Una vida más

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Abrió los ojos desmesuradamente, y la visión del cielo oscuro se tornó extraño. Un calor emanaba de su cuerpo, algo comenzaba a vibrar en su pecho, no era su corazón.

No, no era su corazón ¿qué era entonces?

Una calidez la invadió y recordó esa sensación, una sensación que ella guardaba en su interior.

-¿Qué pasa?-Dijo Inuyasha cuando observó una pequeña luz salir del cuerpo de Rin. Kagome aguardó unos segundos y habló:

-Es su...

Sesshomaru comprendió lo que estaba pasando y apenas lo notó cuando esa luz se extendió a una velocidad sobrenatural, cada roca fue teñida de un brillo color azul y todos tuvieron que cubrirse los ojos para no ser cegados por ello.

Un calor abrazó sus cuerpos e incluso hasta el último soldado sintió como si se tratase de un respiro, de un apoyo. Suspiraron como si todas sus preocupaciones se esfumaran junto con el aire. Pasaron unos segundos y la luz cesó.

Cuando abrieron sus ojos una nueva sorpresa los invadió.

-Rin...-Susurró Sesshomaru.

Y ahí estaba, su cuerpo aún emanaba ese brillo azul y lentamente de su espalda brotaban dos extremidades.

Sus alas... Su youki, había vuelto.

Como si de un manantial sagrado se tratase sus heridas desaparecieron, sus fuerzas regresaron y el rostro de Rin volvió a tomar brillo, como si nada hubiera pasado. Ahora sus alas eran más grandes y parecían soltar pequeños destellos. En medio de su pecho flotaba una esfera de energía azul.

-Despierta...-Susurró gentilmente.

Una bocanada de aire salió de sus labios, era el aire de la vida, su pecho se levantó y sintió el palpitar de su corazón.

-¿Rin?

Con un poco de esfuerzo enfocó a la muchacha, notó que estaba recostado sobre sus piernas.

-¿Eres tú?-Preguntó Ryuji mientras su cuerpo recobraba vitalidad. Había sentido una fuerte de calor y había descubierto que se trataba de esa hermosa mujer a quien había orado a los dioses por que fuera muy feliz.

Había vuelto a la vida... Gracias a ella.

-¡General Sonha!-Giró su vista y vio a todas sus tropas con lágrimas en los ojos y mocos colgando de sus narices.

-¿Qué les sucede? No lloren, ¡estoy vivo!

Ante la exclamación sus soldados llegaron hasta él para felicitarlo y extender su mano protectora. No alcanzaba a escuchar a todos debido al barullo que formaban sus voces, solo podía asentir felizmente mientras intentaba parecer cordial. Le dieron un par de golpes en el pecho amistosamente, incluso varios cumplidos, hasta un beso.

-¡Pinche homosexual! ¿Por qué me besas?-Exclamó limpiándose la baba de su mejilla.

La risa se disipó en la costa. Un par de brazos ayudaron a levantarse al demonio, se tocó el torso observando donde anteriormente había una gran roca perforando su cuerpo.

-Se siente extraño morir.-Dijo y sonrió de medio lado. En eso un abrazo lo sorprendió.

-¡Qué bueno que estas vivo!-Oyuki derramaba unas cuantas lágrimas de felicidad de ver de nuevo a su amigo.

-Mujer, no soy fácil de vencer. Tal vez de manipular jeje pero no de matar.

Observó el millar de demonios que se habían conglomerado por la gran batalla y se sintió satisfecho que todos y cada uno de los hombres que estaban a su mando estaba ahí.

Estaciones de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora