Epílogo

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Lloraba, restregaba sus manitas por sus tiernos ojos. En una habitación oscura una pequeña bebé de 2 años lloraba al despertar en medio de la noche y notar la ausencia de sus padres. Escuchó el abrir de la puerta y giró su vista.

-Parece que alguien se despertó mientras cenábamos.-Esa voz, esa tierna voz que conocía aún antes de respirar por primera vez, esa voz que la arrullaba siempre.

Gimió con lágrimas en sus ojitos. Escuchó los pasos de su mamá la cual se quitó sus ropas y se acercó, la bebé estiró sus brazos.

-Ven pequeña.-Decía levantándola. Su papá acomodó las sábanas y almohadas, cuando hubo terminado los dos adultos se recostaron. Rin apoyó su cabeza en el pecho de Sesshomaru y en medio de ambos la bebé comenzaba a gimotear para ponerse a llorar de nuevo, quería escuchar palabras de amor de esa mujer tan cálida que la abrazaba.

-Cántale...-Dijo su papá mientras comenzaba a acariciar su pequeña cabeza y sus orejas blancas. Sintió un éxtasis cuando empezó a escuchar un tarareo:

Hija del corazón

deja ya de llorar,

junto a ti yo voy a estar

y nunca más te han de hacer mal.

Tus ojitos de luz

el llanto no ha de nublar.

Ven aquí, mi dulce amor,

nadie nos ha de separar.

Su papá la abrigó con su gran afelpada estola y ella se abrazó a la cálida y suave extremidad mientras una sonrisa adornaba su rostro.

Hija mía, mi amor,

no me importa el sufrir,

como un sol tú me das luz

y das calor a mi vivir.

Ven mi amor,

ven mi amor.

(N/A: Hijo del Corazón-Dumbo)

Un delicado beso en su frente y nuevamente el bote al país de los sueños salía para llevarla a los lugares más fantásticos que una mente infantil e inocente podía tener.

-.-.-.-.-

-¡MAMAAAAA!

La imagen era tan bizarra, sobre el montículo de rocas, yacía el cuerpo de Rin, maltrecho, su rostro pálido, gran parte de sus ropas desgarradas y con sangre. Pero su posición era como si simplemente ella se hubiera recostado a tomar una siesta en ese mordido lugar.

Sesshomaru de un salto llegó hasta donde estaba y segundo después llegó su hija.

-C-creo que debí besarte esa noche... Te veías muy h-hermoso ante la luz de la luna.-Susurró lastimosamente.

-No, no digas eso ¡Pronto estarás bien!-Decía Mitsuki con una sonrisa pero sus ojos inundados de lágrimas.

Sesshomaru intentó tomar su mano pero Rin ya no tenía fuerzas para sujetarla.

-A-ahora... ya estas... bien.-Dijo con una débil sonrisa a su hija.

-¡No! ¡NO! Estamos juntas para siempre mamá. Recuerda que cuando la primavera llegué tú y yo iremos a ver las flores como cada año.-Decía con suma rapidez con su voz que se comenzaba quebrar.

-¿Ya lo olvidaste?-Preguntó y una débil sonrisa apareció en el rostro de Rin.

-T-tienes que mantener tu palabra... Lo p-prometiste. Por favor mamá...-Sollozaba y voz se entendía cada vez menos.

Estaciones de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora