La princesa

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De verdad que aquél palacio era increíblemente gigante, cuando lo vio por primera vez no se veía tan grande, tal vez por la altura que llevaban. Habían pasado ya dos semanas desde que llegó &aún le costaba mucho acostumbrarse, la primera semana siempre estuvo junto al mononoke debido a que la incomodaba como el palacio -completamente mantenido por demonios- quienes la miraban de soslayo cada vez que caminaba tranquilamente por el pasillo, o varias veces se sintió observada estando en los jardines. Esto se lo había comentado a su querido señor, pidiéndole permiso de permanecer a su lado durante varias de sus actividades, solo encaró la ceja &plantó aquel silencio tan conocido por ella, &con palabras mudas supo notar que eso era un; sí. A pesar de los sermones de Jaken sobre que no debía molestar al amo, ella se cansaba de aclararle que solo se trataba de acostumbrarse.

-¿Acostumbrarse a la buena vida? ¡Niña, vienes de una aldea! ¡De la prole! ¿Tanto trabajo te cuesta verte llena de lujos?.-Repetía esta última pregunta con bastante frecuencia.

-Señor Jaken, por favor no me juzgue. Tal vez no entienda mi punto de vista porque usted es un demonio, sin embargo se que no me pasará nada. Pero a lo que no estoy acostumbrada es a la cantidad de youkais que hay aquí a mi alrededor.

Jaken hizo una mueca de desconcierto.

-Pero Rin, tu de niña viajabas con el youkai más poderoso de todo el mundo, &claro está; con su fiel lacayo.-Esto último alzando la barbilla con orgullo.

-Pero yo los conocía... A estas personas no las conozco ni por un pelo.

La razón entro un poco en la mente del demonio sapo.

-Sin embargo, me acostumbraré, se que debo. Después de todo, comparto el techo con el señor Sesshomaru. ¿¡Qué es más grandioso que eso para mi!.-Decía con su típica sonrisa.

-Bueno eso sí, tienes ese privilegio...

Recordaba aquella platica varias veces mientras trataba de recordar el camino de la cocina a su recamara, era muy fácil perderse. Pero no la desanimó &tampoco el hecho de estar perdida, a cada paso encontraba algo nuevo, jardines escondidos, salones inmensos. El gran palacio era hermoso, con su gran etiqueta feudal antigua pero que se levantaba en pirámide, si bien el lugar era de una forma cuadrada, &en el último piso había cuatro torres que se erguían poderosas, eran de vigilancia, &en el techo se podría decir que era donde despegaban &aterrizaban los youkais alados o las bestias que usaban de transporte.

Esto a veces la provocaba dudas, ¿por qué vigilar por cielo un palacio que se encontraba sobre las nubes? Todavía no asimilaba la realidad, en cada pasillo de las orillas del castillo podía admirar la inmensidad de las nubes que rodeaban el palacio, lo único que ella podía ver en esas condiciones era un resplandeciente sol &una inmensa luna durante las noches. Era tan relajante, pero extraño ¿No había la posibilidad de que el palacio se colapsará &cayera?

El demonio con pocas palabras (como era costumbre) le había dicho que no dijera tonterías. Ella sin entender llevó su duda hasta Jaken.

-¡Solo a ti se te ocurre preguntar eso!

-¿Por qué?.-Decía Rin inocentemente con un dedo en su menton. Jaken bufó como si la respuesta fuese demasiado obvia.

-Mira, este castillo es técnicamente invisible para los humanos a menos de que les salieran alas como a las aves. ¿Quieres saber el porque se mantiene en el aire?.-Decía con cierto tono acusador, Rin asintió rápidamente.

-Eso es debido al youki del señor.-Finalizó sencillamente. La quijada de la muchacha cayó casi por instinto, mientras el demonio delante de ella repetía su nombre tratando de captar su atención.

Estaciones de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora