La inmensidad del palacio y su ubicación hacía fácil el acceso de los rayos del sol. Rin giraba en la cama tratando de evadir semejante deslumbre. Sin abrir sus ojos tomó nuevamente la estola de su señor.
-Es tarde.-Dijo una voz gruesa.
-No...-Dijo haciendo un puchero abriendo los ojos chocolate.
Sesshomaru siempre le tuvo una inmensa paciencia y su rostro no se inmutó sino que más bien disfruto de aquél gesto inocente, dentro de él se marcaba una inmensa sonrisa.
-¿Recuerdas cuando dormíamos juntos?.-Le dijo sonriente abrazando el inmenso pelaje que cubría su desnudez.
-Si no mal recuerdo, eras tú quien se dormía, siempre tuviste la maña de babear.
Esto hizo sonrojar a la chica.
-Lo siento.-Río tontamente.
La calidez del sol invadió la habitación, el demonio volvió su mirada hacía la inmensa ventana, las cortinas se mecían con la brisa matutina y meditó por unos momentos. Deseaba que aquellas mañanas fueran eternas, las disfrutaría más que nunca, ahora y siempre. Suspiro y alcanzó a escuchar el sonido del viento que corría por cada rincón, su nariz se invadió de un aroma agradable, ¿será el aroma de la felicidad?, ¿qué tan cursi estaba pensando? El era un ser orgulloso. Regresó su mirada hacía la chica que aún sonreía acariciando la estola, la observó levantarse y contemplo la belleza que la hacía mujer, sus castos rasgos habían evolucionado en una belleza más allá de lo sensual, deseable y se sintió herido al entender que todos la veían cada día. Pero no, cada noche, no, mejor dicho, cada que el quisiera ella vendría a él, lo abrazaría y volverían a amarse como nunca lo habían hecho, cada encuentro era único y eso el lo sabía.
Enloquecía y hervía su sangre con los gestos placenteros de la muchacha, el color de su piel que brillaba con el sol y el cabello que se revolvía con el viento, ninguna otra mujer o demonio podría compararse con eso. Hacía menos de un siglo cualquiera se hubiera reído de aquellos pensamientos, pero ya no, dentro de esa habitación, ella era suya y a la vez... él solo pertenecía a ella. Ahora era él quien permanecía a su lado, quien la buscaba con la mirada y se extasiaba su presencia, los roles ahora estaban equilibrados y una paz había comenzado a crecer desde la misma tarde en que la conocía en las profundidades de aquél bosque.
Lo veía, la sonrisa de ella ya había cambiado, su calidez sobresalía a creces y su valor podía llegar a ser más alto que el de un soldado, Rin no era una damisela en peligro, era la mejor combinación de la delicadeza de las alas de una mariposa con la fuerza de una montaña, Rin... lo era todo para él.
-¿No crees que es algo exagerado?.-Dijo ella sacándolo de sus pensamientos, permanecía desnuda viéndose hacía el espejo, su cuerpo se veía cubierto de pequeñas marcas rojas, en algunos lugares de pequeñas mordidas y en su hombro se veía la marca ya casi invisible de su marca de pertenencia, se sintió satisfecho y siguió con sus pensamientos egolatras.
Eso hubiera sido así de no ser por...
-¡Amo, ya llegaron los señ-!
-¡Aaah!.-Gritó Rin intentando cubrirse ante la mirada atónita del demonio sapo, su quijada todavía no tocaba el suelo cuando un látigo color esmeralda lo mandó volar fuera del lugar.
Su instinto se encendió y el simple hecho de que alguien más viera a su mujer era algo que lo molestaba en un simple pensamiento. Se levantó y caminó con el ceño fruncido y cubrió a su protegida con una bata blanca, misma que él mismo se encargó de retirar la noche anterior.
-Vístete.-Le dijo.
Rin obedeció, cuando se iba a ir miró de soslayo a su demonio que permanecía de espaldas a ellas tal vez titubeante sobre que ropas ponerse, corrió de nuevo hacía el y cuando este la recibió le dio un beso en los labios. Esto parecía tomar de sorpresa a Sesshomaru quien no alcanzó a cerrar los ojos para disfrutar de la unión, ella solo sonrió y salió, al cerrar la puerta y dirigirse a las escaleras se encontró con la mirada pervertida de Oyuki, se sintió más que observada.
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Estaciones de una vida
FanfictionLa vida de Rin se vuelca desde que le fue devuelta la vida. El demonio de platinados cabellos la recibirá en su vida y en su palacio, sin que ésta sepa como es dar un paso en el acercamiento a su señor, ¿amante? ¿padre sustituto? Rin confundida, no...