadas en los ojos.

-No te preocupes, Oyuki nos avisó del suceso, la verdad esque ella estuvo muy feliz de que se deshicieran gracias a tus habilidades durante un combate, mandó traer unas mejores, preparadas de la mejor manera que ella conoce; con huesos de demonio. Esta vez no se podrán destruir tan fácilmente solo procura cuidarlas mucho...

-¡Si, claro que si!

Suspiró observándose por centésima vez, vestía su uniforme de combate, ajusto un poco su cabello en la coleta que traía y preparó sus armas.

-Espero que nadie salga lastimado por mi culpa.-Susurró ella.

-¡Rin, concéntrate!.-Le gritó Sesshomaru que observaba desde los cielos al igual que Irasue y Oyuki que ayudaba a mantener en flote a Kagome. Rin hizo un respingo y comenzó a concentrarse en lo que tenía que hacer, ella sabía ya desde hacía ya varios minutos que Ryuji se encontraba en aquel bosque a escasos metros de ella, sin embargo sus movimientos eran tan rápidos que ningún humano corriente lo hubiese podido adivinar.

Muy bien, concéntrate Rin...

De repente cual felino parecía levantar su oreja por ruidos casi inaudibles sobre las hojas regadas del bosque, aunque no encontraba la ubicación exacta, estaba tan absorta pensando en vez de sentir que cayó al suelo del susto cuando observó a un ser con escamas en su rostro y enormes colmillos abalanzándose sobre ella, Ryuji solo quedó a centímetros de ella, y así como llegó; así se fue escondiéndose de nuevo en el bosque.

-Creo que esta muy nerviosa.-Dijo Kagome.

-Mas le vale cumplir las pruebas.-Afirmó Irasue sonriendo, lo cual distrajo al Daiyoukai que dirigió su mirada al palacio donde varios súbditos se encontraban en las orillas del ala observando aquel espectáculo.

Rin se levantó con la respiración agitada.

-Que demonios...-Susurró ella irritada.

¡ Concéntrate!

Se gritó mentalmente...

Escuchó el golpeteo de los pies de Ryuji, cerró sus ojos tratando de guiarse solo por el sonido, comenzó a repetirse "Concéntrate, concéntrate, concéntrate..." Respiro hondo, por el interior de sus botas de combate apretó los dedos de su pies, enseguida abrió los ojos...

Cualquiera se hubiese asustado, sin embargo ella estaba tan absorta en sus instintos que lo evadió, su vista parecía venida de un mundo fantástico, cada centímetro del lugar era perfectamente visible para ella, aunque las imágenes se veían más grandes de lo normal, tardó en acostumbrarse, los colores se veían tan brillantes pero perfectamente podía distinguirlos, si movía un poco su cabeza rápidamente comenzaba a distinguir a los pequeños animales diminutos que residían en las hojas o en las flores del lugar.

Estaciones de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora